El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, prometió “cambiar el destino de Brasil”, después de una agresiva campaña que expuso los rencores de su país. El excapitán del Ejército obtuvo 57,7 millones de votos (55,18%) contra 46,8 millones (44,82%) para el izquierdista Fernando Haddad, con el escrutinio de más del 99,91% de las urnas.
Por su lado, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad, se dirigió a la militancia en un hotel de Sao Paulo, donde pidió respeto por sus “45 millones de votantes”, en un emotivo discurso en el que prometió seguir luchando “con coraje” por la democracia, y no felicitó a Bolsonaro. La jornada de votación, que llamó a las urnas a 147,3 millones de brasileños, discurrió sin incidentes, y el presidente saliente, Michel Temer, aseguró que la transición entre sus gobiernos comenzará a partir de este lunes.
El exmilitar asumirá la presidencia el 1º de enero por cuatro años y su designado ministro de Economía, Paulo Guedes, tratará de lanzar un programa de privatizaciones para reducir la deuda y reactivar la economía, que viene de dos años de recesión y dos más de débil crecimiento. Bolsonaro deberá tratar, además, con un Congreso con partidos debilitados por los escándalos y dominado por los lobbies conservadores del agronegocio, las iglesias evangélicas y los defensores del porte de armas.
Mientras que varios gobernantes de la región han saludado y reconocido la victoria del ultraconservador Jair Bolsonaro tras confirmarse su triunfo en la segunda vuelta de las elecciones de Brasil, el gobierno uruguayo –al cierre de la jornada electoral del domingo– evitó realizar declaraciones oficiales. Ni en el sitio web de Presidencia, ni en las redes sociales y sitios de Cancillería hubo un saludo oficial, al menos hasta la hora 0, algo habitual cuando se realizan elecciones en los países vecinos. En los días previos al balotaje, Bolsonaro llamó a los presidentes del Mercosur, menos a Tabaré Vázquez.
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