Es importante que no falte el agua para consolidar el potencial de rendimiento en cultivos de verano”

“Es importante que no falte el agua para ir consolidando el potencial de rendimiento de los cultivos de verano que se ve en el campo”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Luis Simeán, quien explicó que “los excesos de agua de enero se pudieron amortiguar bastante bien, lográndose un buen desarrollo de los cultivos en general”.
El gerente de Copagran filial Paysandú explicó que “luego vinieron los días de sol que también estábamos pidiendo, porque era importante para las etapas del cultivo, del desarrollo vegetativo y de floración que es en la que se encuentra ahora la soja, y que necesitaba de sol”.
Pero ahora con el desarrollo importante que tuvieron los cultivos de soja, “es importante que no le falte el agua, y las precipitaciones de este fin de semana llegan en un momento muy justo”. Es que desde el 24 de enero (día en que llovieron 90 milímetros en Meteorología Paysandú), los cultivos de una importante región no habían recibido precipitaciones. Ayer, la estación meteorológica automática de la Facultad de Agronomía registro 18,2 mm de lluvia durante el día.
De todas maneras, esa acumulación de agua entre los meses de diciembre y enero (en Paysandú fueron en el entorno de 800 milímetros) “fue muy positiva para las aguadas, al igual que el desarrollo de las pasturas de los tambos y los campos en general”, dijo el técnico.
Pero aclaró que la mayor demanda de agua es en los cultivos, “porque están en un momento crítico, sobre todo la soja que está en plena floración y llegando a la etapa de cuajado de las primeras chauchas, y es fundamental que de aquí en adelante no falte, porque además los cultivos están muy desarrollados vegetativamente y presentan alta demanda de agua”.
Consideró que hoy se debe diferenciar la soja en tres etapas. “Los cultivos de primera, que son los sembrados anteriores a fines de noviembre. Los de segunda o primera tardía que se sembraron a principios de diciembre, y los que fueron sembrados a fines de diciembre o primeros días de enero, a causa del atraso de la cosecha de invierno y las lluvias caídas en diciembre”.
Los de primera son los cultivos “más lindos” que hoy se aprecian en las chacras. “Buen desarrollo vegetativo, una altura importante, parejos y sin falta de plantas y concretando una muy buena floración, que son los que hoy están empezando a formar la chaucha y son los que están más necesitados de estas lluvias”.
En lo sanitario, consideró que ha sido un año “normal”. Simeán sostuvo que “hoy se entra en una etapa reproductiva que es clave”. En el caso de los cultivos de soja de segunda, entiende que “el abanico es más amplio, y los sembrados a principio de diciembre están bien, similar a los de primera con buen desarrollo vegetativo, entrando a la floración con buen número de flores y cuajando sin inconvenientes las chauchas”.
En cuanto a los sembrados más a fin de año o en enero, “es en donde se encuentra la mayor diversidad de situaciones, y un porcentaje de área perdida por la pérdida de plantas”. Entiende que el porcentaje “no es muy significativo, pero hay productores que puntualmente tuvieron esas lluvias de hasta 200 mm y que significó pérdidas importantes”.

MAÍZ Y SORGO

Manifestó que los primeros rendimientos de los maíces que se están cosechando “son muy buenos, en el entorno de 7.000 y hasta 9.000 kilos la hectárea, lo que se consolidará a medida que avancen las fechas”.
El sorgo es un cultivo que se siembra “un poco más tarde y recién está entrando a la etapa de floración y cuajado. Al igual que en el caso de la soja, para el sorgo son fundamentales las lluvias de este fin de semana, para buen desarrollo de la panoja y llenado del grano”, dijo el profesional.

EXPECTATIVAS

A nivel general y respecto a la soja, en todo el país hace años que no se veía cultivos tan avanzados, en buen estado y parejos, entienden los técnicos consultados en diferentes partes del país.
De lograrse un rendimiento importante al final de la zafra, el resultado del cultivo en el ejercicio 2018/19 contrastaría con el obtenido en 2017/18, donde se plantaron poco más de 1 millón de hectáreas y debido al clima, en la mayoría de las zonas, el rendimiento por hectárea llegó a un mínimo histórico. Ese año, el promedio fue 1,2 toneladas por hectárea (el menor registro histórico disponible), según datos de la Oficina de Política y Programación Agropecuaria (Opypa/Mgap). Si bien hubo algunos inconvenientes con las sojas de segunda en algunas zonas, que por otro año más volvieron a contar con un área importante, parecería no ser tan alto el porcentaje que hubo que resembrar.