Investigación en la Eemac es contudente: regar cultivos de verano provoca importante incremento en productividad

Las modificaciones a la ley de riego aprobadas en el Parlamento están generando una polémica grande y una interrogante: ¿Porqué hay que regar si llueve tanto? Al respecto, el ingeniero agrónomo Luis Giménez, docente e investigador en el tema desde hace más de 20 años, dijo a EL TELEGRAFO que la investigación realizada por la Facultad de Agronomía en la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni”(Eemac) “es contundente”. “Regar cultivos de verano y, especialmente, maíz y soja, provoca un incremento muy importante en la productividad de los cultivos, la cual se multiplica por dos y en algunos casos por tres a la obtenida en secano y, además, estabiliza la producción en forma significativa”, enfatizó. “No hay otra práctica que tenga dicho impacto en la productividad y estabilidad productiva de los cultivos”.
El técnico explicó que la agricultura nacional “ha cambiado radicalmente en los últimos 15 años. Antes del año 2000 los cultivos de invierno eran los más importantes económicamente, ahora más del 75% de los cultivos agrícolas son de verano y la rentabilidad de los sistemas agrícolas está basada en los cultivos de verano, principalmente en soja”.
Y aclaró que esto “ya no es un fenómeno pasajero, hace muchos años que es así, y tampoco es un fenómeno de Uruguay, la soja es el principal cultivo de Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia. El Cono Sur es la zona del mundo con mayor producción mundial de soja y China es uno de los mayores mercados mundiales, y un gran comprador de soja de la región”.
Sostiene que “si incluimos al arroz los cultivos de verano, ocupan el 80% del área agrícola. La principal limitante ambiental que tienen todos los cultivos de verano es la disponibilidad hídrica; entonces, pensando como país, ¿nos vamos a negar a solucionar el principal problema que tienen los cultivos que aportan la mayor cantidad de exportaciones? La soja es el segundo rubro de exportación del país luego de la carne vacuna, si regáramos soja seguramente sería el rubro más importante de exportación por lejos. Hoy más del 99% de la soja se realiza en secano”.
Además de regar soja y maíz en nuestros sistemas productivos, “se puede regar pasturas y, seguramente, se incrementaría la producción de forraje con las consecuencias en la producción de leche y carne. Sin embargo, para el riego de pasturas falta información científica, faltan coeficientes técnicos importantes, pero seguramente integrada a la agricultura es otro rubro de gran potencial de crecimiento pero con este ritmo cansino de Uruguay, todos los cambios son muy lentos”.
MODIFICACIONES A
LA LEY DE RIEGO
Giménez expresó que en el litoral “se realiza el 85% de la soja y el maíz y no hay agua suficiente para regar; las tomas posibles en los cursos naturales de agua no son suficientes, no hay posibilidad de crecer a través de tomas de riego en los ríos y arroyos, ya que los permisos otorgados están casi en el máximo”.
La forma de mejorar las fuentes de agua e incrementar significativamente el área regada “es a través del embalse de aguas de escurrimiento, la intensidad y el volumen de las precipitaciones permiten embalses de agua y transformar esa agua en alimentos”. Aclara que “no es necesario grandes alteraciones ambientales para embalsar agua para riego si se deben respetar los caudales ecológicos, de los cuales sino fuera por esta ley pocos hablaban”.
REPRESAS MULTIPREDIALES
En el Grupo de Desarrollo de Riego (GDR) “ya habíamos identificado en 2009 que los embalses realizados hasta ese momento no eran la mejor forma de mejorar la adopción del riego”. Precisó que este es “porque dependía de que cada productor tuviera las condiciones económicas y topográficas para embalsar agua y no siempre ocurre, por tanto, las represas multiprediales eran la forma hidráulica más apropiada, más eficiente y más justa; es casi la única forma de regar que pueden tener aquellos productores que no poseen el capital propio para hacer una obra hidráulica en su predio”.
Indica Giménez que “hoy riega el que tiene capital, hay facilidades de pago, hay créditos, pero de todas maneras hay que invertir mucho y tener garantías suficientes y no es fácil para un pequeño productor bajo estas condiciones regar, hay que buscar soluciones”.
“Por tanto, en el GDR pensamos que las represas multiprediales eran la forma de poder integrar más productores al riego, sobre todo, los pequeños y medianos, que en la agricultura lamentablemente ya quedan pocos, y son los que necesitan más regar, porque precisan aumentar la productividad para mejorar la rentabilidad, no pueden mejorar los ingresos aumentando el área de siembra, porque no la tienen. Entonces es un error concebir que esta ley solo beneficia a los productores grandes; creo que puede beneficiar a todos y, por ende, al país productivo, y si se lograra la organización suficiente y algunas otras medidas además de la ley, los más beneficiados serían los pequeños y medianos productores. Se deben organizar en forma colectiva para lograr esto, para eso hay que tomar conciencia de la importancia del agua en la producción primaria”.
CRÍTICAS A LA INTENSIFICACIÓN
Actualmente en nuestro país se critica la intensificación que puede provocar el riego y la contaminación ambiental que causaría la mayor intensificación agrícola. “A nuestro entender también es un error aseverar que la intensificación provoca siempre contaminación ambiental”, aclara Giménez.
“La contaminación ambiental proviene de prácticas de manejo de cultivos mal realizadas e inadecuados manejos de los suelos. Hay conocimiento suficiente como para manejar bien los cultivos y los suelos sin contaminar”, enfatiza.
En la Facultad de Agronomía las líneas de investigación desarrolladas en agricultura en la Eemac conciben el incremento de la producción “en forma integrada al cuidado del medio ambiente”. En el Departamento de Producción Vegetal de Facultad de Agronomía, “estas líneas de trabajo las hemos identificado como Intensificación sostenible”, sostiene.
En base a los resultados de investigación se propone desde hace muchos años “prácticas de manejo que promueven el cuidado de los recursos naturales como la siembra directa, el manejo integrado de plagas, malezas y enfermedades, las rotaciones de cultivos, la fertilización basada en información y el riego tecnificado de los cultivos de verano como una práctica que permite explorar potenciales de rendimiento y, a su vez, agregar mayor cantidad de carbono al suelo. En fin, una serie de prácticas de manejo basadas en conocimientos generados que tienen una concepción intrínseca del cuidado de los recursos naturales y el medio ambiente”.
Giménez entiende que “para que existan mejores políticas públicas se requieren un país productivo, pero sin producción es poco probable lograrlo. Debemos mejorar la producción cuidando el medio ambiente, es decir, cumplir con la Intensificación sostenible”.