Con el corazón a la gran final

Histórico. Trébol alcanzó la final del Uruguayo de Clubes por primera vez en su historia –bajo el formato actual del campeonato– luego de una serie para el infarto ante Carrasco Polo, el multicampeón del rugby vernáculo. En un escenario rebosante de público como nunca antes durante el torneo, que alentó sin cesar en el Paysandú Golf Club, el albiverde perdió ayer por 21-17 ante el caballito, pero hizo buena la mayor cantidad de tries sumados en los dos encuentros (21-18 a favor de los sanduceros en la ida) para así arribar a la finalísima que se disputará el sábado 3 de noviembre ante Old Christians.
La paridad de ambos conjuntos resultó patente durante todo el transcurso de la llave y en el cotejo revancha se hizo aún más notoria. La intensidad de los protagonistas no dejaba un claro dominador en el arranque, hasta que sobre los ocho minutos, en un error en el line de Trébol, permitió a Carlos Protasi apoyar el primer try del partido y de la visita. José Asuaga se encargó de la conversión y 7-0 para Polo.
La reacción vino de inmediato con un try de Ignacio Grignola, a los 13 minutos, quien con una atropellada puso la ovalada en el ingoal, TMO mediante. No hubo conversión. Desde ese momento, Trébol tomó las riendas del primer tiempo, con una dura defensa, fuerte en el scrum, al tiempo que Carrasco Polo denotaba problemas para la elaboración. Poco antes del descanso, Protasi vio la amarilla y Trébol aprovechó: try de Brian Vergara, conversión de Alejo Durán y el local que se ponía 12-7 arriba antes del complemento.
El segundo capítulo fue una batalla física y mental, que Trébol supo sortear con entereza y paciencia. Porque la pasó mal desde el inicio de ese período, por el try de Santiago Gibernau a los cuatro minutos y el de Tomás Etcheverry a los 15, más las conversiones de Asuaga. Eran un 21-12 que sellaba la serie para los montevideanos. El entrenador Mateo Durán movió el banco, mandó a la cancha a jugadores como Juan Pedro Rombys –lesionado del pómulo, igual jugó– y Mathías Palomeque que le brindaron fuerza renovada en la primera línea.
Y la prueba de madurez y templanza llegó en la recta final del partido. Apurado por el resultado y el tiempo que se consumía irremediablemente, Trébol demostró en ese instante por qué es merecido finalista. Alrededor de diez minutos luchó sobre una esquina, entre lines, scrums, una férrea defensa de Polo, a escasos metros del ingoal, favorecido también por una nueva amarilla en el caballito. Había que anotar en ese momento el try que faltaba para superar la llave, de otro modo sumaría una nueva decepción. El premio a la perseverancia llegó cuando Vergara encontró un hueco y apoyó. El público local explotó en un solo grito, entre gestos de alegría, puños cerrados y alivio.
Los últimos minutos no fueron aptos para cardíacos. Solo valía defender para Trébol y mostrarse atento para hilvanar alguna jugada rápida en ataque. Un cobro dudoso por parte del referee le sirvió a Polo contar con un line muy cerca de la raya final. Otra vez, el equipo sanducero se aplicó en su buena defensa para recuperar esa pelota que valía oro, sostenerla hasta que Alejo Durán, sin dudarlo, la sacó del estadio cuando le indicaron que el tiempo estaba cumplido.
El pitazo del árbitro para marcar el final de este duelo durísimo sirvió para soltar la alegría contenida, con los hinchas sumados a los jugadores que demoraron en salir de la cancha, a sabiendas de haber logrado un hecho histórico para el club sanducero que hacía tiempo que venía mereciendo luchar por el título del Uruguayo de rugby. El sábado próximo tendrá esa gran oportunidad.