Solicitada

LO ESTÁN LOGRANDO
En la década del 60 hicieron el primer intento, por suerte fallido, de destruir nuestro país, después de atropellar con nuestra democracia, nuestro modo de vida, nuestras empresas y nuestros valores. Es cierto: no todo estaba bien, pero corregir es una cosa, refundar es otra. Fueron derrotados en toda la línea tupamaros, comunistas y sus acólitos. Por fin hoy, el FA al cabo de 15 años de gobierno de izquierda populista, refundadora y ante un cambio en la dirección del viento, no una crisis, están logrando la destrucción del país y sus valores, tan largamente soñada. Durante años de “viento de cola”, solo lograron dilapidar todo lo que se recaudaba de más, aumentar de manera sideral la deuda externa y el déficit fiscal. Liderados por Mujica, (hoy además de filósofo, actor de cine), incorporaron el concepto social, envidioso y mediocre, de que todo ciudadano debe tener los mismos bienes; con esto justificaron hasta los chorros. El concepto debería ser puede, no debe; eso depende de las capacidades individuales de cada uno, no de un deseo demagógico. Guiados por la utopía probadamente inviable mundialmente, de la dictadura del proletariado, marxista leninista. Se han fomentado el clientelismo descarado, al proporcionar a una cantidad de gente, una variedad de prebendas que el resto de la ciudadanía no tiene: luz, agua, TV, viviendas y tarjetas subsidiadas sin contrapartida laboral dignificadora. Ya no solo a los tupas le damos una jubilación, ahora también a los trans, en el colmo del voluntarismo. Nuevas propuestas delirantes como la del “compañero” Andrade, pensando en una utópica renta universal, sin trabajo y por supuesto sin ningún recurso para implementarla.
Asistimos a una crisis empresarial casi generalizada y concursos por doquier de industrias de casi todas las ramas. Lácteas como PILI, Claldy, la propia Conaprole; arroceras Saman y Arrozal 33; frigoríficos Las Moras; Avícola Tenet; importadoras Motociclo, Punto Luz; Ind. Automotriz Lifan, Cherry, Geely; industrializadoras y comercializadoras de granos e insumos, Molinos Florida y Dolores, Cereoil, Cosechas del Uruguay, Baselto; e innumerables empresas ligadas al agro condenadas a desaparecer. Todas en manos de empresarios de distinto tipo, nacionalidad, formación y capacidad económica a los cuales les es imposible ser sustentables en este país.
En el camino quedaron las empresas autogestionadas sostenidas y subsidiadas que fracasaron: Alas Uruguay, Funsa, Cotrapay, después de desfondar el Fondes, detrás de la quimera de la autogestión compañera. Solo subsisten las ineficientes empresas estatales, aumentando sus plantillas y en base a sus tarifas monopólicas que sufrimos todos.
Si no se vuelven lógicos los reclamos de un desbocado Pit-Cnt, apañado por el gobierno, que solo piensa en los incrementos salariales, sin ver que se han perdido más de 50.000 puestos de trabajo y se perderán muchos más en el corto plazo, si no se desmantela la rigidez laboral, si no se baja la carga impositiva del 30, si no se eliminan los impuestos encubiertos en las tarifas, sino se bajan los costos del transporte, si no se mejora y abaratan los paupérrimos servicios prestados por el estado, si no se permite un valor dólar que nos ayude a ser competitivos mundialmente y no cautivos de los intereses del consumo interno, si no se firman tratados de libre comercio que nos habiliten a entrar sin aranceles a otros países, si no achica el estado, si no…, será cada vez más improbable que alguien asuma riesgos en nuevos emprendimientos productivos indispensables para la absorción de mano de obra y bienestar de los asalariados y subsecuente desarrollo real del país.
No tienen que ir muy lejos para ver la cruda realidad de estos gobiernos de izquierda; Argentina es la mejor prueba. Un país riquísimo que luego de años de políticas de subsidios generales e irreales, la dejaron totalmente fundida.
¿Qué harán este año cuando, aparte de malas cosechas, las empresas cerradas y su personal no aporten al voraz e insaciable Estado, y les fracase el turismo Argentino que es el que sostiene este otro pilar de nuestra economía? ¿Con qué mantendrán las prebendas a sus votos comprados y los seguros de paro extendidos por largos períodos? ¿Cómo harán para explicarles a sus votantes, que artificialmente sacaron de la pobreza, que desgraciada e inexorablemente, muchos volverán a ella, por su impericia? ¿Se atragantaron con sus gárgaras de voluntarismo? ¿Qué quedará de nuestro grado inversor después de incumplir un año sí y otro también con sus metas de déficit e inflación? ¿Volverá a ser un espejismo el endeudamiento barato y la pesificación lograda enancados en la bonanza desperdiciada?
Quedaron atrás los crecimientos del 4%, los cuales serían tendenciales, según mantenían los equipos económicos de izquierda y los años de nulo o escaso déficit fiscal.
Solo han logrado la total polarización de la ciudadanía. Ojalá ganen de vuelta las próximas elecciones. Así les veremos dar la cara por sus dislates y fechorías (¡“Si se es de izquierda no se es corrupto” al decir de Sendic!) o caeremos directamente en el marxismo. Si no se me cae la mano, tal vez hasta yo los vote. Eso sí, como le dijo el Pit Cnt a un gobierno democrático ni bien asumió: ¡ni un día de tregua!
Jorge Barone