Paysandú y la logística

Desde sus inicios como centro poblado, la actividad económica de Paysandú se ha visto influenciada por su ubicación geográfica, tanto para temas de alcance nacional como regional. Los orígenes industriales del departamento a finales del siglo XX estuvieron centrados en las áreas de saladeros (Hervidero, Guaviyú, San Francisco, Nuevo Paysandú, Sacra, Casa Blanca, entre otros) que, según el ingeniero Esteban Campal, en 1895 faenaban 170.00 vacunos por año; de ellos, más de la mitad provenía de Entre Ríos y Corrientes. Actividades como el enfardaje de cereales y forrajes o la elaboración de lenguas de vacuno enlatadas acrecentaron la vocación de centro de distribución de bienes para una amplia zona de indudable importancia económica. Todo ello se veía reforzado por las actividades de la empresa Ferrocarriles Midland del Uruguay, que tenía su administración y talleres en nuestra ciudad (sin perjuicio del muelle que poseía en nuestro puerto) y cuya carga principal estuvo conformada durante muchos años por ganado vacuno.
Seguramente en esa época no era frecuente el uso de la palabra “logística”, cuyo origen se remonta, sin embargo, a la Antigua Grecia, pero quienes habitaban entonces nuestra ciudad realizaban tareas logísticas todos los días y, a juzgar por la importancia adquirida por sus operaciones, lo hacían en forma eficiente y rentable. Estos conocimientos y prácticas comerciales e industriales se vieron fuertemente impulsadas cuando Paysandú vivió el surgimiento de sus industrias a partir de 1940.
A partir de la crisis petrolera que comenzó en 1973 y de la focalización en la baja de los costos de producción y transporte que tuvieron que llevar adelante las empresas de todo el planeta, la logística adquirió una importancia cada vez mayor. Transportar mercaderías en forma rápida, eficiente, eficaz y económica se transformó en una prioridad de supervivencia. En un mundo cada vez más interconectado y competitivo, no bastaba con tener un buen producto que ofrecer a los posibles interesados, era necesario entregarlo en el menor tiempo posible y de forma segura y económica para garantizar la viabilidad de su producción y posterior comercialización. Esta nueva prioridad revalorizó la logística, que tiene también un impacto importante en el empleo. Una de las modalidades de transporte, los denominados TEU –sigla del término en inglés “Twenty-foot Equivalent Unit”– o sea la unidad de medida de capacidad del transporte marítimo en contenedores de 20 pies de largo, es capaz de generar un puesto de trabajo cada nueve TEU a los que se aplique actividad logística.
Los esfuerzos por posicionar a Uruguay como un centro logístico no son nuevos. De hecho, comenzaron hace 30 años y forman parte de un proceso al que se fueron adhiriendo fuerzas políticas y protagonistas de la vida pública que, en su comienzo, se opusieron a esa actividad. En efecto, pueden distinguirse cuatro etapas del camino iniciado durante la primera presidencia del Dr. Julio María Sanguinetti. La primera fase del Uruguay logístico tuvo lugar entre 1987 y 1995, cuando nuestro país votó, con la oposición del Frente Amplio, la Ley de Puerto Libre y la Ley de Zonas Francas.
En una segunda fase, Uruguay desarrolló una campaña a nivel internacional que lo posicionó como un centro de distribución regional. Durante la tercera etapa, comenzaron a instalarse en nuestro país empresas que no solo almacenan sus productos en territorio nacional, sino que agregan valor mediante diversas actividades complementarias (ensamblados, etiquetados, etcétera). En 2010, comienza la cuarta etapa –que actualmente transitamos–, a través de la creación del Instituto Nacional de Logística (Inalog) y la asunción de esa actividad como una política de Estado. En este marco, no podemos dejar de mencionar la Ley Forestal, también de 1987, que diseñó el marco legal necesario para una nueva área de actividad que hoy se manifiesta no solo en dos modernas plantas de celulosa instaladas en el país (y una tercera que posiblemente se instale en poco tiempo), sino en miles de empleos generados en el área de servicios relacionados con la logística.
De esta forma y a pesar de las oposiciones y temores infundados de sus detractores de los 80, la logística se ha transformado en una política de Estado para nuestro país –lo que se ha reflejado, por ejemplo, en la creación del Inalog– mediante una ley fue votada por todos los partidos políticos. Esta norma declara de interés nacional la promoción de las actividades logísticas en un sentido amplio, al tiempo que crea un espacio de coordinación público-privada en la materia y establece los cometidos de dicha institución entre los que se encuentran, por ejemplo, impulsar a Uruguay como polo de distribución regional.
Los esfuerzos realizados por el Estado uruguayo durante tres décadas han dado sus frutos. Para comprobarlo, basta con transitar por algunas de nuestras carreteras nacionales, visitar las instalaciones portuarias más activas del país, recorrer el Aeropuerto de Carrasco o las plantas de celulosa, sin perjuicio de las mejoras de infraestructura que se necesitan en el primero de los ámbitos mencionados. Así pues, las normas que posibilitaron el desarrollo de la actividad logística dejaron de ser iniciativas impulsadas por “los centros imperialistas”, como expresó en su momento un legislador del Frente Amplio, para transformarse en un motivo de legítimo orgullo para todos los partidos políticos y para el propio presidente Tabaré Vázquez. La consecuencia de esta postura intransigente e infundada es clara: se le hizo perder al país 30 años en discusiones inútiles para terminar, finalmente, reconociendo la importancia de esas leyes.
Paysandú debe tomar las medidas necesarias para impulsar la logística como una de sus áreas futuras de desarrollo. Para ello, más que costosos informes de consultoría que luego duermen “el sueño de los justos” en los cajones de los gobernantes de turno y jamás se ponen en práctica, se necesita convicción y liderazgo político. Al fin y al cabo, la creación de empleos sustentables y de calidad es una prioridad para los sanduceros y la logística puede ser un aporte de singular importancia para ello.