La voz del público

LA CULTURA DE LA INCULTURA
Leyendo un artículo de días anteriores me movió a transmitir esta opinión, que tiene profundas raíces sanduceras.
Cuando éramos niños de 7 u 8 años nos criamos en la zona de la estación, más propiamente calles Tacuarembó, Juncal, Guayabos, avenida Salto. Allí jugábamos a la pelota en la calle, con pelotas de trapo y luego goma frente a una carnicería del Riche Irigaray y el galpón de trabajo de Julio Coiro y el balancero Giménez. Éramos unos cuantos y no sólo jugábamos a la pelota sino que aprendimos a andar en bici, corríamos con gomas, con aros de hierro y la varilla de alambre, la bolilla, las figuritas, carreras de velocidad y alrededor de la manzana. Si no lo hacíamos en la calle, íbamos al campito de avenida Salto, Cerrito y Guayabos y jugábamos horas. De aquí muchos saltamos al Baby Fútbol que recién empezaba y luego a los inferiores de River o Bella Vista. Entre nosotros jugaba Omar Romano, quien supo llegar a jugar en reserva de Bella Vista, y lo hacía muy bien. Pero a su vez Omar comenzó siendo adolescente a ensayar en su casa de calle Cerrito al lado de la casa paterna del Dr. Oberti donde vivía su mamá (Oberti). El papá de Romano se sentaba con su señora en el zaguán de la casa y desde dentro se escuchaba la voz de Omar cantando abiertamente con una voz y melodía fuerte y particular. En ese entonces había muchos personajes alrededor de la estación y que llamaban la atención de nosotros como el Manco Careco, Sochi, el Turco Lasantera con su bolsa a cuestas y vendiendo los números para la quiniela, su hermano Cachito, Salinas que a la vez eran maleteros en la estación. Allí había mucho movimiento de continuo y bares o casas de comidas y la población de trabajadores de AFE muy numerosa, el tanque de Ose, la cancha de Bella Vista donde hoy es la escuela Nº 4, los camiones de remolacha cuya cola llegaba a veces hasta calle Bulevar y Salto y todo el entorno que rodeaba esto y recreaba una vida diaria distinta a la de hoy y realmente progresista sin demagogia como la actual. Bajo este contexto surgían mil anécdotas que dieron para hacer poemas y canciones a granel interpretadas por murgas como La Luz de la Vela (sin igual), folcloristas como Los Kosteros, el guitarrista Benítez, Cachivache y Calcomanía, Lirio Azul, Carlitos Gerardo Monzón, el sordo Picarone y otros que muchos recordarán. De todos estos la pluma y la voz de Omar empieza a trascender interpretando temas y logrando llevarlos al disco y haciendo conocer vivencias de Paysandú a través del canto. Llegó a estar años en Montevideo a muy alto nivel para luego retornar a su casa de origen familiar y allí estar casi olvidado artísticamente en su terreno. Puede ser que tenga una personalidad que a muchos no les guste pero lo cierto es que es artísticamente un muy buen producto sanducero que canta muy buenos temas de aquí haciéndolos trascender a todos lados. Pero como es costumbre casi sanducera si sos de acá ayuda al de allá, y me olvido de que la cultura nuestra es auténtica si empujo al del terruño antes que nadie y lo tengo como referente cultural al servicio de mi gente para transmitir los valores y conocer de ellos su origen transformado en canciones o melodías. He visto a través de los años que llevo vividos que gracias a los arreglos políticos personales metemos gente sin conocer cultura a montones, que luego desfilan por las distintas oficinas y quedan como funcionarios amontonados sin que la cultura tenga altura y se distribuye la incultura por doquier. Así como pasa con Omar pasa con un sinnúmero de artistas que ni siquiera son teloneros de los que vienen de afuera traídos por los truchetis que ofician de empresarios apañados por funcionarios puestos a dedo y que dominan las fiestas nuestras dándole vida a los de afuera antes que a los de adentro. ¿Cuándo será el día que seamos realmente progresistas? ¿Cuándo será que demos importancia más a lo de adentro que a lo de afuera? Porque de esa manera lo nuestro nunca crecerá y lo bueno pasado se perderá en el tiempo sin que lo conozcan los jóvenes. Aquí transcendieron Los Iracundos porque fueron inmensos y son más famosos afuera que adentro. Sepan bien que una ciudad trasciende por sus ideas, realizaciones, modernidad, deporte y cultura propias y no por lo copiado o traído de afuera, que cuesta dinero y se lleva la bolsa dejando lo de aquí con las manos vacías. Seamos más localistas, defendamos lo nuestro y tendremos más resultados positivos para nuestra gente. Nosotros nos merecemos algo mejor y no mirar la fiambrera en todo sentido. Hubo mucha gente que dio la vida por defender Paysandú y la hizo heroica, lo que entró en la historia uruguaya profundamente, por ello valoro que se defienda lo nuestro por lo cual todo el país nos conoció y que estamos perdiendo. El progresismo no tiene color ni de piel, ni de partido, solo sirve si se ejecuta con inteligencia defendiendo los valores de las personas como funcionarios u artistas o profesionales de enseñanza, la salud, etcétera, y corriendo al mal funcionario, que hay muchos y toman decisiones y a veces muy erróneas y fuera de contexto. Si seguimos así sólo provocaremos una gran división y solo por hacer llegar nuestra idea que no tolera a la otra. Despertemos entonces ante una nueva elección pronto, que no pase otra vez lo mismo, como sanduceros nos queda sentarnos en una mesa, armar un buen plan de gobierno y que lo ejecute quien a la gente lo vea más atildado para llevarlo adelante. ¿O tenemos miedo de sentarnos a hacer algo bueno? Se nos está cerrando el círculo en política como sucede con la cultura, el deporte y otras actividades y no nos damos cuenta porque no queremos.  Víctor Santos