Buena producción en la cosecha de uva, pero con costos que generan enorme preocupación

Los viñedos en general están obteniendo buena producción de uvas en la presente vendimia, pero enfrentando costos extras por la aplicación de remedio durante el exceso hídrico del mes de diciembre y enero, que generan gastos que complican seriamente la rentabilidad del negocio.
“La rotación y la parte de cuajado vino bien, pero después llegaron en verano esos temporales que fueron una barbaridad”, recuerda Leonardo Falcone en una recorrida realizada en la víspera junto a EL TELEGRAFO, en uno de sus viñedos.
Explica el empresario y productor sanducero que “la uva tiene un proceso de maduración en enero que le da tal grado. Pero el exceso de agua y la sofocación de enero fue imponente y yo nunca lo vi en mi vida”, subraya. “Se salvó la cosecha porque hasta dos veces por semana, agarraba el tractor a las 6 de la tarde y curaba hasta las 12 de la noche, para adelantar el trabajo”, dice. Y subraya que “cuando tenía los tres tractores curando, gastaba entre 8.000 y 10.000 pesos por día de gasoil”.
Para ser más gráfico, puntualizó que “solo en remedio gasté U$S 18.000 en enero de este año, y aumenta mucho el costo”. Además, señaló que “la electricidad pega feo, porque les cuesta entender a las autoridades que es para producir, es para el agro”. Para reflejar la realidad, sostuvo que “el año pasado en donde el déficit hídrico fue conocido por todos, lo solucioné con el riego porque además tengo unos pozos muy buenos, y me permitió tener una producción muy buena”.
“Conseguí unas bombas que me las trajo Hidraúlica Ltda. y que me costaron U$S 14.000”. Sin embargo, expresa que “en otros países como Italia, las conseguís por 4.000 o 5.000 dólares en fábrica”. Y agregó que por ejemplo en Chile, “las máquinas inteligentes llegan sin ningún arancel”.
Para sumar en los costos que debe afrontar para tener su emprendimiento en funcionamiento, también se refirió a las botellas, que las debe traer de Brasil, Argentina o España, “porque las de elaboración nacional no aguantan la presión de la máquina”, dice.

COSECHA

En la chacra ubicada a poco más de 1.000 metros al sur del kilómetro 6,500 de ruta 90, trabajan unas 30 personas, algunos de los cuales sacaron en el momento que dialogábamos con Falcone, alrededor de 50 cajones de uva en media hilera. “Hay personas que me dicen que hace dos o tres meses que no tenían la changa para trabajar y están ahora contentos, porque tienen trabajo”, sostiene Leonardo Falcone.
De todas maneras, mostró preocupación por emprendimientos que se han cerrado en nuestro departamento como el de los viñedos de Ariano. “Un gran amigo de la familia y hemos viajado bastante con el padre de Ariano, y tuvo que cerrar por el problema de los fletes a Montevideo”, dijo. Tales conceptos surgen debido a la presencia en la cosecha de trabajadores que durante años desempeñaron sus tareas en ese viñedo de la zona de Constancia, y que hoy lo hacen en el emprendimiento de Falcone.

LA BODEGA

Pronto los cajones con las uvas cosechadas por el personal en la chacra. Vendrá el camión a buscar la producción y llevarla a la bodega, que de acuerdo a lo que comenta Falcone “se ha modernizado, con máquinas automáticas que llegaron recientemente”. “Se lleva la uva a granel y en la bodega se muele sola”, explica, variedades como el Tannat, Marselan (en el mundo está en los 18 años de existencia), meolans, entre otras. Sobre la Marselan, explicó que se trata de “un cruzamiento entre Cavernet Sauvignon y Garnacha, que fue creada por el INRA de Francia (similar al INIA de nuestro país) en 1961, comenzándose a cultivar en la zona de Marsella.

PREMIOS

A lo largo de sus años Bodega Leonardo Falcone ha obtenido diversos premios internacionales. Recordó durante una cata de vinos recientemente en Punta del Este, “un reconocido catador internacional tomaba uno de nuestros vinos y me decía que el país es admirado por el sabor, cosas que nos llenan de orgullo”.
De todas maneras manifestó que para hacer ese tipo de vinos finos, “es antieconómico, porque se elabora todo con frío, y se filtra en cámara con frío. Tener prendida la cámara me sale entre 60.000 y 70.000 pesos por mes. Pero lo más curioso es que cuando apago la cámara horas después que termina el proceso de filtrado, pago alrededor de 30.000 pesos, a pesar de que está apagada”.
El concepto vino a referencia de los costos que debe enfrentar. “Lo que sale vestir una botella para exportar por ejemplo al mercado de Canadá, en donde estimaba colocar más de 50 a 60 mil y hoy estamos en 10.000 botellas al año”.
Incluso, expresó que hoy muchos de esos vinos que se elaboran para exportación, “hoy se están pasando a bolsas de 5 y 10 litros y pasan a la damajuana”.
Asimismo, entiende que “es malo que nos estamos acostumbrando a cosas importadas”. Contó que hay un importador interesado en vinos, “que me dijo que en esta semana no podemos hablar porque le llegó un contenedor de ajo de China”.
“Que le compremos ajo a China no puede ser, sostiene Falcone. “A cuanta gente se le podría dar trabajo plantando lo que compran de afuera”, agrega, mientras observa como la uva cosechada irá hacia la bodega, y se transformará en vinos que pretenden llegar a exigentes paladares del exterior.