Clasificación de residuos a cargo de alumnos del ITSP

Estudiantes de los Bachilleratos de Química, Informática y Robótica junto a las docentes Puglia y Fachín.

El gran volumen de residuos que se generaban en el ITSP, el mal olor que producían y la inapropiada distribución de la basura, fue lo que motivó a alumnos del Bachillerato de Química a comenzar con el proyecto de clasificación de residuos.
Hay diferentes tipos de tachos, uno junta cartón limpio, otro yerba, residuos orgánicos, metal, vidrio y plástico. Los estudiantes trabajan en conjunto con la cooperativa de clasificadores de residuos que “lo que hace es que cuando nosotros clasificamos, ellos lo juntan y lo enfardan”, explicó uno de los estudiantes, Federico Moraes. Vale señalar que a la cooperativa entran cartones, plásticos y metales, “lo orgánico lo dividimos entre orgánicos comunes y yerba”.
“La cooperativa no levanta lo orgánico, por lo que nosotros se lo mandamos a la Escuela Melchora Cuenca, mientras que la yerba se separa y va a un taller de personas con capacidades diferentes, quienes realizan compost solamente con yerba”, explicó la docente Alejandra Puglia, quien junto con la docente Gisella Fachín, llevan adelante este proyecto.
El proyecto surgió hace tres años en la materia Seguridad, Operaciones en Laboratorio en donde se trabaja todo lo que tiene que ver con los residuos de laboratorio. “Ahí nació todo hace tres años y el proyecto se ha ido pasando de generación en generación; este año se hizo mayor difusión y pasamos a la implementación del proyecto”, añadió Puglia.

LOS COLORES Y LA CONCIENTIZACIÓN

“Como no había un código de colores prestablecidos, nosotros decidimos hacer el nuestro”, indicó la estudiante Ayelén Urruti. En este sentido, en el rojo se colocan los vidrios, en el azul los plásticos, en el amarillo los papeles y cartones, en el gris los metales y el verde es para lo orgánico. “Logramos una institución más limpia y amigable con el medio ambiente”, reconoció la alumna Xiomara Balderramos.
Asimismo, trabajan en conjunto con la cooperativa de clasificadores a través de la App que se lanzó en el mes de setiembre, denominada “Yo reciclo”.
El objetivo de este trabajo es concientizar a los sanduceros, y ahora ingresan en la etapa de implementación, por lo que se encuentran trabajando junto a Gestión Ambiental de la Intendencia Departamental. “Ellos llevan el CEB y nosotros llevamos nuestros códigos de colores para la clasificación, tratamos de implementar algo en conjunto”, señaló Puglia.
La concientización comenzó con los niños más pequeños, y ya han concurrido a la Escuela 4 en la mañana, a la 89, a los Liceos 4 y 2, en tanto tienen en mente concurrir a Paysandú Innova, a Touring y al Yacht Club.
Asimismo, se realizó concientización en los tres turnos del ITSP, por lo que un mes después realizaron una encuesta. La primera pregunta era si habían visto un cambio favorable en la institución luego de la concientización, “un 36% dijo que no y un 64% dijo que sí, pero dijeron que era poco el tiempo para ver un cambio radical más allá de que se veía más limpio”, explicó Balderramos. La otra pregunta era si los estudiantes habían colaborado con el cambio, aquí “un 29% dijo que no y un 71% dijo que sí”.

EL JUEGO

Al trabajar con niños, los estudiantes decidieron crear un juego, por lo que solicitaron colaboración de los estudiantes de informática y robótica. Santiago Salgado, alumno de primer año de robótica, explicó que el juego que está realizando es para Ceibalitas en base al Scratch, y consiste en que van cayendo elementos de las cinco clasificaciones y el participante debe juntarlos con una flecha. “Van obteniendo puntajes, la idea es hacer un ranking entre todos los que jueguen”, añadió el estudiante.
Por su parte, Juan Pablo Peculi –estudiante de informática– explicó que el juego que ellos están realizando es similar al de Salgado pero con la diferencia de que es una aplicación para celulares. “Se piensa que cuanto más puntos vas sumando, se van agregando tachos para ir sumando dificultad, cuantos más puntos sumes va en aumento la velocidad”, explicó el estudiante Nicolás Stagno.