El potencial de las fiestas

Las fiestas populares son un gran atractivo cultural y turístico para el país. Según datos del Ministerio de Educación y Cultura, cada año más de dos millones y medio de personas se movilizan en Uruguay para participar en alguna de las aproximadamente 200 fiestas populares tradicionales existentes.

Será por la naturaleza social del ser humano o por otras causas, pero lo cierto es que Uruguay es un país rico en fiestas. Todas tienen distintas características y públicos y coexisten en un panorama heterogéneo y amplio con escasa coordinación.

Cada fiesta es un momento sumamente importante para las comunidades que las han creado y las continúan, en algunos casos con gran esfuerzo, y posibilitan su perpetuación y crecimiento. Se trata de manifestaciones culturales de gran significación que ofrecen contenidos diversos vinculados a diferentes temas: carnavalescos, étnicos, religiosos, históricos, gastronómicos, folclóricos, deportivos, entre otros.

A nivel local, las fiestas populares son signos de identidad y expresión de lo colectivo y propio de una comunidad. Hernán Cabrera –al analizar el tema en la publicación Regionalización Cultural del Uruguay– sostiene que una fiesta, ante todo pone en escena la identidad grupal, las formas de entenderse e interpretarse como colectivo.

“Por un lado, la idea de fiesta refiere a un ánimo positivo, donde lo simbólico identitario se festeja, como signo de alegría, como regocijo dispuesto para la recreación y el entretenimiento–, pero también puede abrirse campo entre eventos de tipo más serio –como las procesiones religiosas o las conmemoraciones que recuerdan fechas o personalidades importantes, pero cuyo carácter es más solemne, y su tono mucho más neutral, reflexivo o trascendente”. Y continúa: las fiestas son “espacios de consolidación de las identidades sociales, instrumentos de cohesión colectiva e integración regional, avales de la diversidad cultural, expresiones de la creatividad popular y posibles impulsores de proyectos ciudadanos”. Es decir, ponen en juego y al alcance de todos los símbolos de una comunidad. Y eso es un valor importante desde el punto de vista de la cultura local, constituyendo expresiones complejas del patrimonio cultural inmaterial.

A nivel regional, las fiestas populares son muchas y poseen un importante potencial, en parte aún inexplotado. De acuerdo a un mapeo de eventos culturales realizados para el Ministerio de Turismo en 2014 en el litoral en el marco del Plan de Marketing Estratégico y Operativo del Corredor del Río Uruguay y destinos asociados, identificó la existencia de casi 180 fiestas populares y eventos culturales  en los departamentos de Artigas, Salto, Paysandú, Río Negro y  Soriano. Un dato que no podemos dejar pasar desapercibido es que de ese total, 50 corresponden a Paysandú.

Los meses de mayor concentración de eventos son de enero a marzo y octubre y noviembre. En el caso de Paysandú, es el único departamento de los nombrados que cuenta con eventos a lo largo de todo el año, ya que en el resto tienden a concentrarse en enero y febrero y setiembre y diciembre. Se trata de fiestas de interés especial por lo que representan para las localidades, los beneficios que derraman y porque identifican a los lugares donde se celebran.

En este sentido, no solo ponen en relieve nuestra diversidad cultural y las identidades locales sino que muchas constituyen un potente estímulo al turismo, una invitación al descubrimiento de nuestra sociedad, nuestro territorio y nuestra cultura.

Un claro y cercano ejemplo, es el de la fiesta rusa de San Javier, una fiesta étnica en recuerdo  de las 300 familias rusas que llegaron a Uruguay hace 104 años. Se trata de un evento en el que se degustan platos y bebidas típicas traídas por dichos inmigrantes, se ofrecen espectáculos de música y danza típica rusa y criollas, en evidente muestra del carácter de mezcla que hoy tiene la descendencia de la colectividad.

Precisamente, ha sido esta peculiaridad cultural la que está dando lugar al desarrollo local a través del turismo. Decíamos a principios de esta semana en ocasión de la cobertura periodística de esta fiesta que: “la historia tan particular de San Javier y la transmisión generacional que han tenido elementos como la gastronomía y la danza son un motivo de atracción y eso se puede apreciar en el paulatino surgimiento de nuevos locales gastronómicos que ofrecen los platos típicos, además de las opciones que se pueden encontrar en cualquier lugar de nuestro país. De esa forma también han ido surgiendo nuevas opciones para alojarse, tanto en la misma localidad como en el cercano balneario Puerto Viejo, un lugar también histórico, por ser donde se produjo el desembarco de esas familias”.

La puesta en marcha y actual camino de consolidación del denominado Corredor de los Pájaros Pintados –impulsado por el Ministerio de Turismo con apoyo del BID y la participación de las intendencias de Soriano, Río Negro, Paysandú, Salto y Artigas— constituye una posibilidad inmejorable de profundizar sinergias y complementar esfuerzos regionales aunados en una identidad turística del litoral. Más allá de los atractivos naturales de la región y las ofertas ya existentes se necesitan crear nuevos instrumentos de gestión y participación que permitan, por ejemplo, aprovechar el potencial de las fiestas populares.

Asimismo, el inicio del Sistema de Circulación Cultural, que pretende “garantizar el acceso a los bienes culturales como un derecho”, abre expectativas en cuanto a la posibilidad de avanzar en la promoción de eventos culturales y la complementación de circuitos turístico-culturales. Evidentemente, se requiere de la participación de las comunidades locales, pero también de contar con herramientas que pueden aportarse desde la gestión pública del turismo y la cultura, como por ejemplo la posibilidad de coordinar agenda de eventos y realizar un registro sistemático para tener mayor conocimiento de la diversidad existente, evitar superposiciones y generar propuestas conjuntas a nivel intradepartamental o interdepartamental para poner en valor lo que existe, potenciar las ofertas y llegar a nuevos públicos.

En definitiva, los esfuerzos que se están desarrollando requieren de afinar y desarrollar los sistemas de información sobre el tema y tomar acción para aprovechar el potencial de estas manifestaciones culturales de primer orden en las que seguramente podremos descubrir múltiples imágenes del ser uruguayo y la posibilidad de desarrollos locales sustentables.