Solicitada

BASTA DE CULTURA
DEL “POBRECITO”
Hace unos años la embajadora alemana visitó un centro educativo en un barrio complicado de Montevideo. El gobierno alemán había donado para construir parte de sus instalaciones. Ese día llovía a cántaros y la asistencia de los niños había mermado.
La embajadora preguntó por qué no iban los alumnos. Su interlocutor le explicó que se inundaban algunas calles, que no se podía transitar y muchos padres no mandaban a sus hijos para que no se ensoparan los gurises. Acto seguido la germana comentó: si nosotros no hubiéramos ido a la escuela cuando llovía, Alemania no sería lo que es ahora.
Da para pensar. ¿Estamos enseñando para superar la adversidad? ¿Fomentamos el esfuerzo?
Si tratamos a los gurises (y no tan gurises), de la condición social y ambiente del que sean, como “pobrecitos”, les hacemos daño. Les cortamos las alas. Ayudamos a que sean frágiles en el futuro con todos los problemas que eso trae. Porque es su propia actitud en la vida la que los hará progresar. Y no podemos generar ciudadanos que se frustren ante la primera dificultad. Y también, como aquellos alemanes, tenemos un país que ir mejorando.
Como enseñaba un profesor de Cívica: “toda ayuda innecesaria es una limitación para el que la recibe”. Además, hay un tema de respeto. Cuando tratás a alguien como “pobrecito”, inconscientemente le estás diciendo: no servís por vos mismo, por eso quédate sentado que te doy la comida (como a un bebé) o una plata que no podés ganarla por tu cuenta.
Todo esto aplica, me parece, al ámbito educativo y al ámbito de las políticas sociales. Hay que buscar generar ciudadanos fuertes, que se valgan por sí mismos.
Es un tema cultural importante para el futuro de nuestro país. Juan Diego Inthamoussu