Así festejan el año nuevo los uruguayos en la Antártida

El año nuevo se recibirá en la Base Artigas compartiendo un cordero a las brasas, pero también -si las condiciones lo permiten- visitando a las bases cercanas de otros países. La foto corresponde a los festejos de Navidad.

El recambio del personal militar en la base se produjo horas antes de la festividad que desde el primer gobierno de José Batlle y Ordóñez se dio en llamar Día de las Familias, lo que resume todo lo que implica para los uruguayos la fecha del 25 de diciembre. Los que regresan al continente lo hacen con la ilusión del reencuentro, los que llegan, además del frío, afrontarán estos días alejados de su hogar, sabiendo que hay varios meses más por delante de paisajes blancos y ventiscas.
El teniente coronel José Carlos Fonseca, quien está ahora a cargo de la base uruguaya en la isla “Rey Jorge”, vive sus primeras experiencias en el continente blanco con mucha expectativa y entusiasmo; mientras disfruta de una “cálida” jornada de un grado celsius sobre el cero, se presta para relatar a EL TELEGRAFO el trabajo que se realizará durante su misión.
“Arribamos hace pocos días, hace poco más de una semana que estamos acá. Hemos encarado un trabajo arduo, si bien estamos en temporada de verano, el clima está más benevolente, pero empezar actividades que son nuevas para nosotros, para la dotación recién entrante es bastante complejo. Somos una dotación que está integrada por 10 personas, que me incluye, más un integrante de la dotación anterior que permanece”, indicó.
La función del equipo es hacer el mantenimiento de la base “para poder recibir a los científicos uruguayos cuando vengan y brindarles el mayor apoyo que podamos, tanto en logística como en mantenimiento en alimentación y demás, para que puedan efectuar las tareas de ciencia que vienen a desarrollar acá, proyectos que fueron planteados y gestionados por el Instituto Antártico Uruguayo”.
Esta es, justamente por las condiciones más favorables, la época de mayor actividad científica en el lugar. “Actualmente están acá con nosotros tres integrantes de una dotación científica colombiana, que van a permanecer hasta el día 2 por lo menos, dos de ellos, y el tercero que se quedaría un tiempo más”, dijo.
Fonseca señaló que la Navidad se pasó de la manera más parecida posible a como lo hacen habitualmente en Uruguay. “Comimos un cordero a las brasas, acompañado con algunas ensaladas, con algún producto fresco, que en esta época, que es la época de intercambio de científicos y del ingreso de la dotación siempre se consiguen algunos de los víveres frescos”.
Para fin de año tienen pensado repetir el menú, pero además hacer intercambio: “tratamos de llegar hasta las bases vecinas, como la de Chile, Rusia, la base china, y darles un saludo también, como uruguayos que somos y el hábito que tenemos de estrechar los lazos de amistad, de ir a saludar y brindar un poco de camaradería, acercar un mate, siempre. Es lo que podemos hacer en estas latitudes”.

Un año

“Si Dios quiere en diciembre del año que viene estaríamos regresando al Uruguay”, señala Fonseca al ser consultado sobre el plazo de la misión. “Ahora estamos empezando la campaña anual de verano, allá por el mes de marzo, abril, cierra el período ventana de verano, con el tiempo más amigable, y empezaría la campaña de invierno, y quedaría la dotación básica, que seríamos los 10 integrantes, nada más acá en la base, para pasar el resto del invierno”, detalló.
Fonseca indicó que esta es la época del año de más actividad. “Hay más facilidad para el ingreso de las distintas fases; se planifica por fases, cada vuelo que trae una dotación de científicos desde Uruguay hace escala en Punta Arenas y después ingresa a la Antártida por el aeropuerto chileno. Desde ahí los traemos hasta la base e inmediatamente empiezan a ejecutar los proyectos que cada uno haya propuesto a través de la Dirección Científica del Instituto y que sea aprobado y evaluado, porque se hace toda una evaluación de impacto antes de dar la aprobación para que se realicen esos proyectos”, describió.
“En general lo que se trata es de preservar siempre la integridad de la Antártida, evitar la polución, cuidar dónde se pisa, tratar de no pisar un musgo, un líquen o algo que cuesta mucho trabajo crecer acá y esas huellas permanecen por mucho tiempo”, enfatizó.

Amigables

Si bien Fonseca describió las condiciones climáticas de ese momento como “amigables”, se debe considerar esto en el contexto de un continente que ofrece condiciones muy adversas. “Por ejemplo el día de hoy tenemos un grado de temperatura. Sin viento es bastante aceptable para estar afuera, Ahora está lloviendo, si bajara un poquito más la temperatura o si hubiera más viento, de pronto lo que cae es agua nieve”, dijo.
En la Antártida, agregó, “la temperatura promedio en invierno y entre estaciones está en los 15 grados bajo cero a los 35 grados bajo, entonces tener un grado, decir que estamos encima del cero, es un verano caluroso. Igual en la playa no hay turistas, lo que tenemos es un par de pingüinos”, bromeó.
“Es mi primera vez en la Antártida, realmente aún no la he pasado, sí en el curso preparatorio siempre van exjefes de base que han estado todo el año acá. La bahía se queda congelada en algunas oportunidades, totalmente congelada, se podría caminar sobre el agua congelada, queda toda la base hasta la mitad de las paredes con nieve”.

Preparación

De la preparación aseguró que tan importante como la propia es la de la familia de quien tiene que estar un año alejado del hogar.
“La familia es crucial que esté de acuerdo, que acepte, que lo apoye a uno, porque si bien uno puede estar muy decidido, la familia también tiene que estar en sintonía, aceptar que uno no va a estar por un año. En ese aspecto es muy similar a ir a una misión operativa de paz”, planteó. “La salvedad es que la Antártida es un continente en el que lo que se busca es promover la paz a nivel mundial, justamente por eso están todos los países, las potencias tienen base, no de este lado de la Antártida, pero sí en la otra parte. Es, digamos, como un recanto de paz, donde todas las naciones a través de la ciencia han buscado acercarse y congeniar para construir cosas en beneficio de la humanidad”, agregó.
Para Fonseca la preparación empieza por ahí: “si la familia está de acuerdo, si la familia lo apoya a uno, estar acá es mucho más sencillo”. De su primer contacto con el continente narró que “la experiencia es increíble, porque si bien hace frío y todo, el continente es tan salvaje, tan impoluto, intocado por la mano del hombre en su mayor extensión, que es como estar mirando una película de ciencia ficción pero del pasado”.
Invitó a los uruguayos a interiorizarse más sobre lo que nuestro país está haciendo allí.
“Lo importante es que la gente se sienta un poco más cerca de la Antártida, y por qué no los niños, que es lo que estamos buscando, que desarrollen proyectos, que se acerquen al Instituto Antártico (www.iau.gub.uy) con algún proyecto. Siempre es una expectativa que tenemos quienes pasamos por el instituto, y ahora que estamos acá es mucho más grande”, señaló antes de agradecer por la llamada y enviar un mensaje de salutación y buenos augurios para el año que se aproxima.