Cabaña “Ataliba”: destacada trayectoria en la cría del Polled Hereford de la región

En las exposiciones de reproductores del Interior desde hace varios años que vender los toros de las cabañas es complicado. Sin embargo, una frase sobresale previo a los remates en cada muestra que se realiza en Guichón y Paysandú: “acá seguro se venden los toros de Alvarez, después habrá que ver cómo se comporta la demanda”.
Y la explicación del porqué se debe buscar en los compradores. Quienes tradicionalmente los adquieren, resaltan la genética, la preparación con la que llegan a cada exposición en donde se destacan nítidamente y habitualmente obtienen importantes distinciones, y sangres probadas desde hace muchísimos años.
Es ahí en donde conocer la historia de la familia se hace necesario. “La firma comienza en el año 1949 con mi abuelo Agustín Alvarez conformando los planteles”, comenta Alberto, tras la obtención de la Gran Campeona y reservada Gran Campeona de la recientemente finalizada exposición de Paysandú. Y continúa con “La Campana”, estancia originaria de la familia, que comienza a presentarse en diversas exposiciones del Interior. En el año 1968, Alberto decide dejar de estudiar y se va a trabajar con su padre, “y comenzamos a prepararnos para ir a las exposiciones del Prado, con la cabaña ‘El Ombú’ de Agustín R. Alvarez, mientras se continuaba asistiendo a las muestras del Interior”. En ese entonces, las exposiciones del Interior “eran más grandes, con muchos animales y muy bien preparados y remates muy importantes”, recuerda.
En el año ‘68 se obtuvo el primer toro Gran Campeón en Melo, “y en el ‘78 empezamos a ir al Prado con Hereford astados, en donde ganamos en el año ‘80, ‘84 y ‘88, en este último año con el Gran Campeón Polled Hereford”.
Explica que “con la desgracia del fallecimiento de nuestros padres, y como toda familia, hubo un corte en donde quedé con el ganado que se había iniciado en esos años, y actualmente con mi hijo Agustín, se sigue adelante como cabaña ‘Ataliba’, participando de las muestras del Interior y también la Expo Prado”.

Paso al Polled

En el año ‘79 se compraron las primeras vacas Polled Hereford. Alberto la recuerda como “una moda en ese momento, similar a lo que acontece en la actualidad con el Aberdeen Angus y el Polled Hereford”, sostiene.
“El Polled Hereford era más chico y de menos peso que el astado, pero se fue acrecentando y hoy las guampas no tienen su razón de ser, ocasionando dificultades innecesarias en el trabajo”. Viene el recuerdo de vivir en carne propia “los problemas que generaba juntar el ganado en los rincones, tenía que ser en el medio del campo porque si no, no había alambrado que quedara porque se lo llevaban puesto”, sostiene.
Para Alberto Alvarez la evolución de la raza no es tan importante. Lo trascendente es “la evolución de los números que tenemos hoy y que antes no había”, refiriéndose a los EPD, “ya que hoy tenemos desde el peso al nacer hacia adelante. A quien no le gusta el fenotipo tiene todo eso para moverse, y anda muy bien”, dijo.
Destacó que el peso al nacer en el Hereford “ha dado un muy buen resultado para las pariciones, porque hay muy pocos problemas de atraque y todo lo demás”. Además, en “Ataliba” se trabaja en “no perder la calidad y lo bonito del Polled Hereford”. Mencionó la pigmentación como “muy importante para la raza porque si no surgen otros problemas”.
Enfatizó que se sigue con las mismas características de años atrás, “con pesos muy similares pero con todos los datos de EPD, que lo consideramos muy importante”.
Llega el momento de cada remate en las exposiciones y de antemano se sabe que los toros de Alvarez se venden. Y la explicación la brinda el propio Alberto: “la mayoría de los toros los usamos nosotros y después los vendemos, por lo que se trata de toros usados con todas las garantías, y además, ante cualquier reclamo estamos al pie del cañón para solucionarlo”, precisó.