Barco ruso de investigación oceánográfica viaja en expedición científica a la Antártida

Una colonia de pinguinos captada desde estribor del barco científico.

Una expedición científica rusa a bordo del “Akademik Mstislav Keldysh”, un barco ruso de investigación oceanográfica, nave de suministro a los sumergibles rusos Mir, batiscafos rusos para la exploración oceánica y trabajos de salvamento, incorporados en 1987, se encuentra en ruta hacia la Antártida.
Realiza una “evaluación del estado actual de los complejos naturales del sector atlántico del Océano Austral y su variabilidad de diferentes períodos (ecosistemas, bioproductividad, hidrofísica, hidro y geoquímica)”, indicó a EL TELEGRAFO Dmitry Fofanov doctor en Física en el Instituto de Física y Tecnología de Moscú e ingeniero en robótica submarina de la Universidad Técnica Estatal N.E.Bauman de Moscú.
Con 35 años, ha trabajado como ingeniero en robots subacuáticos en Vladivostok, océano Pacífico; en diferentes asignaciones en Argentina, Cuba, Ecuador y Panamá. Paralelamente, como músico, integra el Ensamble Nacional Ruso, con el que realizó conciertos en Venezuela, Chile, Argentina, Cuba y México.
Su doctorado lo obtuvo con el tema de “Energía Kinética de la Corriente Circumpolar Antártica de la Antártida”. Se trata de la característica dominante de la circulación del océano Antártico. Gira en sentido oeste a Este, es decir, con la misma dirección del movimiento de rotación y es la única corriente austral que compensa el movimiento de Este a oeste de las corriente localizadas en la Zona Intertropical.

EVALUAR LOS ECOSISTEMAS EN EL OCÉANO ANTÁRTICO

La organización de la expedición es liderada por el Instituto de Oceanología, “en la búsqueda de nuevos resultados para evaluar el estado de los ecosistemas en el océano Antártico, mejorar la presencia rusa en el Hemisferio Sur y cumplir con las obligaciones internacionales de Rusia como parte del Tratado Antártico y la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos”, destaca Fofanov.
Tras partir a comienzos de diciembre del año pasado de Kalingrado, ciudad portuaria situada en un enclave en la desembocadura del río Pregel, que comunica con el lago del Vístula, y desemboca en el mar Báltico por el estrecho de Baltiysk, arribaron a Montevideo a comienzos de 2020. En nuestra capital se procedió a la prueba de equipos y tecnologías.
Luego, se hicieron a la mar rumbo a la región antártica, estableciendo como bases de comunicación periódica las ciudades de Punta Arenas en Argentina y Port Stanley, en Falkland Islands/Islas Malvinas.
Se llevan a cabo “estudios exhaustivos del ecosistema marino antártico y la interacción de las masas de agua en el sector atlántico de la Antártida, el mar de Escocia y el canal Drake”, subrayó el vocero en contacto directo desde el barco científico con EL TELEGRAFO.
“En la situación geopolítica actual, la tarea urgente es determinar las prioridades científicas para el desarrollo de la contribución de Rusia al estudio y la conservación de los ecosistemas marinos antárticos, lo que fortalecerá la posición nacional en virtud del Tratado Antártico y garantizará el cumplimiento de las obligaciones nacionales en virtud del Protocolo de Madrid del Tratado Antártico (1991) y la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), fundada en 1982. La expedición es interdisciplinaria con la participación de diez organizaciones de Rusia y financiación independiente de todas las organizaciones del Ministerio de Educación y Ciencia de Rusia”.

CINCO MESES DURANTE TRES AÑOS

La investigación se completará en tres años en períodos de cinco meses cada vez, entre diciembre y abril. Durante la primera parte de esta expedición “vimos manadas de ballenas y delfines, y también grandes pájaros nos acompañan todo el tiempo: petreles y albatros. Hicimos varias investigaciones en la parte norte de la corriente de Malvinas, donde se encuentra con la corriente brasileña. Nos acercamos al estrecho de Drake (separa América del Sur de la Antártida, entre el cabo de Hornos, Chile, y las islas Shetland del Sur, Antártida), pasando por el Cabo de Hornos, pero el trabajo comenzó un poco más tarde que lo previsto inicialmente, ya que la corriente y el viento en contra nos impedían entrar al estrecho”.
“En el área pasamos 10 días, estudiando la estructura de la Corriente Antártica Circumpolar, la distribución de nutrientes y parámetros del sistema de carbonatos, así como los componentes bacteriológicos y fitoplancton, clorofila-a y otros componentes bióticos del ecosistema”.
También capturaron krill utilizando la Red Bongo cuyo doble aro permite obtener dos muestras en cada testeo. “Esas muestras se utilizaron para determinar su procedencia en el sector sur del Atlántico. Luego, a través del estrecho de Bransfield, cruzamos hacia la parte norte del mar de Weddell, donde se comenzó a estudiar las especies autóctonas de krill. Estos estudios fueron complementados por otras especies de fauna, así como el estudio de componentes abióticos de los ecosistemas”, especialmente temperatura, luz, humedad, salinidad, presión y las corrientes.

ESTUDIOS EN BIOLOGÍA Y FÍSICA MARINA

“Se llevan a cabo laboratorios diarios en los que expertos en biología y física marina investigan las corrientes en el océano Antártico, la investigación del krill y el desarrollo de la caza de ballenas en el Atlántico Sur. A bordo hay muchos especialistas de más de 10 institutos rusos en todas las áreas de investigación oceánica”.
“De acuerdo al plan se realizaron 86 sondeos hidrológicos hasta el fondo para obtener una imagen detallada de la estructura hidrológica de las aguas en el estrecho de Bransfield. También trabajamos con Perfilador de Corriente Acústico Doppler (ADCP)”.
“Además, se seleccionaron 15 ubicaciones en las que se realizó un muestreo de los barómetros (mide la presión atmosférica) en función de la información sobre los sistemas frontales en el estrecho de Branskield”. El primero es el Frente Peninsular que separa el agua bien estratificada, relativamente cálida y de baja salinidad procedente del Mar de Bellingshausen del agua más homogénea, fría y salada procedente del Mar de Weddell. El segundo, el Frente de Bransfield que está relacionado con la Corriente de Bransfield y que discurre en dirección noreste a lo largo del talud de las Islas Shetland del Sur.
“Se realizó una amplia gama de análisis, incluída la determinación de los parámetros del sistema de carbonato de agua, nutrientes, metano, suspensión, clorofila a, bacterioplancton, fitoplancton, ADN ambiental y hongos marinos”. El “Akademik Mstislav Keldysh” continúa navegando y llevando a cabo investigaciones que los científicos consideran claves en diferentes aspectos.