“El Ancla” exhibió a productores y técnicos de varios países su compromiso con los pastizales

Dedicado a la cría de bovinos y ovinos sobre campo natural, el establecimiento “El Ancla” de Marianela Merello –ubicado sobre ruta 4 a 18 kilómetros de la ciudad de Guichón–, trabaja sobre 1.000 hectáreas, de las cuales 16 son de verdeo implantado, por lo que el 95% es sobre campo natural. Durante buena parte del día recibió a las delegaciones de varios países, que participaron entre viernes y sábado en el entorno de Guichón, del XII Encuentro de Ganaderos de Pastizales Naturales del Cono Sur.
“Lo que hacemos a los efectos del cuidado del campo natural, que es la base de nuestro trabajo, es contar con una carga debidamente ajustada, de forma de no lastimar las pasturas, manteniendo que todas las pasturas florezcan y semillen, y se mantenga el tapiz siempre entero”, explicó la propietaria del establecimiento fundado en 1857 por el tatarabuelo de Marianela, y que es la quinta generación al frente de la estancia.
Más allá de lo que “fatalmente” sucede con los períodos de seca “como los que hemos tenido, porque siempre hay una degradación importante y pérdida de plantas, si mantenemos la carga ajustada, hacemos mucho por mantener los pastizales sanamente”, dijo.
En “El Ancla” trabaja con una carga de 0,70 a 0,75 Unidades Ganaderas (UG) por hectárea, “aunque en algún momento puede haber un poco más, con primaveras u otoño como los que hemos tenido, que redunda en inviernos y veranos de mucha pastura, que nos lleva a levantar un poco la carga”. Pero aclara que “siempre nos manejamos con esos niveles, que son los apropiados para suelos basálticos en donde estamos trabajando”.
Si bien todos los campos que tienen costas al río Queguay “son campos muy fértiles y bastante tierra que determina que tengan buenas pasturas”, Merello explica que “tenemos campos sobre la parte alta del predio sobre ruta 4, que son de basalto más superficial. Allí se trabaja más con las ovejas y el ganado en la parte más profunda”.
Dejó en claro ante más de 300 personas de Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia, Colombia y Estados Unidos, que “no tener una dotación ajustada, puede llevar a recurrir a ración o tener que implantar verdeos o praderas”. Aclaró que “nosotros recurrimos a la ración en momentos de sequía y que está faltando pasto, pero cuando la carga es ajustada esto no debiera suceder”.
El hecho de formar parte de la Alianza del Pastizal, “nos compromete a cuidar con más esmero el tapiz y la pastura en donde desarrollamos nuestro trabajo. Si queremos estar dentro de la Alianza, debemos tener como método el trabajo en esa forma”.

Una empresa

Para Merello, quien ha trabajado en el área financiera de empresas, “el campo es una empresa como cualquier otra, y tenemos que tener registros y necesariamente deben ser de todo tipo. No son exclusivamente registros económicos, sino también cómo administramos las pasturas y cómo nos movemos dentro del campo”.
Entiende que “se debe llevar un registro de la historia diaria de cómo nos manejamos, qué movimientos se efectúan dentro de los potreros en el campo”. Sin registros, “es imposible tener una idea de cuánto se gasta en producir si no lo llevo registrado”, enfatizó.

26.000 hectáreas

“El Ancla” en sus inicios eran 26.000 hectáreas. Hoy tiene 1.000 hectáreas y su propietaria reconoce que esto “es bueno, porque la distribución de la tierra es importante y que podamos ser muchos los que trabajamos es esencial”.
Pero la responsabilidad de vivir en un casco fundado en 1857, es importante, “porque hay que mantener el cuidado y la historia del establecimiento, que además tiene un museo que representa también una parte de la historia de nuestro país”.