Solicitada

¿LA INTENDENCIA TRABAJA “DEL PUEBLO
O PARA EL PUEBLO”?
Este jueves pasado, cuando pasaba por la Intendencia decidí ir a la oficina de Diálogo con el Vecino, algo que ya había hecho anteriormente y había quedado a la espera de que me contestaran los pedidos míos, era una lista larga. “Son buenas ideas, lo llamaremos por teléfono” dijeron. Creo que ya pasaron dos años, pero la llamada nunca llegó, y la mayoría de mis pedidos nunca los tomaron en cuenta ni se hicieron. Como casi me caigo al derrapar mi moto varias veces en las calles debido a la mugre que nos rodea –arena, tierra, pedregullo, bolsas plásticas, envoltorios de alfajores, cajitas de jugos, caca de perros, hojas viejas, papeles varios, etcétera–, decidí ir a pedir nuevamente para que por favor se encargaran de la limpieza de mi ciudad, nuestra ciudad. Una de las labores de la IdP es “Limpieza y Barrido”, pero parece que no fuera importante para ellos. Y digo ellos, como que fueran algo ajeno a Paysandú, porque cuando voy me dicen que es bueno que “el vecino venga a decirnos o pedirnos” cosas que se deben hacer. Y está bien que vayan vecinos a pedir, pero parece que los 2.000 funcionarios de la IDP no viven en Paysandú, o parecería que son ciegos, o parecería que nosotros, los demás sanduceros merecemos vivir en la mugre. ¿Por qué tengo que ir yo, o un vecino a pedirlo? ¿Acaso no son vecinos ellos mismos? ¿Acaso no ven la mugre? ¿Acaso no ven que da asco caminar por Paysandú? ¿Acaso piensan que el turista no se da cuenta de lo sucia que es Paysandú? ¿Hacemos fuerzas para parecer una ciudad del tercer mundo? ¿Acaso no trabajan para Paysandú? Y me refiero a todos los trabajadores de la Intendencia, gobierno y oposición. De ellos mismos deberían salir las ideas de tener una ciudad digna y por lo menos limpia. Las cooperativas que barren ahora solo juntan hojas y papeles, de la tierra y arena no se encargan. Le pregunté una vez a una barrendera y me dijo que la tierra no la juntan porque es muy pesada. ¿Pesada? Las excusas son pesadas. Si se quiere se puede. Que hagan bolsas de 4 kilos y listo.
Cuando fui nuevamente había una señora y un señor, no sé los nombres y no es importante, lo que es importante es que trabajan para la Intendencia. Ella asistente social y el algo que ver en Obras. Me dijeron que los reclamos se los debía decir a su jefe, pero no estaba ahí en ese momento. Por lo tanto, les dije que creía suficiente decírselos a ellos y que ellos se lo comunicaran a su jefe. Ella insistió en que debería hablar con él. Por eso le dije que, si es así, entonces debería pedir para hablar directamente con el Intendente, si es así el caso. Luego vino otra señora, que de ella sí sé el nombre, pero no lo voy a decir porque no es el caso, esto no es personal, es contra la Intendencia toda. Mi ciudad se cae de mugre y parece que ellos piensan que los sanduceros somos todos mugrientos. Esta otra señora me dijo que debería hablar con algún edil y que se trate en la Junta este problema. Que yo debería ir y decirles en la Junta lo que pasa. “Mirá” dije, “yo no trabajo para la Intendencia, vos si, vos si podés hacer que las cosas se hagan, para eso trabajas para la IdP”, insistí. “Yo no trabajo para la Intendencia, y además me estoy yendo del país porque esto está feo”.
O sea, esto no será mi problema en el futuro, (en cierta forma) si no el de los sanduceros que se quedan. Ella insistió en que lo hable con alguna otra persona, o edil, encargado de limpieza…” (sarcasmo a continuación: o secretario del secretario del encargado de mantenimiento, o secretaria de la secretaria del encargado de compra de bollos y cebador de mate). “Yo soy Ivan Shtanko, –le dije–, soy Juan de los Palotes, son Juan Don Nadie, a mí no me van a escuchar, pero a ustedes que trabajan en la Intendencia si, para eso pagamos los impuestos y ustedes cobran su salario de la Intendencia, para hacer que la ciudad funcione”. Su respuesta explica mucho por qué estamos como estamos. “Yo tampoco puedo hacer mucho, si quieres te doy mi puesto o trabajo (no recuerdo bien) y ves si podés hacer algo”. “O sea”, contesté rápidamente, “¿que vos quedarías desempleada y yo con tu puesto?” “Si”, me contestó. Viendo que lo único que conseguía de ella era una tomada de pelo, y siendo yo calvo natural me levanté y me fui antes de perder los pocos pelos que me quedan. Y salí a seguir disfrutando de la mugre de mi querida ciudad de Paysandú, la Heroica.
Hago un pedido a todos mis amigos, y a quien lea: vayan a Diálogo con el Vecino en la IdP, bien en la esquina de Zorrilla y Sarandí, al subir la escalera desde la calle, primera puerta a la derecha. Vayan y pidan por la salud de Paysandú, pidan que limpien las arterias de la ciudad, que ya tiene colesterol, que hagan a Paysandú linda y limpia. Para nosotros primero, para los hijos después, para el turista, para los inversores de trabajo, para la salud nuestra. Nos merecemos algo mejor y poder estar orgullosos de nuestra ciudad. La señora (que sé el nombre) me dijo que la ciudad no es sucia, son los sanduceros que tiran basura y son los sucios. ¿Es verdad eso? ¡Wow, que orgullo!
PD: Para finalizar y como solución ya que no saben cómo hacer y como no hay camiones barrenderos funcionando, pongan 100 trabajadores de la IdP, (digo 100 para que no sea “pesado”) en las calles a limpiar 5 cuadras por día, unas horas, o a los que reciben material gratis desde el Banco de Materiales de la IdP. Cada mes habremos limpiado 125 cuadras. Nada mal, ¿no? Y a los que tiran basura ponerles de pena juntarla, trabajo comunitario limpiando calles y asistir a educación conciudadana como sustituto de la multa. Creo que ganaríamos todos, ¿no?
En fin, una amiga me preguntó si yo creía en los Reyes Magos. ¿Qué le contesto? Pedro Ivan Shtanko Matosas