Situación de la economía será severo condicionamiento para nuevo gobierno

Para el diputado del Partido Independiente, Cr. Iván Posada, el desequilibrio de las cuentas del Estado y el escenario económico determinan que si el gobierno no hace el ajuste fiscal, el ajuste lo hará el mercado, con un efecto que generalmente suele ser traumático desde el punto de vista social.
El parlamentario señaló que la actual situación de la economía de nuestro país supone un severo condicionamiento para el nuevo gobierno que asumirá el próximo 1° de marzo de 2020. “De hecho, los datos conocidos al cierre del año 2018 muestran que el déficit fiscal representa 2,7% del PBI. Sin embargo, cuando corregimos los ingresos del BPS, considerando el efecto circunstancial (1,3% del PBI), generado por el Fideicomiso creado al amparo de la Ley N° 19.590, el déficit fiscal es de 4% del PIB. En principio, la relación de Deuda Bruta y Deuda Neta (excluido encajes) con respecto al PBI, proyectadas por el Ministerio de Economía y Finanzas al cierre de 2018, se ubicaba en 64,2% y 40,9% respectivamente. Por otra parte, la pérdida de 50 mil puestos de trabajo desde 2014 impacta en la tasa de desempleo”, sostuvo.
Aludiendo a reflexiones del economista Pablo Rosselli, socio de la Consultora Deloitte, destacó que todo indica que este año se completará un lustro “de magro crecimiento de nuestra economía y sostenido déficit fiscal”, en tanto, “lamentablemente, en el período de extraordinario crecimiento de la economía, entre 2004 y 2014, se perdió la oportunidad de poner en práctica una regla fiscal efectiva, que nos permitiera generar los ahorros aprovechando la excepcional circunstancia de los precios de los commodities. Pero no solo se gastaron esos mayores ingresos, sino que al término del último año del histórico ciclo económico, se cerró con un déficit fiscal de 3,5% del PBI”.
Asimismo, subrayó que “en el actual período de gobierno, a pesar del déficit fiscal, se incrementó nuevamente el gasto público sobre la base de una errónea proyección del crecimiento de la economía (casi el doble de la real), que consolidó una situación deficitaria y determinó un endeudamiento anual aproximado de 2.000 millones de dólares”.
Puntualizó que el economista Pablo Rosselli “plantea sin rodeos la necesidad de un ajuste fiscal. Y la realidad es que cualquiera sea el partido que tenga que asumir responsabilidades de gobierno, tendrá que reducir sustancialmente, en un plazo relativamente breve, el déficit fiscal, habida cuenta de que si esta situación se mantiene inalterada, la pérdida del ‘grado inversor’ será un hecho. Y por cierto, los mayores costos de financiamiento asociados a ese hecho, determinarán un agravamiento del déficit”.
Por otro lado, Posada consideró que “dada la presión tributaria actual, creemos que no hay margen para aumentar impuestos. Pero tampoco para eliminar el IASS como plantea el precandidato del Partido Colorado Talvi, aunque nos parezca injusto que se grave a quienes por la vía de los topes jubilatorios, ya se les expropió parte de los aportes realizados durante su vida de trabajo”.
Observó que tal como lo señala el economista Rosselli la principal prioridad del nuevo gobierno “es que la economía retorne a un crecimiento anual de 3%. En pos de tal objetivo, resulta vital recuperar la competitividad y la confianza –bastante deteriorada hoy día- de los agentes económicos, sin perder de vista que la inserción internacional para un país productor de alimentos para 30 millones de personas es un objetivo estratégico irrenunciable. Parece claro que ambos factores, competitividad y confianza, son claves para volver a tener los niveles de inversión que determinaron el notable crecimiento de nuestra economía en la década cerrada en el 2014”.
A la vez debe tenerse presente que recuperar la competitividad no es tarea fácil. “Nuestro país está caro en dólares. El atraso cambiario es un dato de la realidad y sus consecuencias, las más recientes por ejemplo, se están viendo en la temporada turística. ¿Es posible recuperar la competitividad perdida haciendo política monetaria, en un país caracterizado por la existencia de dos monedas? ¿O será necesario, volver a replantearnos hacer política cambiaria? Esta es una definición central. Una decisión de política económica a la que el próximo gobierno se verá enfrentado”.
Acotó que para que nuestro país retome la senda del crecimiento se debe reformar la estructura tributaria aplicable a las micro y pequeñas empresas (MYPES). “Resultan insostenibles los costos del régimen actual, por los impuestos, por los tributos patronales y por las tarifas de los servicios públicos. Parece razonable la eliminación de los tributos patronales. La tributación a la renta debiera simplificarse, adoptando una imposición similar al IRPF, admitiendo deducir los costos más significativos. Las tarifas públicas, salvo que la actividad suponga un uso intensivo del servicio, debieran ser las mismas que se aplican a nivel residencial. Claro está que la situación fiscal opera como una limitante a esta reforma tributaria, pero dado el dinamismo de las MYPES, el retorno esperado en la revitalización del mercado de trabajo es un fundamento válido para impulsarla”.
Enfatizó que “como bien señala Rosselli, los ajustes que no hace el gobierno los termina haciendo el mercado. La sustancial diferencia es que el mercado no distingue en quien paga los costos sociales. Hace tabla rasa. Y obviamente, los sectores de menores ingresos terminan pagando las consecuencias”.