Reparando una omisión hacia el Acuífero Guaraní

Aunque bajo la superficie del subcontinente sudamericano se encuentra el tercer reservorio de agua más grande del mundo, que es el Acuífero Guaraní, –el que comprende parte de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay– existe una marcada omisión en cuanto a las acciones conjuntas para su preservación, al punto que hay que remontarse a la década de 1990 para encontrar los últimos intentos para coordinar políticas hacia este objetivo.
En este contexto debe evaluarse la significación del encuentro que tuvo lugar esta semana en nuestro país, cuando representantes de estos cuatro países reunidos en Montevideo, resolvieron elaborar un proyecto que será cofinanciado junto con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial por un monto de unos 8 millones de dólares para recomponer el trabajo detenido en la década de 1990, cuando finalizó el último proyecto conjunto sobre el tema.
El subsecretario de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Jorge Rucks, explicó que “cada país había pasado a trabajar en forma individual, sin coordinar actividades entre ellos, y a partir de hoy se acordó diseñar un nuevo proyecto que contará con la financiación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial”.
La iniciativa es apoyada por el Banco de Desarrollo de América Latina-CAF y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y será presentada como un proyecto de aporte medio que recibirá 2 millones de dólares del fondo internacional, valor que se sumará a los aportes de los países involucrados para totalizar 8 millones de dólares.
De acuerdo a lo manifestado por voceros de las naciones involucradas, en una primera instancia se instalarán dos comisiones: una para monitorear los pozos del Acuífero Guaraní y otra que conformará un sistema de traspaso de información entre los países, para avanzar en la capacidad técnica de monitoreo del acuífero. Asimismo, se creará un tercer grupo de gobernanza, que dirigirá el proyecto como Consejo Superior.
Uruguay a su vez aportará la experiencia recabada en el Centro Regional para la Gestión de Aguas Subterráneas, que funciona en el país desde hace varios años con el apoyo de la Unesco como un centro categoría II. “Este centro da seguimiento a muchas de las actividades que se habían comprometido para la protección y el uso sostenible del acuífero Guaraní, en el caso de Uruguay. La idea es que este centro pase a apoyar el trabajo coordinado de los cuatro países”, señaló Jorge Rucks.
Corresponde además ubicarnos en la magnitud y proyección del recurso natural a preservar: el acuífero guaraní comprende 1.190.000 kilómetros cuadrados, lo que representa una superficie mayor a la que ocupan Francia, España y Portugal juntos. De su totalidad en kilómetros cuadrados, 850 mil corresponden a Brasil, 225 mil a la Argentina, 70 mil a Paraguay y 45 mil a Uruguay.
En la Argentina, la profundidad a la que se encuentra está por debajo de los 900 metros, mientras que en Brasil, Paraguay y Uruguay, va desde los 50 metros de profundidad hasta un máximo de 1.500. Investigadores de California detectaron que los acuíferos más grandes del mundo (estudiados entre 2003 y 2013), se están agotando y reciben poca o ninguna recarga, entre ellos el Guaraní.
Asimismo, debe tenerse presente que estudios paralelos determinan que este acuífero recibe menos recarga que el consumo de agua, por una diversidad de causas, entre ellas la sobreexplotación del recurso en determinadas áreas.
Por ejemplo, en Argentina se ha denunciado un gran número de perforaciones termales, que se realizan indiscriminadamente, y que pierden inútilmente una importante cantidad de agua por día. Para que las piscinas estén calientes en la mañana, el pozo tiene que estar abierto toda la noche, haciendo que el agua desborde las piscinas y se vaya al río. También se ha denunciado contaminación por los pozos de petróleo en la zona. Debido a la masiva extracción de agua, las cuencas se van rellenando de agua salada reemplazando al agua dulce, y esto puede ser irreversible, haciendo perder su calidad de agua cristalina, indican voceros de organizaciones medioambientales.
Los estudios señalan que el volumen total de agua se estima en unos 30.000 km³. Sin embargo, las reservas explotables son de unos 2.000 km³ al año, y la recarga en los lugares en que aflora es de solo 5 km³/año.
Además de problemas de salinización y pérdida de agua, el acuífero está en riesgo de contaminación por la actividad humana, como la construcción de fosas sépticas, la agricultura, con componentes orgánicos, el uso de pesticidas industriales y la contaminación de estas aguas puede permanecer por largos períodos, debido a la baja renovación.
El titular de la cátedra de Hidrogeología de la Universidad de Buenos Aires, Miguel Auge, advirtió que “es urgente frenar la explotación masiva e intensiva del acuífero, inclusive para baños curativos”, entre otras alertas sobre la gradual degradación del recurso.
Y en Uruguay también han surgido voces que advierten sobre la afectación del acuífero en nuestro país, incluyendo foros realizados en Paysandú con la participación de representantes de organizaciones medioambientales y estudiantes de enseñanza media, y en este sentido se ha puesto el acento en actividades de prospección petrolera en la zona del basalto, en el norte del río Negro, incluyendo nuestro departamento, a la vez de denuncias de prácticas de fracking.
El agua subterránea de esta reserva acuífera se usa principalmente en nuestro país para consumo humano, riego agrícola, termalismo, frigoríficos, industrias y ganadería, pero existe marcado riesgo de contaminación en la zona de recarga, así como de sobreexplotación del recurso, por ejemplo, a través de la actividad del termalismo.
A través de las áreas de afloramiento o donde el basalto que recubre el acuífero está fracturado o tiene “ventanas” que exponen el acuífero a la superficie, existe riesgo de contaminación, en tanto geólogos advierten que la existencia de fallas en la construcción de pozos, en especial si son de poca profundidad también pueden representar un riesgo. Hay alrededor de 2.000 pozos profundos de producción en operación de los cuales se extraen unos 2.847.013 metros cúbicos cada día.
El 80% del total se utiliza para el abastecimiento de agua para consumo humano, el 15% para procesos industriales y el 5% en termalismo.
En este escenario en el que no se han coordinado orgánicamente políticas regionales desde hace más de veinte años, es plausible que por lo menos se rectifique esta omisión y se intente el compromiso de gobiernos y actores para acotar una explotación racional y sustentable del recurso, para lo que es preciso no solo acordarlo en el papel, sino a la vez establecer metas y controles, con transparencia, de forma de que no sigan primando intereses económicos y políticos, con preeminencia de los riesgos por sobre el interés general y el ecosistema, que es el bien a preservar.