Solicitada

ANTE LA VIOLENCIA
EN EL DEPORTE
Este artículo nace debido a las rencillas en el deporte provocadas por espectadores que ni siquiera viven lo que se está disputando, sea cual sea el deporte. Como fui elegido por mis compañeros de directiva como referente de seguridad ante la Liga, he vivido estos años varias situaciones, distintas y difíciles y por ello quiero puntualizar definidamente lo que pienso ante esto. El domingo pasado vi a un muchacho mayor largo rato, cómo provocaba una salida a su estado de ebriedad, algo que se produjo tomando permanentemente alcohol dentro de la cancha de fútbol y justo cerca de mí. Luego sucedió lo que sucedió porque él no tuvo mejor idea que ir a provocar a los hinchas de Bella Vista que salían. Él se salvó de que lo lastimaran porque varias personas de ambos cuadros –y “cuerdos”– lo sacaron, pero allí está lo que provocó. Lo demás ya lo definimos, se hicieron las denuncias y están aclarándose los hechos. Hago este pequeño comentario para poder expresar lo que tantos saben y otros no, o no lo quieren saber aceptar: cómo se forman barras de aliento en los equipos, lo que no está mal, cuando es una fiesta, si se vive bien. Pero desde hace años, se cuelan rompiendo alambrados, por arriba de lo muros, o atropellando unos cuantos en la puerta y de una forma u otra entran bebidas y las consumen delante de todos como riéndose del público. Ningún deporte necesita el aliento de ebrios, drogadictos pendencieros o matones, sino que molestan con su libre vivencia transformándola en molestia. Gritan cualquier grosería porque es libre provocar a escondidas a jueces, jugadores u otros hinchas, provocan a los guardias, policías y a todos los directivos que dejan horas y horas para mantener viva la llama de las competencias. Están siempre corriendo a la gente que ha vuelto a la cancha y su familia, pues se escuchan tantas barbaridades que dan asco. ¿Saben cuánto cuesta mantener un equipo de primera y sus categorías, tienen la más mínima idea de lo que hay que hacer para ello? Las horas que se dejan, y el desgaste físico, mental y monetario que significa para que esta gente haga lo que quiera. Discúlpenme pero esto no es así. Tengo en mi memoria al Koni Álvarez y digo a él pues es lo más reciente que nos pasó. De tanta preocupación por los problemas que el club tiene para funcionar y el estrés que provoca, y cayó una tarde para no levantarse más. Y solucionaba mil problemas en beneficio de todos los que andamos a la vuelta trabajando por el deporte y no para que no importe. Así como él hay en todos lados, en las ligas, en las comisiones de fomento, los guardias, la policía, los periodistas, etcétera, y es necesario que se les respete, se les cuide y se les ayude. No es fácil. Para ver un espectáculo no se necesita tomar bebidas, ni bombas, ninguna de esas cosas juega, sino en contra del espectáculo. Con llevar la camiseta puesta o una bandera ya es suficiente pero hay que respetar lo que uno viste y no herir al adversario (que pude ser su propio hermano) sino vivir lo que uno va a mirar y aplaudir lo mejor. El deporte no es una confrontación, sino un encuentro entre deportistas que cuidan sus preparaciones en pos de superarse y no lesionarse para lograr de cualquier modo el triunfo. Para moderar hay reglas y jueces, para que todo se desarrolle bien y hay que respetarlas todas, y para superar todo esto hay que prepararse muy bien y es donde el mejor preparado logra salir airoso. No creo en los que siempre dicen que los perjudican pues detrás de ello tratan de esconder su ineficacia. Quiero llegar lo más breve posible a una conclusión valedera y con sustento ante estos hechos que nos lastiman profundamente. Quieren correr los dirigentes que laburan, quieren llevar esto a tierra de nadie, quieren que no existan más los clubes, que se deshagan las ligas, que los chicos no tengan donde ir, que en lugar de que existan los lugares donde hay contención para 200 chicos desaparezcan, que haya libertad para el alcohol y droga, la desidia, el vandalismo, el atrevido, que no haya respeto por nadie ni por nada; bueno, así vamos camino a eso. Señores, el Estado debe cuidar las instituciones, ayudarlas y no matarlas como lo hace con la luz y el agua, con las fichas médicas, sin ayuda al deportista en salud, equipamiento, etcétera, y demostrar que está a favor del deportista, su familia y la recreación. No más violentos, no más desprolijos, no más droga alrededor de los espectáculos, no más colados pues los espectáculos cuestan y si tienen dinero para comprar bebidas pueden tener para la entrada y sino que no vayan pues no es bueno molestar al que paga la entrada y con ello en algo mantiene la viva la llama de los espectáculos, que en Paysandú hoy va menos gente que hace 50 años, porque es preferible ir a tomar mate que ir a las canchas, ¿o miento? Hay que noquear la violencia y el mal comportamiento, si no esto se va al carajo. Si no, vamos a tener que jugar dentro de un cuartel. Víctor Santos