Mujeres y TIC, binomio para avanzar

La tecnología está configurando nuestro futuro y más de 95% de todos los trabajos tienen ahora un componente digital, por lo que las TIC tienen un gran potencial de desarrollo y creación de puestos de trabajo para personas formadas en el mismo. En Uruguay sigue siendo un sector de la economía nacional con cero desocupación y que permanentemente absorbe los profesionales y técnicos que se van formando y, aún así, las empresas tecnológicas necesitan contratar trabajadores en el exterior para cumplir sus objetivos de producción y ventas.
Sin embargo, son todavía pocas las mujeres que están trabajando en tecnologías de información y comunicación (TIC). Por diferentes razones, las mujeres uruguayas no eligen estudiar o trabajar en esta área, al punto tal que sólo el 24% de las estudiantes mujeres ingresan a carreras tecnológicas.
Esta situación se refleja en resultados contundentes de informes realizados y difundidos por distintos organismos y agrupaciones sectoriales, como la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI). En este sentido, se advierte que la desigualdad de género es todo un problema en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
Según datos de la CUTI, en Uruguay hay aproximadamente 12.000 trabajadores que se desempeñan en unas 360 empresas tecnológicas pero de ellos sólo el 33% son mujeres. No obstante, si el dato se vuelve más fino las mujeres que verdaderamente trabajan en el rubro en tareas tecnológicas son únicamente el 20%.
En términos generales, en las carreras técnicas por cada 100 hombres ingresan 28 mujeres. En la educación de grado la cifra es más baja: 26 mujeres por cada 100 hombres, mientras que en los posgrado la brecha se reduce a 56 mujeres por cada 100 hombres.
El problema no atañe únicamente a Uruguay sino que a nivel mundial las mujeres se encuentran en desventaja frente a los hombres en igualdad de derechos y oportunidades en cuanto a participación y acceso al ámbito de las TIC.
En Estados Unidos el 73% de los trabajadores del rubro son hombres. Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa en España (2017), de los analistas y diseñadores de software y multimedia trabajando, sólo un 22,56% son mujeres. Los especialistas en bases de datos y redes informáticas solo cuentan con un 18,18% de mujeres en actividad, y solo hay un 13% de mujeres programadoras informáticas.
Según un informe de Unesco Cracking the Code, las mujeres representan solo el 28% de los investigadores científicos en el mundo, el 35% de los estudiantes terciarios en carreras relacionadas a la ciencia, la tecnología, la ingeniería o las matemáticas y apenas el 3% de quienes obtienen un diploma en el ámbito de las TIC.
Claramente, las mujeres están infrarrepresentadas en el mundo de las carreras de tecnologías de la información y comunicación.
Sin embargo, como consumidores de tecnología, las mujeres influyen de manera importante en el mercado. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), “dado el aumento del número de mujeres que utilizan la tecnología y los servicios afines, resultaría lógico que fueran ellas las que diseñen y desarrollen más productos y servicios” y, por otra parte, “sería normal que las mujeres estén representadas en pie de igualdad en los consejos de administración y en el personal de alta dirección, ya que las mujeres constituyen una parte importante de la población de consumidores”.
Volviendo a Uruguay, es claro que eso no ocurre y por otra parte, resulta curioso –o al menos paradójico– que esa sea la realidad en el país, donde una coterránea, la ingeniara Ida Holz, es reconocida desde los años 90 como “la madre de la Internet” por su contribución al desarrollo de la red en su país y en América Latina, habiéndose convertido en 1991 en una referente latinoamericana al negarse a que EE.UU. y Europa impusieran sus condiciones para la flamante Internet en la región.
Algunos medios internacionales hablan de Uruguay como el Silicon Valley de América del Sur por su liderazgo en materia de tecnologías de la información y comunicación y más allá de apreciaciones en favor o en contra de este mote, no se puede desconocer que no hay país en Latinoamérica que haya realizado una transformación tan importante en materia de política digital como la que ha vivido Uruguay en los últimos años. Somos un país líder en la materia y se ha avanzado enormemente en programas en salud, negocios, finanzas, ciberseguridad, educación, industria, transparencia y gobierno abierto.
En los últimos 15 años se ha avanzado hacia el desarrollo digital y las TIC en general no han parado de crecer. Entonces, en este contexto es llamativo que las mujeres uruguayas no visualicen sus ventajas y tomen este sector como una opción laboral.
A medida que avanzamos hacia una sociedad del conocimiento basada en las TIC, el surgimiento de nuevas aplicaciones y la explosión de la telemedicina, los sistemas de aprendizaje a distancia y las actividades de investigación y desarrollo hacen del sector de las TIC una opción sumamente interesante para cualquier joven. ¿Acaso las jóvenes uruguayas no piensan que también pueden realizar una contribución singular en este campo al igual que en otras opciones más comunes? Si tanto las chicas como varones uruguayos utilizan en la misma medida las tecnologías e Internet ¿por qué la probabilidad de que aquéllas consideren estudiar una carrera relacionada con la tecnología es cinco veces menor? Las respuestas suelen mencionar aspectos culturales, estereotipos o falta de información pero debería preocupar y ocupar fuertemente al sector educativo y las familias en general el hecho de que las mujeres no estén accediendo a un mercado laboral dinámico, de alta calificación, con remuneraciones por encima de la media y que necesita con urgencia personal capacitado.
En el día Internacional de las Niñas en las TIC –que se realiza cada año el cuarto jueves de abril con el objetivo de crear un entorno mundial que empodere a niñas y mujeres jóvenes y las aliente a contemplar una vida profesional en el campo creciente de las TIC– se realizó un nuevo llamamiento a sumar esfuerzos mundiales para que las mujeres cosechen los beneficios de su participación en el sector de las TIC. En Uruguay se encuentran en marcha algunas acciones que dan visibilidad al problema y favorecen la participación de las jóvenes en asuntos tecnológicos. No obstante, se necesita bastante más para aumentar la visibilidad de las interesantes oportunidades que ofrece una carrera en TIC, así como el importante papel que en este ámbito pueden desarrollar las mujeres, de forma que estén mejor preparadas para utilizar la tecnología para transformar su futuro y el de la sociedad en general.