La educación, base del capital humano

En los últimos días se han dado a conocer las conclusiones del último informe “Aristas” realizado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) en el marco de la nueva Evaluación Nacional de Logros Educativos. De acuerdo con la información suministrada por esa organización, “Aristas produce información sobre los desempeños en lectura y matemática de los estudiantes de tercero y sexto de escuela y tercero de media, con foco en los conocimientos y capacidades que el sistema educativo uruguayo se propone que alcancen sus estudiantes. Además, busca conocer sus habilidades socioemocionales y sus opiniones sobre el clima escolar, la convivencia y la participación en los centros”. La investigación, que abarca a las escuelas en áreas rurales y urbanas, tanto públicas como privadas, involucra asimismo a padres de estudiantes, directores y docentes.
La difusión del informe por parte del diario “El Observador” puso sobre la mesa un dato alarmante: 70% de los alumnos escolares de los contextos más desfavorables “no son capaces de ubicar información en un texto”, ni de reconocer “elementos básicos de la situación de enunciación” ni de “deducir el significado de palabras o expresiones a partir del contexto”. Adicionalmente, el 47,6% del total de alumnos de terceros de escuela no alcanza una compresión global de los textos y más de la mitad (50,9%) no alcanzan al nivel 3 de dificultad en una escala del 1 al 5 en ejercicios tales como diferenciar los lados de un triángulo, los vértices o ángulos, multiplicar números de hasta tres cifras por los de una cifra y dividir números de dos cifras entre una cifra.
En materia de infraestructura educativa, los números tampoco resultan tranquilizadores: mientras que el 62,4% de las escuelas en contextos favorables o muy favorables tienen laboratorio de informática, únicamente el 3% de las escuelas de contexto muy desfavorable posee ese tipo de instalaciones. En cuanto a la existencia de una biblioteca escolar la diferencia es de 87% a 62,4% y en el caso de una sala de artes o música los valores se sitúan entre 22,6% y 3,9% entre escuelas de contexto favorables o muy favorables y escuelas de contexto muy desfavorable respectivamente.
Otro de los aspectos negativos del informe tiene relación con la antigüedad de los docentes según el tipo de centro, ya que “los maestros de los centros pertenecientes al contexto muy favorable reportan mayor antigüedad en la docencia que los de centros de contextos menos favorables. La mayor brecha se observa en los extremos de la escala. Mientras que el 33,1% de los docentes del contexto muy desfavorable reporta tener menos de 10 años de antigüedad en la docencia, el porcentaje desciende a 19,6% en los centros pertenecientes al contexto muy favorable. Por el contrario, mientras que el 16,7% de los docentes de contexto muy favorable reporta tener 35 o más años de antigüedad, el porcentaje desciende a 4,4% en el caso de los docentes de contexto muy desfavorable”.
Del informe resulta claro que la educación primaria se encuentra en un estado crítico, lo que tendrá consecuencias perjudiciales para toda la sociedad uruguaya en el mediano y largo plazo, ya que los beneficios de la educación en el desarrollo político, social y económico de los pueblos son indiscutibles tal como surge de diversos estudios internacionales. A modo de ejemplo, en las últimas décadas los economistas estadounidenses ganadores del Premio Nobel Theodore W. Schutlz y Gary Becker han impulsado y explicado el argumento de la educación como una inversión de vital importancia para la sociedad. Ambos investigadores están relacionados con la denominada “teoría del capital humano” la cual ha sido definida por Becker como el conjunto de las capacidades productivas que un individuo adquiere por acumulación de conocimientos generales o específicos, considerando la educación como una inversión. Tal como fuera señalado por el propio Becker en el año 1964, “el individuo incurre en gastos de educación al mismo tiempo que en un costo de oportunidad por permanecer en la población económicamente inactiva y no recibir renta actual; sin embargo, en el futuro su formación le otorgará la posibilidad de obtener unos salarios más elevados, pero la productividad de los empleados depende no sólo de su aptitud y de la inversión que se realiza en ellos, tanto dentro como fuera del puesto de trabajo, sino también de su motivación y de la intensidad de su esfuerzo”. Para la teoría del capital humano, además de la educación existen otros componentes a tener en cuenta, los cuales tienen especial importancia al momento de evaluar el progreso económico de las comunidades, como por ejemplo las condiciones de salud de los empleados, la experiencia adquirida en forma acumulativa en un puesto de trabajo y la capacitación que ese mismo trabajador reciba en el lugar donde cumple tareas. Queda claro que resulta imposible alcanzar un nivel de desarrollo que garantice niveles de vida adecuados para la población si no se otorga un lugar primordial a la educación.
Paradójicamente el responsable de este lamentable estado de la educación pública a nivel primario es el presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Wilson Netto, a quien la Ministra de Educación y Cultura María Julia Muñoz calificó en el mes de febrero de 2017 como “el José Pedro Varela de este quinquenio”, utilizando una frase absurda a irrespetuosa que se vuelve tragicómica cuando se conocen los “logros” alcanzados por la gestión de ese jerarca, los cuales no son un invento de la prensa, ni del Poder Judicial (a quienes el Gobierno considera sus enemigos y somete a constantes ataques) sino del propio Ineed. Luego de dieciséis años en el poder con mayorías parlamentarias, el Frente Amplio ha sido incapaz de concretar soluciones tangibles para los problemas educativos que atraviesa nuestro país. Peor aún, los ha profundizado, al tiempo que muchas de sus principales figuras se encargan de atacar a diversas profesiones universitarias (escribanos, abogados y médicos) como forma de seguir ensanchando “la grieta” al mejor estilo kirchnerista. Ambos jerarcas deberían dejar de lado su natural soberbia y leer a José Pedro Varela, para quien “la educación es la más valiosa herencia que los padres pueden legar a sus hijos. Los bienes materiales, por cuantiosos que sean; las posiciones sociales por elevadas y seguras que parezcan, son siempre inestables y están expuestas a los azares de la fortuna humana. Los únicos que no se pierden jamás, una vez adquiridos, son los que resultan de la educación (…) la educación es, pues, fortuna que no se pierde, que no se gasta, que produce siempre: capital atesorado, que reditúa constantemente, y que los padres pueden, y deben, legar siempre a sus hijos”.