Predios que aplican Manejo Reproductivo Controlado presentan 93% de preñez en las ecografías realizadas

Habiendo realizado ecografías a más de 14.800 vientres en 10 establecimientos de los departamentos de Artigas, Salto, Paysandú, Tacuarembó y Cerro Largo, el doctor Guillermo De Nava resaltó los datos obtenidos en la aplicación del Manejo Reproductivo Controlado (MCR), que permite en general un 91% de preñez en el ganado.
“En muchos de esos rodeos vengo trabajando desde hace varios años”, precisó el médico veterinario de la profesión liberal “y aplicando el MRC, lo que significa que están bien manejados”. De todas formas, aclaró que “ese porcentaje puede resultar muy sesgado, porque de esos 10 rodeos hay 6 con el MRC y puntualmente en éstos vamos 93%. Es casi 2% más de lo que sucedió el año pasado”, dijo.
En el caso de los otros establecimientos, que “son bien manejados, pero no tienen el rótulo del programa MRC, la tasa de preñez promedio para esos otros 4 establecimientos es del 88%. En este caso son 4 puntos porcentuales más de preñez, de lo que tuvimos en 2018”, según De Nava.
En vaquillonas estima llegar al 95% de preñez, lo cual “es muy bueno, condicionado por esa muestra que no sabemos qué tan representativa puede ser de todo el país”.
En todos los rodeos con MRC, “hacemos lo que denominamos el monitoreo del entore, en donde a todas las vacas paridas las evaluamos de acuerdo a su estatus fisiológico al comienzo del segundo mes de entore, y por consiguiente, ahí ya sabemos cuáles están en anestro y la calidad del mismo, sin es anestro superficial y anestro profundo, y trabajamos sobre esas vacas”, acotó.
Se identifican las vacas que están con problemas “y actuamos sobre ellas”, especificó. En algunos de esos rodeos sin MRC, también nos piden en algún momento puntualmente que lo hagamos en determinadas vacas, pero no tienen todo el proceso que hacemos en el rodeo con MRC”.
Y agregó que “el monitoreo de entore nos daba mucho menor incidencia de anestro que otros años”, dijo.

FACTOR CLIMA

Reconoció que “el factor climático siempre ha incidido, y todos los años son distintos”. Para eso se refirió al invierno 2018, que fue muy duro y largo, con muchas heladas y ganados que salieron muy complicados del invierno”. Incluso, dijo que “el efecto fue peor para los departamentos del litoral”.
Entiende que fue peor la invernada para departamentos como Artigas, Salto y Paysandú, que más para el Centro y Este del país. Después vino una primavera que fue tardía y un verano espectacular, en donde mucho ganado se logró recuperar, y otros que no”.
Sostiene que hay lugares “en donde la gente se está especializando en manejar mejor el ganado. En cualquier escenario y en cualquier año, el mensaje que intento dar, es que con buen manejo reproductivo se logran mejores resultados”.

FACTOR GENÉTICO

El otro componente que manejó el profesional, es que el factor genético “influye en todos estos aspectos”, acotando que “hay genética que es más apta, más fértil o se expresa mejor la fertilidad que en otra”.
Explicó que se aprecia en algunos escenarios que “no son tan favorables, con un poco de manejo y una genética adecuada, los resultados siempre son mejores”.
De Nava, quien será expositor de las Jornadas Uruguayas de Buiatría a realizarse en junio en Paysandú, tiene la impresión que el concepto “de genética superior para la cría todavía debe discutirse más en Uruguay. Creo que es de los aspectos en donde necesitamos discusiones a distintos niveles, que sea honesta y franca, poniendo las evidencias sobre la mesa, porque no creo que hayamos hecho grandes avances en este aspecto”.
Considera que “a veces el concepto de genética superior tiene una visión que va más para el lado del invernador que el lado del criador. De una genética que promueva aspectos que son muy valorados en la cría, como puede ser una vaca bien adaptada al ambiente, que logre parir, recuperarse rápidamente, sobreponerse al anestro post parto, lograr empezar a ovular y concebir tempranamente”.
Para esto “debe haber tenido una madurez sexual temprana también como vaquillona, para haber quedado preñada temprana en la primera estación reproductiva. Estos aspectos a veces no se corresponden a lo que la gente asocia a una genética superior, que en general va más hacia un animal más grande, con mayor performance de crecimiento quizás, con más peso adulto, que de repente se insiste en la práctica, con vacas que no están más adaptadas a las condiciones en donde nosotros las criamos”.

COMIENZO DEL SERVICIO

“La mayoría de los rodeos en los que trabajo, comienzan el servicio hacia finales de noviembre o primeros días de diciembre a más tardar”, sostiene Guillermo De Nava. “Sé de gente que le gusta comenzar antes”, aclara, “pero siento que cuando se entora mucho antes que eso, en la práctica ocurre que pare el ganado muy temprano, cuando todavía falta mucho para producirse el crecimiento de pasturas primaverales, y por consiguiente hay allí un efecto –poco estudiado en Uruguay, pero sí en países como Nueva Zelanda–, que es el fotoperíodo, en donde si la vaca pare antes, el anestro post parto tiende a alargarse un poco, por lo que se borra con el codo lo que se escribe con la mano.
“Por eso a mí no me gustan los servicios muy tempranos” subraya, “porque cuando paren en forma temprana la primavera todavía está muy lejos para el crecimiento del forraje, y eso impacta en este vientre que va a necesitar automáticamente aumentar los requerimientos nutricionales”, dijo el veterinario.
Al tiempo de enfatizar que los campos son distintos, señaló que un campo “de una producción más estival de forraje, como pueden ser campos más arenosos, necesita atrasar un poco más los servicios. Pero allí también hay un balance entre esos aspectos, y un destete que tiene que producirse en el otoño, con cierto tiempo para permitirle a esa vaca ganar algún kilo antes de comenzar el invierno preñada”.

EN EQUIPO

Más allá de la época de entore, De Nava es partidario de realizar los trabajos en equipo. Hay veterinarios y también ingenieros agrónomos que se han especializado en la cría y por consiguiente, esos trabajos en equipos, con el productor, y tratando de delinear una hoja de ruta para establecer el cronograma de trabajo y hacer determinados seguimientos, es un manejo compatible con altas performances reproductivas”.
Puntualmente lo que ocurre con el monitoreo del entore, “es que la incidencia del anestro varía entre años, y por consiguiente la cantidad de vacas-problema también varía con los años”.
Explicó que si se logra identificar la cantidad de vacas en anestro, y puntualmente las vacas en anestro profundo, podemos aplicarles un manejo que puede ser el destete precoz, y en la práctica lo que ocurre en este tipo de rodeos con manejos más intensivos, es que la necesidad de destete precoz es realmente muy variable entre años”.
Comparó un grupo de 4 establecimientos con Manejo Reproductivo Controlado, en donde el año pasado gastamos 25 kilos de ración de destete precoz por preñez de vaca parida, y este año fue de 3,8 kilos de uso de ración de más terneros por preñez de vaca parida”.
No solamente entiende que los años van cambiando, “sino que va cambiando la necesidad de recurrir a manejos más costosos, pero de alguna manera este destete precoz nos permite protegernos de los años más complicados”.