Tranquilos, muchachos

Nuevamente la fuerza política en el gobierno arremete contra los medios de comunicación. En esta oportunidad, el presidente de la Mesa Política del Frente Amplio, Javier García, acusó de una campaña “enchastre” contra el gobierno y exigió “responsabilidad” al difundir las noticias. De hecho, la dirigencia se reunió el viernes pasado a fin de considerar la necesidad de contrarrestar esta supuesta arremetida mediática que tanto preocupa al oficialismo. En realidad, parece que debemos estar tranquilos. Si la fuerza política del gobierno coordina un encuentro con el objetivo de tratar este tema casi en exclusiva, es que ya no hay nada de qué ocuparse ni preocuparse en este país porque todo está –prácticamente– resuelto.
A Miranda y a muchos más le preocupa la denominada “patria zocalera”, tal como comenzó a definirse en Argentina en la época del kirchnerismo al titular rimbombante sobre la noticia. Y el progresismo comenzó a temer y aunque es un sofisma que al votante se le entra exclusivamente por un titular, como si fuese una masa anestesiada y sin pensamiento propio, igualmente continuaron con la repetición de un esquema confrontativo.
De hecho, si fuera por el titular –al menos en Uruguay– hubiesen perdido elecciones. Ahora, si lo que hace es abrir el paraguas porque la propuesta política ya no enamora, o porque varios referentes siguen cuestionados por actitudes contrarias a la ética, o porque el halo de corrupción sobrevuela aún por encima de determinados personajes o porque los candidatos no tienen ni proyección política ni recursos de liderazgo, entonces eso es otra cosa.
Y en cualquier caso conviene aclararlo, porque ya hubo una experiencia que no puede quedar en el pasado. El 5 de marzo de 2016, el Frente Amplio emitió una declaración en la que acusó a la oposición y a los medios de comunicación de “debilitar la institucionalidad democrática del país”. El documento se lanzó inmediatamente después de que el entonces vicepresidente de la República, Raúl Sendic, se hiciera presente para informar sobre su “licenciatura”, para lo cual recibió el apoyo de la fuerza política.
También allí, el Frente Amplio resolvió apoyar a Sendic y rechazar la campaña lanzada para “menoscabar la imagen y credibilidad” del gobierno. Después, distintos dirigentes extendían su solidaridad ante una campaña “nutrida de muchas tergiversaciones”, lideradas por medios “chatarra”, según la definición de Sendic.
En aquel momento se defendía del “injusto y agraviante acecho” que padecía y rechazaba la “farandulización de la vida pública y privada de las personas” que, de acuerdo con su interpretación, ocurría en su entorno.
Aunque en ese momento no aclaró –y tampoco lo hizo después– sobre su supuesto título, logró virar el interés de la cuestión principal. Es que se ha tornado una costumbre dentro de la fuerza política el viraje de los hechos hasta transformarse en víctimas, porque lo ocurrió unos meses después dejó en evidencia y boca abajo a más de uno. Incluso hubo quienes, como el diputado del MPP Alejandro Sánchez, que reconocieron que con aquella declaración “se nos fue la moto”. Pero la discusión jamás salió de la mesa, porque quienes alientan al pensamiento único persisten en matar al mensajero.
Ahora la preocupación está centrada en la adquisición de las cámaras de reconocimiento facial para el ingreso a los escenarios deportivos, efectuadas por la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), a raíz de supuestas grabaciones clandestinas entre personas que se acusan mutuamente y acusan al gobierno de injerencia en la compra de los dispositivos a una determinada empresa. En este embrollo se relacionó al subsecretario del Ministerio del Interior –y hermano del presidente de la República– Jorge Vázquez, y a un hijo del mandatario, con el único objetivo de golpear a la figura presidencial.
Sin embargo, Miranda terminó enojándose con el titular de un informe firmado por dos economistas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que refiere al fuerte descenso de la pobreza entre 2004 y 2016, aunque reconoce el elevado porcentaje de población en situación de vulnerabilidad. De acuerdo al documento, el 21,3% permanece en la línea de pobreza, 39,4% en sectores de vulnerabilidad, 38,6% para la clase media consolidada y 0,7% para la clase alta.
El titular de El Observador que dinamitó su paciencia indicaba: “El 40% de los hogares uruguayos está en riesgo de caer en la pobreza, según estudio”. De hecho el estudio internacional lo resume como un sector de “vulnerabilidad” y antes de interpretar el titular, se deberá releer el informe que, si bien reconoce los progresos, define esa posibilidad. O sea, la posibilidad de retornar a la pobreza.
En cualquier caso, solo hay que recorrer la realidad para entender que la alta informalidad –al menos en esta parte del país– se encuentra por encima de la media nacional y preocupa las pérdidas de fuentes laborales. Sin mayores posibilidades de reconversión en el horizonte cercano.
Y así como es tan certera esa apreciación, es totalmente falsa la afirmación que concluye sobre el temor a exponerse en los medios. “Es tal la desconfianza que tenemos, que estamos permanentemente midiendo qué decimos, porque tememos a la titulación”, dijo Miranda en una entrevista con La Diaria. Y tal fábula también atenta contra lo que realmente ocurre. No necesita demostrarse el uso y abuso que realiza el oficialismo para enviarse mensajes mutuamente. O cuál explicación encaja en las últimas declaraciones del exsenador José Mujica, cuando dijo a todos quienes quisieron escucharlo que “las políticas sociales no dieron resultados” y que “hay que trabajar más lo represivo”. ¿Era un dirigente histórico inocente al que grababan sin su consentimiento? ¿O buscó el preciso momento para afirmar lo que quería decir desde hacía tiempo?
Pero nadie dijo nada sobre sus palabras. Ni Miranda se molestó ni su sector salió a hacer de intérprete como pasó tantas veces. Tranquilos, muchachos. Los ciudadanos votan con la conciencia, otros con el cansancio y otros lo hacen con el bolsillo, pero nadie lo hace por un titular en el diario.