Ford T de 1923, referente de una leyenda

En ocasión del desfile de los automóviles por la Fiesta de la Prensa, tuvimos ocasión de observar, como todos los presentes, el automóvil Ford T de 1923, propiedad de Fernando Courdín. Un doble phaeton, cuatro puertas, pintado de rojo, con guardabarros y capota negros, estribos, la auxiliar atrás, rayos de madera, con la palabra Ford en relieve en el radiador, faros, uno además sobre el lateral derecho, la bocina que sonaba como una corneta y, de yapa, instalada sobre el asiento delantero.
Sobre el estribo, una vitrola, donde los discos de pasta le trasmitían al público viejos tangos y milongas que pautaron aquellos tiempos en el Río de la Plata. Sí, un legendario Ford T de 1923, puesto a nuevo, un referente vivo de este auto, importante en un momento muy especial en la historia del automóvil.
DE LA CADENA DE
MONTAJE AL MUNDO
Ford T es un automóvil de bajo costo producido por la Ford Motor Company de Henry Ford desde 1908 a 1927. Con él se popularizó la producción en cadena, que permitía bajar precios y facilitar la adquisición de estos coches a la clase media. Se afirma que Henry Ford manifestó en 1906 que iba a construir “un coche para el pueblo, el automóvil universal”. De la cadena de montaje el Ford T, dio un salto a la fama, quedó como un mojón para la posteridad y se fabricaron más de 15.000.000 de unidades.
El Ford T incorporó grandes adelantos técnicos para la época. Entre ellos, la transmisión por tubo de empuje, suspensión por eje rígido con un ballestón transversal, que hicieron de su robustez y capacidad de adaptación a cualquier entorno una leyenda. Este Ford T, propiedad de Fernando Courdín, puesto al día en sus mínimos detalles, es uno de aquellos autos que hace cerca de un siglo desembarcó en Uruguay y hoy transita por las calles sanduceras mostrando la calidad de un producto que marcó un hito en la historia del automóvil. A su paso, hubo aplausos y muchas miradas que iban más allá de la curiosidad, y varias muestras de admiración.