Positivo impacto generaron las instalaciones de la Unidad de Investigación y Desarrollo en Eemac

La construcción de un establo con cama caliente con capacidad de estabular 64 vacas –lo que procura mejorar el bienestar animal y determinar en qué medida incide el confort sobre la productividad– y comederos que, a través de un sistema de sensores, pueden determinar el consumo individual por vaca, además de erigirse un tambo con equipamiento de ordeñe de última generación, que registra automáticamente los eventos más importantes de esta tarea, generó gran impacto en quienes participaron ayer en la estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac), de la Unidad de Investigación y Desarrollo (I+D) a escala comercial en lechería, construida en el predio de la Facultad de Agronomía.
La obra en el predio de la Facultad de Agronomía en Paysandú –promovida y financiada por la Red Tecnológica Sectorial (RTS)–, procura fortalecer la investigación, la innovación, el desarrollo y la formación de capital humano en la lechería uruguaya.
Más de un centenar de personas que participaron en la jornada, apreciaron a primera vista algo similar a un collar en algunas de las vacas: “son equipos que registran la actividad de las vacas, provenientes del Reino Unido y que se usan desde hace algunos años, que registran los movimientos mandibulares del animal, y permite determinar en base a algoritmos, cuándo la vaca está comiendo, cuándo está rumiando y cuánto tiempo pasa en otra actividad”, manifestó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Pablo Chilibroste.
El responsable de la investigación agregó que el equipo que va arriba en el cuello de la vaca, “tiene un acelerómetro que permite identificar el movimiento de la vaca, detectando si se está moviendo o está echada”.
Explicó que estos detalles “tienen vínculo directo con la cantidad de lo que come la vaca y como lo procesa, y por lo tanto con los nutrientes que va a haber disponibles y la producción de leche de la vaca”.
Además, permitirá tener en cuenta “el gasto energético de la vaca, porque tiene que salir a buscar el forraje en pastoreo. Esos animales terminaron ayer la investigación en pastoreo, y algunas de ellas continuarán ahora estabuladas y combinando el pastoreo, en condiciones diferentes hasta ahora”.
Otra de las particularidades del confinamiento, es la forma en que toman agua las vacas. Tienen una forma de potes o batea chiquita, en donde empujan con la lengua o la mandíbula y ahí sale el agua. Eso permite de una forma simple y económica, que el agua esté siempre fresca y limpia”.

CAMA CALIENTE
Las vacas descansarán ahora en lo que se denomina, establo con cama caliente. “Es aserrín de pino con un poco de viruta, donación de la Caja Bancaria”. Aclaró que las experiencias anteriores “es con eucalipto, por lo que estamos innovando”.
Sobre la duración explicó que “como mínimo dura un año, y si funciona el sistema muy bien puede llegar a dos años, por lo que hay que sacar el material, se deja madurar y se distribuye en el campo y se vuelve a colocar material nuevo. Es un sistema que tiene como ventaja que no se debe lavar todos los días, ni trasladar orina y heces todos los días, y permite un reciclaje más completo de nutrientes y menos riesgo de contaminación”.

ASPERSORES Y VENTILADORES
Previendo las altas temperaturas del verano, fueron colocados para brindarles mayor bienestar animal, aspersores y ventiladores. “Ambos equipos están regulados por sensores de humedad y temperatura”, señaló el profesional.
“Están regulados para que cuando el ITH (combinación de humedad y temperatura supere cierto valor), se prenden los aspersores y los ventiladores. El aspersor moja y el ventilador evapora, y por lo tanto en este galpón no debe haber estrés calórico en ningún momento”.
Se pretende investigar “cuánto impactan las altas temperaturas en la zona, en la producción, la composición de la leche, la salud, entre otros aspectos”.

TAMBO
“El tambo es una sala común de ordeñe, convencional, espina de pescado. Pero sí con una máquina moderna, con las prestaciones propias de ese tipo de máquinas. Todos los días durante el ordeñe se controla la calidad de la leche, y aunque todavía no está instalado, se puede detectar automáticamente las células con mastitis subclínica o dudosas que ameritan un análisis”, explicó.
Esa información se registra durante el ordeñe “y va a una computadora en donde se analiza, o cuando se genera alarma, porque con esos registros se constata cuando algún parámetro no está estable, y orienta que vacas hay que analizar”, acotó.
“Toda la información qué se recopile, permitirá que en mayo o junio, cuando se lleva a cabo la Jornada anual de Lechería, se divulguen los primeros resultados. Después continuará un monitoreo constante cada tres o cuatro meses, informando de lo que se realice”, dijo Chilibroste.

IMPACTO IMPRESIONANTE
“Esto tiene un impacto impresionante desde el punto de vista de la investigación y la calidad de esa investigación, que impacta directamente en la calidad de la docencia de grado y posgrado que se va a obtener”, manifestó a EL TELEGRAFO, el ingeniero agrónomo Pablo Boggiano, director de la Eemac.
Consideró que es “la culminación de un gran esfuerzo de un equipo de gente encabezados por el ingeniero agrónomo Pablo Chilibroste, y también de un fuerte apoyo de parte de la UdelaR para lograr concretar algunas de las obras que no se podían hacer”.
Vio también como positivo, la posibilidad de “sacar la sala de ordeñe del casco de la facultad, y tener nuevo tambo con todas las tecnologías modernas, con lo que eso implica, y tener la posibilidad de trabajar en condiciones de respeto del medio ambiente, como debe ser, con tratamiento de efluentes, y pensando en esos efluentes para el riego de cultivos y pasturas, trabajos que están detrás de lo que ha conseguido Chilibroste”.
“Nos reconforta tener instalaciones que se pueden mostrar a los estudiantes, a los técnicos y los extranjeros, y que es de primer mundo”, subrayó Boggiano. “Nada tenemos que envidiarle a otras instalaciones de investigación en otras partes del mundo”.

PÚBLICO-PRIVADO
El proyecto surge de una organización público privada integrada por la Universidad de la República (UdelaR), el Instituto Nacional de la Leche (Inale), el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), el Consorcio Regional de Innovación (CRI) Lechero del Litoral, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y la empresa Conaprole. El acuerdo inicial surgió del proyecto en desarrollo “Sistemas de producción de leche competitivos, sostenibles y simples: El desafío de la lechería uruguaya”. La RTS ha definido una serie de temas de investigación en el área de producción de forraje, de sistemas de producción –intensivos y resilientes–, de reproducción, salud, bienestar y en infraestructura.