El Heraldo, un siglo defendiendo la dignidad humana con mirada batllista

Cuatro generaciones, de la segunda a la quinta. Sara Rey de Riva (viuda de Alberto Riva Buglio, segundo director del diario), Inés Riva Barrocas (hija del actual), Álvaro Riva Rey (padre), Andrés Riva Casas, quien desde 2015 lidera la empresa. Detrás, una foto de José Batlle y Ordoñez con un autógrafo de su puño y letra.

En la tarde del lunes 3 de febrero de 1919 en Florida, tierra de Delmira Agustini, lugar donde se firmó la Declaratoria de la Independencia, sede de la iglesia de San Cono, los canillitas (según el sainete de Florencio Sánchez escrito en 1903) vocearon por vez primera El Heraldo, diario profundamente batllista, fundado entre otros por Andrés Martinez Trueba, quien luego fuera senador y presidente de la República. Esas primeras ediciones eran de una hoja tamaño tabloide impreso en sus dos lados.
Un siglo después El Heraldo sigue siendo voceado en Florida, se edita de lunes a sábado, y ofrece promedialmente 12 páginas más suplementos a sus lectores.
Al comienzo fue dirigido por un consejo de redacción y desde 1921 por directores de la familia Riva, que fueron transfiriendo la posta de generación en generación. Primero fue Alberto Riva González, luego Alberto Riva Buglio, posteriormente Álvaro Riva Rey y actualmente –desde junio de 2015– Andrés Riva Casas. Bisabuelo, abuelo, padre, hijo.
Andrés Riva Casas tiene 28 años, es licenciado en Estudios Internacionales y profesor de la ORT además de periodista, ese oficio que lo aprendió desde pequeño, recorriendo las instalaciones del diario. En junio de 2015 le tocó “tomar la posta” y seguir el camino de los ideales batllistas que promovieron la fundación del diario.
LA EFERVESCENCIA BATLLISTA

Mirando hacia el pasado que no vivió pero que conoce bien, sostiene que el de 1919 “fue un año muy particular, porque fue el año en que gran parte de los ideales que el batllismo había impulsado, se lograron concretar, por aquella reforma constitucional que separó la iglesia del Estado que pasó a ser laico, que admitió la igualdad entre el hombre y la mujer que derivó posteriormente en que se aprobara el voto femenino. Un momento muy importante en la historia del país, con gran efervescencia en las ideas”.
Por eso mismo “no fue casualidad que un grupo de jóvenes colorados quisiera crear una tribuna política para expresarlas como para defenderlas desde el punto de vista doctrinario y partidario. Por entonces, esas batallas ideológicas y filosóficas se daban en la sociedad casi exclusivamente a través de los diarios partidarios”.
“Entre otros fue fundado por Andrés Martínez Trueba que fuera senador y presidente de la República, una figura importante del Partido Colorado. El Heraldo nació como un diario batllista dentro del Partido Colorado, muy afiliado al progresismo batllista. Con el tiempo, siguió defendiendo las ideas batllistas pero poco a poco se alejó del Partido Colorado”, agrega antes de subrayar que “en el Uruguay la historia de la prensa está íntimamente ligada a la historia de los partidos políticos y tiene un valor particular que así haya sido, a pesar que luego se profesionalizaran”.

ESAS COSAS QUE NO CAMBIAN

“Hay cosas que en el país no han cambiado mucho. Una de ellas es que Uruguay ha sido históricamente muy centralista, lo que para Florida ha ido una bendición y su condena. Montevideo ha centralizado la vida política, económica y comercial. Eso ya era algo totalmente presente en aquella época. Y en las páginas de El Heraldo esa discusión siempre ha estado, lo que es muy interesante porque atraviesa toda la prensa del Interior. Es un tema que siempre levantamos el del combate al centralismo y a esa actitud en general que tiende a pensar que lo relevante únicamente pasa en la capital, que lo que pasa en el Interior nunca tiene la misma relevancia”.
Tras esa reflexión, Andrés Riva Casas destaca que “Florida es un departamento históricamente relacionado al Partido Nacional y en aquella época era mucho decir que un grupo de jóvenes colorados se preocupara por fundar un diario, gente que vivía en Montevideo. Eso tenía que ver con la cercanía de Montevideo; era un buen lugar para establecer una tribuna política, porque estaba cerca del lugar donde se producían los acontecimientos importantes. Y esa es la cuestión principal, muy cerca de todo pero a la vez sin la capacidad de independizarse”.

