Cifras de guerra

“¿Cuántos niños se quedan sin padres? Mi impresión personal, a pesar de la increíble voluntad de los que están aquí, es que no existe sensación de urgencia a nivel popular. Esto es una catástrofe que pasa a cada minuto. A nivel mundial, un millón trescientas mil personas mueren cada año por accidentes de tránsito. Si uno compara y piensa en todos los tsunamis, terremotos e incendios forestales: todas las catástrofes naturales ocurridas entre 1993 y 2013 no suman 1.300.000 muertos. Son cifras de guerra”, afirmó Morgan Doyle, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Uruguay durante un “Panel de Discusión de Alto Nivel en Seguridad Vial” donde se expusieron los principales temas vinculados con la seguridad vial, y recomendaciones para disminuir la siniestralidad en nuestro país.
Podría pensarse que es la opinión de un alto ejecutivo extranjero fundada en cifras globales y realidades, culturas y hábitos muy diferentes a los nuestros en contextos que no son siempre comparables. Sin embargo, tiene razón. Lo hemos expresado repetidas veces desde este espacio y es el mensaje de fondo de todas las campañas de seguridad vial: el tránsito es un tema para tomar en serio en Uruguay.
La comparación con catástrofes naturales que no tenemos quizá no sea la más adecuada para nuestras circunstancias pero si las 528 personas muertas en accidentes de tránsito el año pasado hubieran perdido sus vidas en inundaciones, tornados, de gripe o dengue –catástrofes o enfermedades que sí tenemos o es factible que tengamos–, la sensación popular a la que hace mención el jerarca del BID sería, seguramente, muy distinta.
Según los datos de la Unasev, además de esa cifra de fallecidos, cada día en Uruguay hay 71 personas afectadas por siniestros de tránsito incluyendo los heridos de cualquier entidad y los fallecidos. De ellos, el 41% de los lesionados tienen entre 15 y 29 años, lo que significa que la población joven sigue siendo la principal afectada. Además, buena parte de ellos son motociclistas.
Un informe divulgado recientemente por El País y elaborado por el Foro Internacional de Transporte (FIT) advierte sobre el excesivo número de motos que circulan en Uruguay y la incidencia de este fenómeno en los accidentes de tránsito con heridos graves y fallecidos.
El informe, que fue financiado por la Federación Internacional del Automóvil (FIA), destaca que en países como Uruguay “la baja calidad del servicio de transporte público alentó un cambio hacia las modalidades de transporte particulares como, por ejemplo, las motocicletas”, adquiridas con una financiación previa asequible y con costos mensuales de mantenimiento bajos (consumo de combustible por kilómetro, seguro obligatorio y otros cargos anuales).
En el panel de seguridad vial antes citado también participó Fred Wegman, experto internacional en el tema y uno de los principales pensadores del enfoque de Sistemas Seguros en Seguridad Vial de la Universidad Tecnológica de Delft (Holanda), quien llegó a Uruguay invitado por la Fundación Gonzalo Rodríguez en una iniciativa que contó con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El experto tiene un amplio conocimiento de distintas realidades nacionales –incluida Latinoamérica y Uruguay– en materia de tránsito ya que es presidente del IRTAD (Grupo Internacional de Datos y Análisis de Seguridad del Tráfico, por sus siglas en inglés), entidad que ha colaborado en realizar hermanamientos entre países que se esfuerzan por mejorar su historial de seguridad vial mediante la mejora de sus datos sobre accidentes de tránsito y países que se encuentran entre los de mejor desempeño y, además, también colaboró en el informe “Benchmarking de la seguridad vial en América Latina – Análisis de Políticas de Casos Específicos”, en el que se destacan recomendaciones a todos los países sobre la seguridad vial.
Durante su visita, mantuvo reuniones con los ministerios de Salud Pública y Transporte y Obras Públicas, el equipo del Departamento de Movilidad de la Intendencia de Montevideo, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto; el directorio de Unasev, el director de Policía Nacional de Tránsito; y brindó un taller a los asesores técnicos de candidatos presidenciales para que incorporen la seguridad vial en sus programas de gobierno.
Sostuvo Wegman que, de acuerdo a su perspectiva, “Uruguay necesita urgente una estrategia nacional sobre seguridad vial, con una agencia líder fortalecida en sus competencias, alcance y presupuesto” de forma de poder contar con una política que sume los esfuerzos del gobierno y de todos los actores, para que realmente se produzcan resultados.
Durante el encuentro, distintos actores nacionales con competencia y compromiso en el tema como las direcciones de Tránsito y Movilidad de las intendencias, la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev) y los servicios de salud reconocieron que no se trabaja igual en todos los departamentos, que hay serios problemas de fiscalización, que se sigue sin tener cobertura de emergencia móvil en las rutas nacionales y que faltan invertir recursos para una estrategia nacional eficaz.
El diagnóstico compartido por la Fundación Rodríguez como promotora de la incorporación del tema de la seguridad vial en la agenda política, no puede ser más claro. No es casual que la visita, las reuniones y capacitaciones mantenidas y brindadas por el experto holandés se realizaran en este momento. El objetivo era aprovechar el momento preelectoral e involucrar a los partidos políticos invitándolos a incorporar el tema a sus agendas y realizar acuerdos de largo plazo para una estrategia a diez años por lo menos.
“Precisamos el apoyo de todos los partidos políticos. Esta es un área en la que no hay que tenerle miedo al fracaso”, dijo el experto. Y tiene razón. El mayor fracaso sería seguir con más de 500 muertes por año en un país de apenas 3 millones y medio de habitantes, con daños irreparables para las familias por padres, madres, hijos o hermanos que no volverán a sus hogares. Fracaso sería tener que seguir destinando entre el 1% y 3% del PBI para enfrentar el gasto generado por las consecuencias derivadas de los accidentes.
Revertir esas situaciones es responsabilidad no sólo del Estado sino también de cada ciudadano. Sin embargo, los partidos políticos, en especial en un año en el que se dirimirá quién será el próximo gobernante, deberían incorporar fuertemente el tema, asumir compromisos y una vez en el gobierno continuar la lucha contra esta epidemia de accidentes de tránsito que no logra generar sensación de urgencia a nivel popular. El mayor fracaso sería, sin duda, seguir con cifras de guerra y no seguir intentando mejorar.