Más solo que Sendic en la interna del Frente Amplio

“La fuerza política es lo peor que tiene en este momento el Frente Amplio”, dijo el diputado Gonzalo Mujica en una entrevista con La República en febrero pasado, momento en el que se encontraba en el ojo del huracán a raíz de su decisión de abandonar el Frente Amplio y dejarlo sin mayoría política, ante “un manejo irregular de los bienes públicos”.
Así comenzaba un nuevo tiempo de tribulaciones en el oficialismo, que venía enredado desde al menos dos años con la instalación de comisiones investigadoras en el ámbito legislativo, cuyo protagonismo ciertamente lo tuvo Ancap, con gestiones irregulares, inversiones innecesarias y pésimos negocios durante el período del expresidente del directorio del ente petrolero, Raúl Sendic.
Con la investigación de las periodistas Patricia Madrid y Viviana Ruggiero para el libro “Sendic. La carrera del hijo pródigo”, surgió que el actual vicepresidente de la República gastó en tiendas de ropa, electrónica, supermercados, joyerías, además de los hoteles, restaurantes de los viajes y hasta en la compra de un colchón.
La visibilidad de una figura impulsada por el senador José Mujica hacia la interna frenteamplista –que necesitaba un nuevo líder para el inevitable recambio generacional– adquirió otros ribetes y su luz fue apagándose sin mayores defensores que los de su propio sector, la Lista 711.
En medio de una discusión parlamentaria basada en la pertinencia o no de la derogación del delito de abuso de funciones, el Tribunal de Conducta del Frente Amplio tomó cartas en el asunto, sus integrantes se manejaron con reservas y solo reportaron el resultado de su trabajo a la presidencia de la coalición.
A las situaciones complejas generadas a partir del uso de las tarjetas corporativas de Ancap, se sumó una denuncia contra su inexistente título de licenciado, enmarcado en explicaciones que no permearon en la población y que, por lo tanto, hicieron aún más mella en su credibilidad.
“Me guste o no es un hecho que lo colocó en una situación de vulnerabilidad”, reconoció poco después el presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, y aclaró que su conducta se juzgaría desde el terreno ético, porque el Tribunal de Conducta de la fuerza política no juzga por delitos.
Y a partir de allí, comenzaron a cruzarse las declaraciones de los sectores que integran el Frente Amplio, con una clara actitud de desmarcarse del vicepresidente y un aislacionismo que se confirmó con el paso de los meses.
“Ser vacilantes o tener doble moral deslegitima y condena” al Frente, porque “nuestra conducta en la función pública debe apegarse estrictamente a los valores que defendemos, a los intereses de las mayorías sociales y al programa que comprometimos con la ciudadanía”, decían los socialistas. Pero el golpe de gracia vino más tarde con la renuncia del senador Marcos Otheguy y los diputados José Querejeta y Stella Vidal, entre otros referentes de la Lista 711. En medio de los cuestionamientos, también surgieron los primeros pedidos de renuncia, como el diputado Darío Pérez: “Yo dije públicamente que lamento que el presidente no haya aceptado la renuncia de Sendic”.
Al tiempo que una mayoría oficialista buscaba las cámaras de televisión o los micrófonos de las principales radios capitalinas para hacer declaraciones de una inusitada corrección política, el Tribunal de Conducta evaluaba los diferentes escenarios en los que se movió Sendic. El 1º de agosto entregó su informe final y reservado al presidente de la coalición, Javier Miranda, para su análisis en el próximo Plenario Nacional, que se realizará el 9 de setiembre.
Paralelamente, un grupo de reconocidos frenteamplistas con largas trayectorias inició una recolección de firmas a través de la plataforma Change.org para pedir a Miranda, a la Mesa Política y al Plenario Nacional que se haga “una dilucidación rápida y transparente”.
Sin embargo –cualquiera sea el resultado de ese dictamen– la Lista 711 ya ha enviado un fuerte mensaje de advertencia ante una posible sanción y anunció que la asumirá de manera colectiva.
“Tenemos cinco votos en el Parlamento”, dijo el diputado Felipe Carballo en alusión a posibles consecuencias políticas de una decisión del Plenario.
Al tiempo que Miranda aclaró que “no tenía nada para decir” hasta el próximo encuentro en setiembre, dirigentes y gobernantes frenteamplistas aportan continuamente a una atmósfera casi irrespirable, con demostraciones de incorruptibilidad y renuncias que nadie les ha pedido.
“Yo me hubiera ido”, dijo Tabaré Vázquez a Búsqueda, pero a Sendic le respondió que “no se te pase por la cabeza” un paso al costado, ante un planteamiento concreto.
Consultado sobre la misma postura, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, se manifestó de acuerdo con Vázquez, al igual que la senadora astorista Daniela Payssé y el intendente de Montevideo, Daniel Martínez.
Parece que el mensaje final de dejarlo solo ante una de las mayores crisis internas que sufre el Frente Amplio en los últimos años fuera la fórmula menos catastrófica, a pesar de que el senador José Mujica la califique como “una tormentita de verano”, si bien ya conoce el fallo del mencionado Tribunal. No obstante, el caso no sale de la agenda política y allí seguirá hasta aumentar el desgaste en la fuerza del gobierno, que –ciertamente– no ha sido fogoneado por la oposición. Las especulaciones corren por los pasillos ante la afirmación de Sendic que no renunciará para mantener la inmunidad parlamentaria con un panorama complejo y de reacciones –en principio– equivocadas.