Todos somos periodistas

Hace algunos años, el editor de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, analizaba en su ensayo “Periodismo del nuevo siglo”, algunas realidades por la que atraviesan los medios de comunicación, enmarcado en la vertiginosidad de los hechos y la abundancia de información. Desde su punto de vista, antes “el periodismo tenía una organización triangular: el acontecimiento, el intermediario y el ciudadano”. El periodista “filtraba”, “analizaba” y “contextualizaba” el acontecimiento transmitido sobre el ciudadano. Sin embargo, “ahora este triángulo se ha transformado en un eje. Está el acontecimiento y, a continuación, el ciudadano. A medio camino ya no existe un espejo, sino simplemente un cristal transparente”. La cámara de televisión, la cámara fotográfica o el reportaje –y ahora mucho más, si agregamos los dispositivos digitales que filman o graban desde un celular– ponían en contacto al ciudadano con el acontecimiento informado.
En ese eje, que define Ramonet, el intermediario no es necesario y cualquiera “puede informarse solo”. El periodista agrega: “La idea de la autoinformación se va imponiendo. Es una tendencia ciertamente peligrosa. Ya he tenido ocasión de desarrollarla, porque se basa esencialmente en la idea de que la mejor manera de informarse es convertirse en testigo; es decir, este sistema transforma a cualquier receptor en testigo. Es un sistema que integra y absorbe al propio testigo en el suceso. Ya no existe distancia entre ambos. El ciudadano queda englobado en el suceso. Forma parte del suceso, asiste a él”.
Hace algunos días, más concretamente el 25 de agosto cuando los frenteamplistas conmemoraban el “Día del Comité de Base”, la senadora Constanza Moreira respondía las preguntas de los militantes en un comité de Malvín. “Voy a ser sincera porque no hay prensa”, dijo la legisladora al comprobar que una periodista se había retirado del lugar y seguidamente analizó la interna de su fuerza política. Ella, politóloga de profesión, analizó que “no estamos en el mejor momento”. “Creo que Tabaré (Vázquez) tiene poca capacidad de iniciativa en este momento, sale poco”.
“Para mí Tabaré y el gabinete están un poco exhaustos. Es como decir: ‘Bonomi está exhausto’. Nadie duda de que Bonomi está exhausto; no sé ni cómo él aguanta ahí”. Según Moreira, “la izquierda no tiene capacidad de reaccionar y decir: ‘Cambiá la mitad del gabinete’. ¿No?”.
En su análisis, más técnico que otra cosa, la senadora observó que el FA “está muy partido en sus sectores y cada sector acumula para sí mismo”, mientras que “los grupos grandes determinan la orientación” de las decisiones que adopta el gobierno. Paralelamente, “hay mucho voto avergonzado que vota” y que son los que “te hacen ganar una elección, pero preferiría que no estuvieran avergonzados”. Moreira celebró que la campaña electoral empiece temprano para que la atención del electorado “se centre en otra cosa, en otras figuras que tienen más polenta, más energías” porque “en los últimos 20 años esta es la lucha más difícil que hemos tenido”.
La politóloga augura que su fuerza política no tendrá mayorías parlamentarias y “lo que hay que hacer, hay que hacerlo ahora”. Aunque después se escucharon opiniones encontradas sobre las declaraciones de la líder de Casa Grande, los hechos quedaron ahí, sin mayores respuestas de su parte. No era muy difícil de comprender que la filtración de la conversación venía de sus propias filas y no de ajenos.
Es lo que decía Ramonet, el eje fue directo al acontecimiento y sin pasar por el mediador, porque cualquiera puede generar una crónica. Y un análisis, que no hace falta porque ya lo dijo una técnica como la legisladora.
El desgaste no transversaliza únicamente a la figura presidencial, un adulto mayor así como otros integrantes de su gabinete, con males que aquejan a cualquier persona de 78 años, sino a la gestión de ministerios claves.
El ministro Eduardo Bonomi encabeza una secretaría de Estado clave, ante el incremento de los hechos delictivos. En forma paralela encabeza titulares, provocados por las explicaciones que se desprenden de ese aumento y su encono –casi continuo– hacia los medios de comunicación. Entrevistado por FM Gente, aseguró que no está “atornillado al sillón” y respondió que “no, a esta altura no”, ante la consulta sobre su continuidad en el cargo en un eventual cuarto gobierno del FA. “Yo querría desatornillarme totalmente, no es una cosa gratificante, es dura, la seguimos porque tenemos la responsabilidad que nos dio primero el presidente Mujica y después el presidente Vázquez, de encarar determinadas cosas, y pensamos que hoy es mejor que sigamos”. Es desgastante, está agotado y se nota.
O el subsecretario Jorge Vázquez, quien reconoció a El Observador que el gobierno de su hermano, Tabaré, dejó solo al Ministerio del Interior para enfrentar “un problema que es complejo”. Y en cualquier caso, tampoco hace falta un conocimiento técnico que analice esa realidad que golpea a cualquier ciudadano.
A pesar de todo, prima el discurso ideológico sobre un modelo agotado e ineficiente. O como lo explica Ramonet, “ver no es comprender” porque solo se comprende con razón. “Con los sentidos, uno se equivoca. Por tanto, es la razón, el cerebro, el razonamiento, la inteligencia, lo que nos permite comprender. El sistema actual conduce inevitablemente o bien a la irracionalidad o bien al error”. Un error que no se observa desde ese punto de vista, con la excepción que se encuentren los “periodistas” ausentes, sin comprender con la inteligencia o la razón, que lo dicho entre cuatro paredes de un comité, es también lo expresado a lo largo del país, por “votantes avergonzados” que nada dicen, pero igual votan. Con pesar, con desilusión y sin “ver” que hay algo más allá de los tiempos electorales.
Hay un país que se calcula anualmente, tal como fueron presentadas las últimas Rendiciones de Cuentas. Las gestiones a 20 años, o sea lo que involucra básicamente a una generación con todos sus vaivenes, ya no existe. De hecho, tuvieron 15 años y la oportunidad de transformar sus gestiones en políticas de Estado, pero no pudieron. Ahora miran el escenario complicado que sobreviene, con la única esperanza de empezar la campaña cuanto antes.