Recordaron a Aníbal Sampayo

Como ha sucedido cada 9 de mayo en la última década, un grupo de sanduceros se reunió en la plazoleta Alberto Carbone para recordar a Aníbal Sampayo, al cumplirse 11 años de su partida física. Esta vez, quizás por el mal estado del tiempo –era una tarde sumamente gris– nadie llevó instrumentos musicales, lo que no impidió que fuera una instancia valiosa e interesante para quienes participaron. La propuesta fue que quienes conocieron al artista sanducero compartieran anécdotas y recuerdos.
La primera intervención fue del músico Oscar Pina, quien fue guitarrista acompañante de Sampayo. Pina relató que conoció la música de Sampayo en su adolescencia, en un momento de gran auge del folclore argentino y sus primeros encuentros con él. “Tal vez en aquel momento no tenía conciencia de lo importante que era, de su trascendencia. No solo por su popularidad, sino por la calidad poética y musical de su obra”, dijo.
El vínculo entre ambos surgió a través de un amigo común, el bandoneonista Chichí Vidiella. Comenzó a profundizarse primero a través de cartas, en el exilio de Sampayo, y luego a través del contacto personal, a su regreso.
En la década de 1990, Sampayo lo invitó a tocar junto a él. Una de las cualidades de Sampayo que Pina destacó fue el sentido del humor. “Además de cantor, compositor, músico y poeta, Aníbal fue tan humorista, que si se hubiera dedicado a hacer humor temblaban unos cuantos Landriscinas”, agregó.
También recordó el amor que sentía por Paysandú. “Lo digo en todos lados donde puedo, lo repito ahora y lo voy a seguir diciendo: Aníbal fue de los compositores y cantores uruguayos –y me animo a decir regionales– más lugareños que existió. Siempre estuvo en Paysandú. Se fue de acá para poder trabajar, pero volvió siempre. Él decía, humorísticamente, que había estado lejos de Paysandú cuando estuvo afuera (por su exilio en Suecia) o cuando estuvo demasiado adentro (por sus años de cárcel política). Pero siempre volvió”.
En sus últimos años, agregó Pina, una de las grandes preocupaciones de Sampayo fue la contradicción de tener su familia en otro país, por un lado, y el deseo de terminar sus días en su tierra natal, por otro. “Esa situación precipitó su enfermedad, pero terminó muriendo donde él quería. Artista más lugareño, más terruñero que Aníbal Sampayo, no existió”. La actividad culminó con una emotiva versión a capella de “Ky chororo”. (Más información en edición impresa)