De la mano del consumo

Hay dos puntas que sostienen a la economía uruguaya pese a que su crecimiento se desaceleró durante el segundo trimestre del año: el consumo y las exportaciones. La economía creció 2,8% en ese período respecto al año pasado, según datos del Banco Central del Uruguay (BCU). Eso implicó una desaceleración respecto al registro de 4,4% del comienzo del año, tonificado por una excepcional temporada turística.
El ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, sostuvo en declaraciones a Telenoche que el dato “confirma” que la economía recupera niveles de crecimiento más importantes que en 2015 y 2016. “Nos permite intuir que quizás cuando terminemos el año, el crecimiento esté por encima de las previsiones de la última rendición de cuentas (2%)”, aseveró. Consultado sobre una modificación al alza de las proyecciones, el jerarca dijo que se deberá esperar al dato de julio-setiembre.
En diálogo con El País, Astori señaló que el consumo fue uno de los “motores” de la economía en el segundo trimestre junto a las exportaciones. Agregó que la suba se explica “por el buen comportamiento de los ingresos”. Además, descartó presiones inflacionarias.
Si se compara el segundo trimestre del año con el primero y se eliminan los factores estacionales, hubo un retroceso en la actividad de 0,8%. De todas maneras, cuando se compara los últimos 12 meses con el año móvil anterior, el crecimiento de la economía alcanza 2,9% y esa tasa es mayor a la de 2,6% que tuvo lugar en los 12 meses finalizados en marzo.
La visión de los analistas se resume en un cauto optimismo. De acuerdo con lo que dijo a El Observador, para la economista Mercedes Comas de PwC el nuevo dato no mostró mayores sorpresas y evidenció que la actividad se sigue sosteniendo con el consumo privado asociado con la baja de la inflación, la recuperación del salario real y la caída del tipo de cambio, así como en las exportaciones. El nuevo dato es “más acorde con la dinámica que tenía la actividad”, aseguró.
“De cara a los próximos meses, hay dos temas que preocupan: uno es la competitividad que puede afectar el desempeño de las ventas externas y otro, la dinámica del mercado laboral que puede tener impacto en el consumo”, agregó Comas. La consultora mantiene la proyección de crecimiento de 2,3% para 2017 y de 2,5% para el año que viene.
El economista Ignacio Munyo, de la Universidad de Montevideo y asesor del Partido Nacional, señaló que, “a pesar de la caída trimestral, el arrastre estadístico” con un PBI “planchado” en el nivel del segundo trimestre permite prever un “2,5% de crecimiento para 2017”. Munyo había señalado al conocer los resultados del trimestre anterior que la buena temporada turística sostendría el global del año.
En su cuenta de Twitter, el economista independiente Aldo Lema sostuvo que el PBI del segundo trimestre “estuvo dentro de lo esperado, quizás con la única sorpresa (negativa) del peor desempeño de la construcción”.
Por su parte, el economista socio de Deloitte, Pablo Rosselli, entiende que la evolución de la actividad estuvo en línea con lo esperado. “Proyectábamos una caída por el efecto refinería de 0,6% y una variación interanual de 2,9%. Los datos terminaron siendo un poco peor a lo proyectado, pero dentro de un margen usual de error de pronósticos de este tipo”, sopesó.
En línea con el informe, concuerda en que existe una consolidación del consumo privado consistente con el aumento del salario real y con la mejora de la confianza del consumidor que se observa desde el segundo semestre de 2016, tras haber alcanzado mínimos históricos en la primera parte de ese año. También destacó como clave, en declaraciones a El Observador, el fuerte aumento de las exportaciones, asociado con el muy buen desempeño de la actividad turística y al aumento de ventas de algunos bienes, como la soja.
El Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), en tanto, indicó en un comunicado que, el hecho de que la expansión de la economía se haya dado en momentos en que la refinería de Ancap está detenida por mantenimiento “hace pensar que el crecimiento tomará un impulso aún mayor en 2018”. Es un punto en el que el propio Astori también comentó a Telenoche: “el crecimiento de la actividad sería aún mayor si no estuviera parada la refinería de Ancap”.
Estos datos positivos de la economía uruguaya se contrastan con otros que dejan en entredicho la robustez del país. Nuestras finanzas tienen claroscuros y contrastes que no nos llevarán a una crisis y a una época de penumbras, pero tampoco nos aseguran una mejora en la calidad de vida, una vida más barata, en la que el dinero de los ciudadanos rinda más, donde los servicios salgan más baratos y sean más eficientes.
Por ejemplo, está la situación del mercado de trabajo que se ha deteriorado en los últimos dos años: se han perdido en este período unos 40.000 puestos de trabajo y las perspectivas no son alentadoras. Además, la pérdida de competitividad es otra preocupación que golpea a las empresas del país, que sufren el atraso cambiario, altos impuestos, elevadas tarifas públicas y una inserción internacional que deja mucho que desear. No son menores estos puntos que, mejorados, nos darían mayores perspectivas aún de crecimiento.