“Es importante clasificar correctamente por producción a las razas ovinas existentes en el país”, señaló Bianchi

“La elección de una raza por sobre otra no admite una única respuesta y está condicionada por un sinnúmero de factores que ameritarían de por sí un artículo en particular”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Gianni Bianchi. Así, hizo referencia a un artículo de cruzamientos que se publicó en la última revista del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), en particular, a una tabla donde se presentan las razas usadas en Uruguay.
El profesional discrepó con su clasificación no solo “conceptualmente”, sino por “información ampliamente disponible que –entiendo– no debería soslayarse”. “Conceptualmente, porque si la idea era agruparlas en función del producto que mayor ingreso económico genera, no se podría haber colocado al Border Leicester y al Romney Marsh como razas doble propósito. Obviamente, su lana es más gruesa que las otras razas que figuran en la Tabla 1, como más finas y, por tanto, el ingreso económico será menor. Pero en producción de carne, cualquiera de las dos (sobre todo el Border Leicester) supera al resto de las que figuran en la misma columna”.
Bianchi aclaró que “no en vano en Nueva Zelanda la producción de corderos es a base de Romney Marsh y en Australia la raza Border Leicester se utiliza como maternal para generar el cordero F1 Border Leicester x Merino australiano. Luego este se cruza con carneros Poll Dorset o Suffolk blanco”. Pero además, dijo que la lana de la raza Ideal “es más fina (de menor diámetro) que la lana de la raza Merilín y por eso recibe sistemáticamente mejor precio por la industria que lanas Merilín de similares características, aunque la lana de la raza Ideal además es de mayor largo de mecha y más blanca”.
El hecho de “no contemplar la información disponible” se pone de manifiesto cuando se analiza la primera columna de la izquierda de la Tabla 1 “y se observa que el Merino Dohne figura como una raza de lana fina, cuando en su país de origen, en Australia y en el propio INIA Glencoe se demostró sus excelentes bondades como raza doble propósito –agregaría, la mejor doble propósito de las existentes en el país–”. Y puntualizó que “no solo produce lana fina y de calidad, sino que produce un cordero superior a la mayoría de las razas tradicionales llamadas doble propósito del país”.
Con respecto a la columna de las razas terminales, Bianchi expresa que “se decide agruparlas por su precocidad. Si bien no hay discrepancias en que el Southdown es la raza carnicera de las existentes en el país que más rápido se termina, discrepo con el orden de aparición de varias de las demás razas. En primer lugar, porque la que debería seguir al Southdown nunca podría haber sido el Ile de France. Esta raza se ubicaría casi en el extremo opuesto superada solo por el Suffolk y el Poll Dorset, que son las dos más magras de todas”. “Pero eso no quiere decir que la raza Ile de France no tenga un lugar. Por el contrario, hay información nacional comparando el desempeño de esta raza con otras que aparecen antes en la Tabla 1 y demuestran que es más magra”, sostiene el agrónomo que durante varios años se desempeñó al frente de la Cátedra de Ovinos y Lanas de la Eemac. “A su vez, algunos carneros Texel pertenecientes a la línea francesa (más magra), que también podrían participar en este mercado”, acotó.
La definición correcta del orden de precocidad en las razas carniceras “no es antojadiza”, para Bianchi, sino que, por ejemplo, “define qué razas se adaptarían más en un programa de cruzamientos a determinado mercados y cuáles a otras. Por supuesto, eso no quiere decir que las otras razas que generan un cordero más precoz no sean útiles y provechosas en otras situaciones o mercados –por ejemplo, en aquellos que demanden canales de menor peso (hasta 18 kilos) y con buen grado de terminación en cortos períodos–. Pero es importante definirlo, porque –entre otras cosas– en más de una oportunidad se ha dicho en este país que cualquier raza sirve para el compartimento ovino con destino a Estados Unidos. Eso será políticamente correcto, pero no es así”. Siguiendo con el orden de precocidad, “luego del Southdown debería figurar el Dorper, que es una raza compuesta de pelo, de origen sudafricano con presencia en Uruguay, que también fue evaluada en el país y demostró su adaptación a las condiciones de Uruguay. La menciono porque si bien hay muy pocos ejemplares puros, es una raza estable y conocida en el mundo, no como otras que aparecen en la Tabla 1 (Corriedale Pro, Merilin Plus, Texpro), que todavía son meros proyectos y –en lo que me es personal– no queda claro el rol que pueden jugar, más allá del bajo número de animales y de su falta de estabilización, elementos que se consideran centrales cuando de razas se trata”.
Sostiene que al Dorper “debería seguirle el Hampshire Down, también como una raza precoz y luego seguirían en orden de más o menor precocidad: Texel, Ile de France, Suffolk y Poll Dorset (estas dos últimas igualmente magras”. En la columna de las razas prolíficas “aunque me inclinaría más por el término maternal, solo considero al Finnsheep e incorporaría al Milchschaf, porque si bien a nadie escapa que es una raza lechera por excelencia, salvo honrosas excepciones no se produce a escala comercial queso ovino y la raza se utiliza por sus características maternales (precocidad sexual, prolificidad, producción de leche; investigadas por la Universidad: Facultad de Agronomía y Veterinaria e INIA), como madre en sistemas de cruzamiento múltiple”.
Respecto a la raza Highlander consideró que si bien es prolífica, “habida cuenta de que el 50% de sus genes pertenecen a la raza Finnish Landrace, no se puede obviar que tiene 25% de genes Texel y 25% de genes Romney. Esta situación determina que sea la única raza con un número importante de ejemplares en el país y contemplada en el programa de mejora genética que llevan adelante INIA y SUL, que reúne en un único material características terminales y maternales”.
Para Bianchi, “si bien se puede considerar dentro del grupo de las razas maternales, en el país se está utilizando básicamente para absorber majadas, fundamentalmente Corriedale, para incrementar la producción de carne, primero a través de un incremento significativo de la velocidad de crecimiento de los corderos cruza, y después a través de una mayor precocidad, y apartir de la cordera F1, obviamente un mayor desempeño reproductivo, que va incrementando conforme la proporción de sangre Highlander aumenta”. El investigador no deja de mencionar que el uso de cruzamientos terminales, sobre todo maternales, “implica necesariamente una mejora significativa de la alimentación en cantidad y calidad en momentos críticos del ciclo productivo: preencarnerada, gestación avanzada, lactancia y recría de las corderas”.
PROPUESTA
De esta manera y tras la explicación, Gianni Bianchi elaboró una tabla (Tabla 2), realizada con base en “información experimental fundamentalmente –pero no únicamente– nacional. Durante 18 años trabajé con un equipo de compañeros en producción de carne ovina, del campo al plato, del consumidor y publicamos mucha información que está ampliamente disponible”.
“Mucho también he leído durante ese tiempo y, a pesar de estar actualmente alejado de la academia, nunca dejé de hacerlo. Como profesional y como docente, siempre consideré que la información es central para la toma de decisiones, venga de donde venga”, sostuvo. “No se puede entender que se elabore un material, por más orientativo que sea, que no se base exclusivamente en información experimental, cuando hay sobrada información científica en el extranjero y en el país para su confección”, concluyó.