Un IMAE más cerca es alejarse del riesgo

A partir de la inauguración, el 17 de agosto de 2017, en Salto, del primer Instituto de Medicina Altamente Especializada (IMAE) fuera de Montevideo, se ha abierto un nuevo panorama para potenciales pacientes cardiológicos de los departamentos del norte del río Negro. Antes de esta fecha, todo habitante del país que sufriera una complicación cardíaca y necesitara una intervención compleja de alto riesgo tenía que trasladarse a Montevideo, donde se concentran los otros seis centros especializados, cinco privados y uno público, en la zona del obelisco más precisamente.
Y mucha agua ha corrido bajo el puente, muchas gestiones y promesas incumplidas se sucedieron a partir de que la solicitud para este centro cardiovascular se iniciara en 1984, pero que se planteó oficialmente en 1998, que tuvo una autorización “verbal” –según la página de Presidencia de la República– en 2012, pero que había quedado en agua de borrajas, con una y mil excusas al punto que en 2015, en respuesta a un pedido de informes de un legislador salteño, se dijo que no había autorización dispuesta y ni siquiera planteo oficial en el Ministerio de Salud Pública.
Entre los planteos figuró una solicitud de la Sociedad Quirúrgica de Salto, con el objetivo de atender a los pacientes cardiológicos de la región norte del país, pero el MSP en 2014 sostuvo que no se hizo la solicitud al Fondo Nacional de Recursos (FNR), lo que aparece como una contradicción, ya que la autorización la da el ministerio y no el fondo.
Este tema lo ha planteado además EL TELEGRAFO desde hace ya casi dos décadas, por decir lo menos, porque responde a una necesidad de los departamentos del norte del río Negro fundamentalmente, cuando además hay varios IMAE cardiológicos funcionando en Montevideo, y el único centro de alta tecnología en el Interior es de carácter neurológico y está instalado en Tacuarembó.
Sin dudas, la legítima aspiración de los departamentos del norte del río Negro de contar con un IMAE de estas características nunca ha gozado de las simpatías del poder central, tanto en esferas gubernamentales como de institutos y profesionales que atienden la problemática, por razones de corporativismo pero también por determinados intereses económicos.
Es que tener concentrados los IMAE en Montevideo potencia el poder de estas corporaciones, la posibilidad de recaudar y multiplicar sus acciones en un área que se ha desarrollado extraordinariamente en los últimos años.
En los hechos, solo una parte de esta evolución se traslada al Interior y se traduce en una mejor respuesta a los pacientes que –por regla general– deben ser atendidos en forma urgente, porque cuando hay un problema cardiovascular cada minuto que transcurre es vital. El paciente que sufre una crisis en algún departamento fronterizo con Brasil en el mejor de los casos podía tener respuesta de alta tecnología a sus problemas cuando hayan transcurrido no menos de 8 o 10 horas, en contraste con los pocos minutos que sería el caso de un paciente procedente de la capital.
Ante esta eventualidad, de la que nadie está libre, en los centros hospitalarios del Interior a lo sumo se podría intentar algún intento farmacológico o de tecnología muy limitada hasta el traslado a Montevideo para una respuesta definitiva. Es decir, se maneja el “mientras tanto” para cuando el paciente está más o menos estabilizado afrontar una carrera loca contra el tiempo en ambulancia para encontrar un lugar –generalmente se tiene prioridad para el Interior– en un IMAE especializado.
Sin embargo, desde agosto de 2017 se ha dado un primer paso, diríamos que gigantesco desde el punto de vista simbólico tanto como en su trascendencia práctica, y tenemos así que en casi quince meses de funcionamiento, el IMAE cardiológico de Salto recibió a 776 pacientes, la mayoría de ellos provenientes del litoral oeste del país.
De Salto fueron asistidas 404 personas, 163 de Artigas y 105 de Paysandú, desde Río Negro llegaron 71 pacientes, 29 desde Mercedes y uno desde Tacuarembó.
Según expresó a El Observador el director técnico del centro, doctor Tomás Dieste, a propósito de esta gestión del IMAE, “la regionalización de la medicina es un gran cambio, una gran victoria. Cuando una persona sufre un infarto, el tiempo es todo, porque minuto a minuto el corazón va muriendo. Siempre decimos que el músculo es irrecuperable después de las dos horas”.
Asimismo, desde 2017 en el centro cardiovascular de Salto se hicieron 478 intervenciones de urgencia a personas con un síndrome coronario agudo y 141 procedimientos de emergencia por un infarto agudo de miocardio, y paralelamente 157 pacientes estables pudieron coordinar una intervención.
Estas operaciones son financiadas por el Fondo Nacional de Recursos (FNR), lo que asegura que tanto los afiliados a prestadores públicos como privados de salud fueran atendidos. Precisamente, las cifras de los primeros quince meses del IMAE dan cuenta de que el 39 por ciento de los pacientes correspondió a ASSE, y el resto a la federación de instituciones médicas del Interior, Fepremi.
El centro instalado en Salto funciona por convenio entre la Sociedad Médico Quirúrgica de Salto y el Sanatorio Americano de Montevideo, donde está el IMAE con mayor número de intervenciones concretadas, en tanto el centro funciona como una extensión del capitalino, para hacer diagnósticos y angioplastias, y un equipo técnico del Sanatorio Americano se traslada todas la semanas a Salto para las operaciones coordinadas, en tanto hay un helicóptero dispuesto para emergencias, aunque todavía no ha sido utilizado.
Queda mucho por hacer sin dudas en esta materia, pero principio quieren las cosas. Lo positivo es que un primer paso de esta importancia permite demostrar que cuando hay voluntad y se insiste, las cosas se pueden hacer, pese a la oposición de los intereses del centralismo, que de otra forma se queda frecuentemente en los enunciados de buenos propósitos, en las palmaditas en la espalda al Interior desde el poder central, para dejar las cosas como están.