El insensible Trump

Hablar de humanidad, de tener corazón, de caridad, de sentido común con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es algo prácticamente imposible. No hay modo. El desprecio que demuestra a cada paso hacia los inmigrantes es pasmoso. No lo oculta y no hace nada por paliar la desgracia de muchos de ellos, al punto de importarle poco que separen a los niños de sus padres.
Objeto de fuertes críticas, tanto a nivel nacional como internacional, por la separación desde principios de mayo de más de 2.300 menores de sus padres inmigrantes, la mayoría de ellos que huyen de la violencia que asola Centroamérica, el mandatario anunció esta semana que firmará un decreto para que se abandone esa práctica en la frontera con México. Todo en medio de la creciente oposición a su política de “tolerancia cero” hacia la inmigración ilegal.
Muy orondo y cínico como gusta serlo, Trump declaró: “Queremos mantener a las familias juntas. Firmaremos una orden ejecutiva en breve”, agregó sin más detalles días atrás. Lo hizo tan solo días después de decir que sus manos estaban atadas y era el Congreso el que debía actuar en las separaciones de niños de sus padres inmigrantes. Además, existe un proyecto de ley sobre el asunto que pasará primero por la Cámara de Representantes y luego por el Senado.
Entre marzo y mayo de este año, más de 50.000 personas han sido arrestadas mensualmente por ingresar clandestinamente al país a través de la frontera con México. En un 15% de los casos se trata de familias, y un 8% son menores sin compañía de adultos.
Los ciudadanos mexicanos son devueltos a su país, pero se registra un creciente número de personas provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador, a quienes les resulta más difícil sacar del territorio estadounidense.
En la actualidad, existe un acumulado de 600.000 pedidos de asilo y muchas familias nunca se presentan para defender sus casos, optando por “diluirse” en la sociedad estadounidense. Para el gobierno de Trump, esta situación se convirtió en un “imán” para quien quiera ingresar a Estados Unidos.
Entre octubre de 2017 y abril de este año unos 700 niños fueron separados de sus padres y retenidos por semanas o enviados a centros de acogida antes de poder volver a reunirse con sus familias, pero la medida no tuvo impacto en el número de nuevos inmigrantes. En apenas cinco semanas de aplicación de la “tolerancia cero”, el número de niños separados de sus padres aumentó a más de 2.300.
Los audios e imágenes de decenas de niños llorando encerrados en lo que parecen jaulas difundidos por los medios en días recientes han generado fuertes críticas al gobierno contra esta medida, tanto de opositores del Partido Demócrata como desde el propio Partido Republicano, así como de representantes de sectores sociales, económicos y religiosos.
La nueva orden establece que los inmigrantes seguirán siendo detenidos al cruzar la frontera y procesados como supuestos autores de un delito, pero las familias permanecerán juntas, excepto en los casos en los que exista preocupación por el bienestar de los niños.
La rectificación de Trump crea otro problema al gobierno: qué hacer con las familias detenidas, posiblemente por un largo período, y cómo reunir a los que ya han sido separados. “Reemplaza una crisis con otra. Los niños no deben estar en una cárcel, incluso si es con sus padres, bajo ninguna circunstancia”, dijo en un comunicado Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos.
Trump firmó el documento en compañía del vicepresidente, Mike Pence, y de la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen. Dijo que su esposa, Melania, y su hija Ivanka, quienes según algunas informaciones le habían estado presionando para que abandonara esa política, eran fuertes partidarias de poner fin a la separación de las familias migrantes.
El presidente estadounidense se ha defendido diciendo que ha estado obligado por una ley que heredó de los gobiernos demócratas, en concreto, responde a la administración de Brack Obama. “Si los demócratas deciden sentarse en vez de obstaculizar, podríamos hacer algo muy rápidamente, algo bueno para los niños, para el país, y para el mundo. Eso podría ocurrir rápidamente”, dijo Trump.
Trump se refiere a la separación de las familias como una ley, pero el fiscal general y secretario de Justicia, Jeff Sessions, y otros funcionarios han hecho referencia a una “política” de procesar a los adultos por ingreso clandestino al país.
En realidad, nada obliga al gobierno a procesar inmigrantes que ingresan clandestinamente al país. Pero su procesamiento fuerza la separación de las familias. Esto es así porque cuando los padres son arrestados por cargos criminales, deben ser separados de los niños que no pueden ser encarcelados.
De cualquier modo, Trump vuelve a meterse en un terreno escabroso, donde brilla su falta de sensibilidad y su mal humor para ciertos temas. Como se ve, resulta fundamental la presión para frenarlo.