Desguazadero de embarcaciones y proveedor de metales para Laisa

En nuestro país hay una empresa dedicada exclusivamente al desguace naval. Es la Corporación Aceroceanico Uruguay, una empresa especializada en desguace naval y tratamiento de chatarra.
Su principal, Alvaro Nicola, explicó que su trabajo “es exclusivamente el desguace de las embarcaciones que están en desuso como también de buques que adquirimos a agencias navieras, que son naves que ya están obsoletas, fuera de servicio y que no pasan por dique. Eso lleva un proceso previo por ANP, Prefectura y Marina Mercante, para poder llegar al desguace de esas embarcaciones”.
Explicó que hay buques abandonados, ya que “hay empresas navieras que ya no trabajan, algunas calificadas como golondrinas, que estuvieron y se fueron dejando las embarcaciones, pero no se puede ir y sacarlas o desguazarlas. Se deben cumplimentar trámites que exige la normativa y eso lleva tiempo y genera un enorme desembolso al Estado”.

Un pesquero de Fripur

Dijo que justamente estos días “estamos desguazando un barco que era de Fripur y pasó a una empresa canadiense que adquirió todos los activos de Fripur. Nosotros compramos cuatro, y estamos cortando el primero”. El metal que se recupera “se lo vendemos a la empresa Laisa, que es uruguaya. Nosotros los desguazamos pero hay otras empresas que recuperan barcos y los exportan a China o a India, por ejemplo, o a los otros países que compran acero, como Corea, Vietnam o España”.
En el caso de Laisa, “lo funden y hacen varillas de acero y trafilados para obras. Lo que nosotros compramos se recicla y se utiliza acá, pero mucha gente lo exporta”.
En cuanto a los barcos que están abandonados en los puertos, particularmente el montevideano, dijo que “hay como 50 barcos que quedan en el dique de cintura de Montevideo para desguazar”, y comentó que “el problema es que para que queden a favor del Estado (por abandono) pasa mucho tiempo, hay que hacer juicios, porque todos estos barcos tuvieron un dueño, empresas que pueden tener embargos. Y barcos que hoy están flotando terminan hundidos, porque los trámites llevan dos o tres años por lo menos”.
A juicio de Nicola, “deberían sacarse mucho más rápido, no se puede estar pagando fortunas por el reflotamiento. Cuando está flotando es más fácil y barato. La administración puede dar 50.000 dólares para que uno se lo lleve y lo desguace. Pero como pasa mucho tiempo, terminan pagando 300.000 o 400.000 dólares para que lo refloten. Y no son barcos que puedan quedar operativos, no van a pasar nunca más por dique porque saldría muy caro repararlos”.