Hacia atrás

Siempre se ha dicho que América Latina es la región del mundo más desigual y los números avalan ese comentario. Pese a algunos avances en su erradicación, la pobreza volverá a aumentar este año: el número de personas en esa situación llegaría a los 191 millones en una tendencia creciente desde 2014 y en medio de una convulsión que se expande por un continente “desigual”, según un informe divulgado esta semana por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Una proyección que el organismo presentó el jueves en el informe “Panorama Social de América Latina 2019” en el que quedó destacado un retroceso en la reducción de la pobreza y la pobreza extrema, esta última que afectaría a 72 millones de personas en la región.
“Entre 2012 y 2014 se produjo una disminución de pobreza y pobreza extrema. A partir del 2015 vemos que recrudece la pobreza y sobre todo la extrema pobreza”, explicó la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena. El alza de 2,3 puntos porcentuales de la pobreza entre 2014 y 2018 en el promedio regional se explica básicamente por el incremento registrado en Brasil y Venezuela, señaló el organismo.
La pobreza que padece América Latina es consecuencia de sus problemas estructurales. Los recortes en el gasto social, producto de ajustes fiscales, llevaron en algunos países el aumento del número de pobres. Pero sin ese ajuste fiscal, tan necesario para sanear una economía, a la larga podría hacer colapsar el sistema y la pobreza se expandiría con mayor ahínco.
América Latina, en donde está inmerso Uruguay, necesita de políticas duraderas y realistas, graduales y sin gobernantes que den bandazos. La inestabilidad demostrada en varias naciones hace imposible una seguridad económica, lo que supone también el alejamiento de las inversiones extranjeras y el desaliento al consumo.
En una región tan rica como la latinoamericana, resultan escandalosas estas cifras de pobreza e indigencia. Con los recursos y los alimentos que puede generar Latinoamérica, no hay excusas para no avanzar hacia un mayor bienestar general, para un mejor reparto, en el que todos, sin importar el estamento social, aporten lo suyo para tirar hacia adelante.
“En números absolutos, esperamos que en 2019 esta situación pueda empeorar aún más. De hecho hoy por hoy, hay 185 millones de personas pobres dentro de las cuales 66 están en extrema pobreza. En 2019 las proyecciones dan 191 millones en la pobreza y 72 en extrema pobreza, es decir, hay un recrudecimiento de la pobreza en 2019”, detalló Bárcena de la Cepal.
En porcentaje, casi un tercio (30,8%) de la población de América Latina y el Caribe se prevé que viva en la pobreza este año –frente al 30,1% que se encontraba en esa situación en 2018–, una tendencia al alza que se registra desde 2015. La pobreza extrema también alcanzaría al 11,5% de la población, frente al 10,7% que vivía en esa situación en 2018. El organismo indicó que es necesario avanzar en materia de derechos e igualdad que sirvan para generar modelos más integrales y con mejor protección social.
Actualmente, una de cada diez personas en la región vive en condiciones extremadamente pobres, lo que quiere decir que sus ingresos no le permiten subsistir. Por eso, la Cepal argumenta que la capacidad de los Estados para proveer garantías universales de protección social sigue siendo limitada. Y en este sentido, la exclusión golpea con más fuerza a quienes no realizaron cotizaciones para la vejez en el mercado formal de trabajo, y a quienes, por distintas circunstancias, quedan en una situación de vulnerabilidad. Esta vulnerabilidad depende principalmente del empleo, los beneficios públicos y otro tipo de ingresos complementarios, como pueden ser las remesas. Lo complejo es que la mayor parte de las personas con escasos recursos económicos vive del trabajo informal, lo que no les permite ahorrar para la jubilación ni tener un mínimo de estabilidad para enfrentar eventos como la enfermedad de un miembro de la familia o el nacimiento de nuevos hijos.
En diferentes países como Chile, Ecuador, Honduras, Haití, Colombia o Bolivia, la población se cansó de modelos que permiten y perduran la desigualdad, aunque algunos aprovechan para generar destrozos y hacer caer los gobiernos legítimamente elegidos por el pueblo.
“Es muy importante entender la oportunidad del descontento social para poder resolverlo estructuralmente, con medidas de mediano plazo como las que menciono: cambio en la estructura productiva y el cambio constitucional, pero también abordarlo con un paquete de medidas a corto plazo”, señaló Bárcena durante la presentación del informe. “¿Por qué hay desencanto en la región? No hay un solo factor. Hay un punto de quiebre en la continuidad de un modelo, un modelo que se asocia a décadas de concentración del ingreso, de la riqueza, de la tecnología”, agregó la secretaria ejecutiva de la Cepal.
Según cifras oficiales, Uruguay tiene un 8,1% de pobreza y 0,1% de indigencia. Frente a la región, está muy bien. El país se encuentra aún en buena posición para seguir combatiéndola. Si bien el déficit fiscal será una pesada carga para el próximo gobierno, igualmente hay que buscarle la vuelta para reducir aún más el número de pobres.