El Bibliobus recorre desde hoy las calles de Paysandú ofreciendo variada lectura

Desde esta mañana quienes paseen por la zona del balneario municipal se encontrarán con una presencia diferente: un minibus verde ploteado con divertidos diseños, de motorización eléctrica y que funciona como una biblioteca móvil. Pero pueden llamarle “Monona”, un nombre que recuerda a una pionera de la ciudad y que tiene mucho que ver en cómo llegó el vehículo a Paysandú.
La presentación del vehículo y de la propuesta que le involucra se realizó en la plaza Francisco Acuña de Figueroa, con la presencia de niños de diferentes instituciones educativas de la zona, así como vecinos y numerosas autoridades.
“El Bibliobus irá buscando lectores en Paysandú”, dijo el intendente Guillermo Caraballo; “en los barrios, en las escuelas, en la ciudad, en el interior. Este micro eléctrico fue una donación que recibió la Intendencia, al que le generamos una serie de infraestructuras para que pueda tener una cantidad de libros variados, en gustos y en edades, y que pueda circular y la gente pueda verlos en el lugar o retirarlos para llevarlos a domicilio o también se pueda afiliar a la Biblioteca Municipal”.
El jerarca indicó que el micro es “una extensión de la biblioteca; hacemos esto porque en realidad estamos embarcados en una propuesta mayor que es el traslado de la biblioteca José Pedro Varela al local de Paysandú Innova, un local que es del BPS, con recursos de Salto Grande”.
Para Caraballo se trata de una “buena propuesta, que es integradora, es itinerante, genera espacios culturales, lúdicos, va a estar por diferentes lados; en la temporada de verano va a estar principalmente en la playa, en la costa, con una cantidad de actividades, y a mí me parece que esta propuesta que impulsa la Intendencia de Paysandú tiene una cantidad de socios: el Plan Nacional de Lectura, el Centro MEC, la Facultad de Información y Comunicación, la Biblioteca Nacional, y tuvo en el señor Romeou el puntapié inicial, que fue quien lo donó a la Intendencia, y que lo tomamos y le dimos este destino, que me parece que fue muy acertado”.
La preparación del vehículo demandó varios meses de labor en los talleres municipales. Carmen Pintos, directora de la biblioteca, indicó que han recibido donaciones de editoriales reconocidas. También la Biblioteca Nacional destinó un importante volumen de libros que forman parte del contenido del nuevo servicio, la Facultad de Información y Comunicación y el Plan Nacional de Lectura también se sumaron, diversificando la oferta para los lectores. El servicio acercará a los lectores 300 libros, fruto de las donaciones recibidas.

“Monona”

La historia del nombre merece una atención aparte. La donación la realizó el sanducero, radicado en el departamento de Florida, Aldebar Romeou, pero lo hizo en nombre de su madre, una mujer ya fallecida que fue una referencia en Paysandú en los años 50.
Griselda Pereira Nuñez, “Monona”, nació en 1933 en el paraje (Puntas de) Buricayupí, fue de las menores de 6 hermanos y creció junto a su madre Delfina Pereira Nuñez. A los 12 años, fue enviada a la ciudad de Paysandú a cargo de una familia “de buena posición”, para completar la primaria. A cambio de la alimentación y cuidado, la niña debía realizar las tareas domésticas.
A los 15 años se mudó con la familia de su hermana Blanca y Félix Angioni. Allí, en el taller de soldadura del “Negro” Angioni (Rincón y José P. Varela), comenzó a aprender el oficio, transformándose en la primera mujer soldadora de Paysandú (y posiblemente del país). Su hijo la recuerda “siempre de vaqueros Far West, con el soplete de autógena en mano, no era bien vista por la sociedad de la época, comentaban que hacía un trabajo propio de hombres”. Romeou recuerda que realizaba trabajos para empresas como Copay, Paycueros, Azucarlito, Norteña, y su especialidad eran antimonio y hierro.
Se casó a los 25 años con un excomisario (Aldebar Juan Romeou) y abrió su propio taller en calle Uruguay casi Cerrito: “Taller Monona”. “Allí nos criamos varios, viendo y aprendiendo de su ejemplo, su sacrificio, su amor, su contagioso buen humor frente a cualquier situación. Vimos pasar por casa varios niños que ella cuidaba varios días, bañándolos, alimentándolos, abrigándolos. No olvidaba su niñez. Era una agradecida por el trabajo, por la buena salud, por los hijos, una agradecida a Paysandú”, dijo.