Investigan la muerte de exreina de belleza uruguaya en México

(AFP-El Pais)
El cadáver de Fatimih Dávila, ganadora de Miss Universe Uruguay 2006, fue encontrado en un hotel de Ciudad de México, informaron autoridades locales. La fiscalía de la capital informó que en la pasada madrugada, la Policía encontró a la mujer “en el cuarto de baño de una de las habitaciones” de un hotel céntrico. Se “inició una carpeta de investigación por el delito de homicidio”, añade el comunicado.
Una fuente de la Fiscalía, que pidió no ser identificada por no estar autorizada a declarar, dijo a la AFP que la víctima ha sido identificada como Fatimih Dávila, quien en distintas páginas sobre concursos de belleza aparece como ganadora de la edición 2006 del Miss Universe Uruguay, y que tenía 31 años. En la cuenta de la red social Instagram aparece una cuenta a nombre de la joven en la que menciona que actualmente modelaba en México, aunque la publicación más reciente es de principios de enero.
“De las investigaciones realizadas hasta el momento, se estableció que la mujer, de origen uruguayo, llegó a la Ciudad de México el pasado 23 de abril, y que un conocido la ayudó a instalarse en el citado hotel, toda vez que tendría una entrevista de trabajo”, añade el comunicado de la Fiscalía. En los últimos años se han multiplicado los casos de mujeres extranjeras que llegan a México con promesas de trabajo como modelo, pero muchas terminan siendo víctimas de trata y se han presentado algunos casos en que son asesinadas.
Dávila es una de las protagonistas del libro “Sueños rotos: la trama oculta del modelaje, el fútbol y la televisión”, editado en 2012 por Javier Benech.
En el segundo capítulo, denominado “El precio de la fama”, la uruguaya aparece en escena. El autor habla de José Miguel Acosta, más conocido como el “Negro”, quien se presentaba como relacionista público en diciembre de 2011, a punto de comenzar la temporada esteña. Acosta no sabía que sus conversaciones telefónicas eran escuchadas por agentes policiales, por orden de la jueza Graciela Gatti, que había puesto en marcha la denominada “Operación Blanca”.
La jueza Gatti, de acuerdo a lo que detalla el libro, entendió que las jóvenes que fueron captadas por esta organización fueron verdaderas víctimas, porque estaban en una situación de vulnerabilidad, prometiéndoles proyectos y propuestas laborales que nunca se concretarían.