Fue lindo verlos partir de la plaza Constitución. De Florida arriba salían los más viejitos, voiturettes, doble faethon, con Laurencena en primera fila y su Ford del 23 transformado en camioneta, embanderado y a cornetazo limpio, con el Ford 26 de Courdin y su vitrola que marcaba los tonos de un tanto “canyengue”, o el Prefect en restauración y el Ford de Olivera.
Haciendo rueda, el Ford del 46 de Martín Baccaro, las camionetas, las tres motos clásicas. Además, del siglo pasado, una BSA de 1954, una Matchless G80 de 1960 y una BMW R25 de 1951.
Enseguida, yendo por Zorrilla de San Martín, se le fueron uniendo los “botes”, un poco más acá en el tiempo, como el Ford Mercury Cyclone de 1967 de Alberto Baccaro, o el Chevy 1975, o un clásico de los Fiat como el 1100, totalmente reconstruido, proveniente de Concordia (Argentina), un Impala convertido en rural y muchos más. Todos llevándose el aplauso y las miradas de las centenas de personas que por más de hora y media estuvieron admirándolos en esa especie de parque cerrado.
Después vino el desfile y muchos más curiosos se acercaron, en el recorrido por 18 de Julio, avenida Entre Ríos, con la llegada y concentración en el Balneario. Allí, se reunieron con las hermosas unidades del tuning, la fuerza del audio, la vivacidad del rediseño, las luces y más público, que juntaba “tuercas” y no tanto.
La cosa siguió el domingo, donde los autos y toda la muestra estuvo concentrada en el Balneario Municipal. Cierto, faltaron algunos, por causas imprevistas, pero estuvieron muchos, de aquí y hasta de Argentina. Un muestrario vivo de muchos años en la historia del automóvil, del transporte mismo, que arrancó por ese carruaje tracción a sangre, “toda una joya”, como expresaba un señor presente en la muestra y a quien no le quedó vehículo alguno para vichar.
No era fácil concretar una muestra así, con tantos autos que forman parte, en muchos casos, del propio acervo cultural de estos pueblos. La Fiesta de la Prensa de EL TELEGRAFO lo logró y se los brindó a todos los sanduceros. La aspiración mayor era colmar las expectativas, así que si lo logramos, mucho mejor.