TIEMPOS DE OPRESIÓN

Como tantos otros diarios uruguayos –entre ellos por supuesto EL TELEGRAFO– El Heraldo de Florida se enfrentó a “dos dictaduras importantes, la de Terra (Gabriel, el 31 de marzo de 1933 con el apoyo de la policía, dirigida por su cuñado Alfredo Baldomir, quien se convertiría en presidente en 1938), una dictadura policial y no militar que estableció la censura previa. Llegaba la policía antes de la impresión, leía todo, desmontaba las noticias que no quería que se publicaran. Uno de los fundadores de El Heraldo, Francisco Guichón fue detenido y recluido en Isla de Flores (suerte de Alcatraz uruguaya, donde estuvieron recluidos partidarios de Aparicio Saravia en 1904, opositores al golpe de Terra en 1934 y obreros de UTE durante las Medidas Prontas de Seguridad de Pacheco Areco en 1968). Mi bisabuelo, en protesta, cerró el diario”.
“Durante la dictadura militar (1973-1985) era poco lo que se podía informar y era muy difícil. No había censura previa pero cuando se cometía el error de publicar algo que ellos no querían se pagaban las consecuencias. Hubo clausuras en El Heraldo, pero no recuerdo –por lo que me contaron– que hubiera detenciones. El Heraldo era importante en Florida y no era fácil clausurarlo. Pero lo hicieron”.

LAS CRISIS ECONÓMICAS

El Heraldo también cruzó cuatro grandes crisis económicas “comenzando por la Gran Depresión de 1929, la crisis bancaria de 1965 (cuando la quiebra del Banco Transatlántico y la intervención del Banco República), el quiebre de ‘la tablita’ en 1982 (cuando el dólar pasó de 11 pesos a 44 pesos en un solo día) y la crisis de 2002”.
Fue precisamente en la de 1982 cuando “El Heraldo hizo una inversión muy importante en maquinaria y fue la catástrofe, porque con el quiebre de la tablita el diario se endeudó y ahí se perdió mucho de lo que se había adelantado en tecnología. El diario pagó con su dinero y patrimonio pero también mi familia lo hizo. Después una recuperación que fue muy jorobada desde el punto de vista económico”.

DESDE SIEMPRE EN EL DIARIO, JOVEN EN LA DIRECCIÓN

“Asumí a los 25 años”, recuerda. “Si bien ya casi no se forman periodistas jóvenes para la prensa escrita. Hay que aprender un oficio, como se arma, como se compone, como se arman los títulos y como el diario funciona en publicidad y otras áreas. Hay que aprenderlo en el día a día”, agrega.
Y cuenta una historia que es común entre las familias propietarias de empresas periodísticas. “En realidad lo que pasa en El Heraldo –y seguro en otros diarios del Interior también– es que desde niños estamos dentro del diario y hacemos todas las tareas. En mis vacaciones mi padre me decía que tenía que trabajar e hice de todo, desde cadete hasta administrativo, escribir alguna nota. Cuando cumplí 18 años, mientras realizaba mis estudios universitarios ingresé a la plantilla para escribir todos los días”.
“Lo que uno escribe va a quedar guardado y va a ser parte de la historia. Cada título, cada tapa que uno decide y arma será una parte imborrable de la historia del departamento. La prensa escrita permanece y eso es una enorme responsabilidad. La otra responsabilidad es gestionar todos los intereses que transcurren a través de la noticia que uno publica, la gente que se ve involucrada, las noticias políticas, los hechos policiales, cómo todo eso impacta en la forma de tomar decisiones de los lectores”.

EDUCADOR PARA
NO SER DIRECTOR

Curiosamente –o no tanto– sus padres “me educaron y formaron para no ser director del diario. Me dieron la total libertad de estudiar lo que quisiera, de tomar mi propio camino. Pero como en una película donde uno no se puede escapar del destino, cuando me llegó el momento con total entusiasmo asumí la dirección del diario. Así que calculo que voy a actuar de la misma forma, dejar que mis hijos tomen las decisiones que quieran. Sí les voy a inculcar ese amor enorme por la empresa y por la marca”. Hoy tiene una hija y “otro viene en camino”.
Razona que “si llegamos hasta acá es haciendo el diario de mañana, no pensando en el de dentro de diez años y tampoco aferrados al pasado glorioso que podamos tener. Siempre hemos estado atrapados en el presente, haciendo el diario de mañana. Creo que esa es una de las claves del éxito, no adelantarnos a los acontecimientos y saber recibir las cosas como vienen”.

DECIDIDAMENTE BATLLISTA

Andrés Riva Casas se define como “decididamente batllista porque esas ideas han estado en la formación de mi familia. Y soy batllista en el sentido estricto del ideario batllista. El Heraldo se fundó defendiendo los ideales básicos de la libertad y la igualdad. Ese lema que hoy tiene: ‘La defensa de la dignidad humana’ es un lema batllista que forma parte de ese conjunto de ideas”.
Sin embargo, “no tiene que ver con valores partidarios, ni con el Partido Colorado, el Frente Amplio, el Partido Nacional o cualquier otro, sino con un conjunto de valores que la empresa le ha ido heredando a sus posteriores generaciones, que están impregnados desde los fundadores en adelante. Que es lo que nos preocupa conservar”. El Heraldo ha cumplido un siglo y su trayectoria expone su prestigio. Seguramente hay mucha actualidad por escribir que con el tiempo se convertirá en historia. Pero poco a poco, día a día. Es la manera de llegar lejos.