(FUENTE: AFP)
Mientras que en Paysandú, cada vez que ocurre un siniestro de tránsito donde está involucrada cualquier persona mayor de 60, las redes sociales se saturan de mensajes exigiendo la prohibición de conducir a los adultos mayores, en los países desarrollados ese debate ni siquiera se plantea. Quizás esto se deba a que la población en el Primer Mundo está cada vez más envejecida, y de llegar a aprobar una reglamentación así buena parte de los ciudadanos –esos que votan a los políticos que hacen las leyes– quedarían fuera del camino sin posibilidades de tocar el volante de un auto a menos que sea el de un parque de diversiones; o más probablemente por el hecho que hoy, a los 60 años, una persona está en perfectas condiciones para dirigir no solo un auto, sino hasta un avión o una nave espacial. Nos inclinamos más por esta segunda posibilidad, viendo los infinitos ejemplos cercanos que hemos comprobado, con adultos mayores que bien podrían dejar en ridículo a más de un joven “tuerca” en una pista de carreras.
Sin embargo, de vez en cuando hay casos que sorprenden y trascienden, no tanto por el hecho de que una persona de la edad de oro sea sorprendida conduciendo un automóvil, sino porque además estaba inhabilitado debido a que los años ya hicieron mella en sus capacidades motrices y afectaron sus sentidos.
Es el caso de un anciano de 88 años, con dificultades de movimiento y problemas de vista y oído, que fue denunciado en España por conducir a 181 km/h y sin licencia en una autopista cercana a Barcelona, según informó la Policía.
De acuerdo a un comunicado de la policía regional de Cataluña (noreste de España), la infracción fue detectada por unos agentes que estaban realizando un control de velocidad en un tramo limitado a 120 km/h.
“Los agentes detuvieron el vehículo (…) y observaron que el conductor, que iba solo, era una persona de edad avanzada, concretamente un hombre nacido el año 1929”, señaló en el comunicado. Para ubicarnos en la época, cuando este hombre vino al mundo el automóvil más moderno de la Ford aún era el modelo “A”, la cachila de cuatro cilindros con frenos a varilla y “bigote” en el volante para atrasar o adelantar el punto del encendido. Además, también comprobaron que el infractor no tenía licencia para conducir, que le había sido retirada por acumulación de sanciones, añadió.
“El conductor, vecino de Barcelona, utilizaba gafas, audífono y también presentaba dificultades de movimiento”, afirmó la policía, que inmovilizó el vehículo y denunció al hombre ante la justicia por “un delito contra la seguridad del tráfico”.