Brasil se abre al mundo

Más allá de las reservas que nos puede generar un tipo como el presidente Jair Bolsonaro, lo concreto es que Brasil ha retomado con fuerza la senda del crecimiento sostenido, con buenas proyecciones para este año, entre ellas con la expectativa de reducir la deuda y el déficit. A su vez, ante la desidia del Mercosur y el deterioro de los lazos con Argentina, el otro actor fuerte de la región, los brasileños miran y se abren al mundo, como lo hacen en la búsqueda en fortalecer los tratos comerciales con India.
Bolsonaro planea visitar ese país la semana que viene con el objetivo de impulsar el comercio con un mercado en rápido crecimiento a medida. Con la expansión de India de alrededor del 7% anual durante los diez últimos años, Brasil ve un enorme potencial para sus exportaciones de alimentos y materias primas.
La apuesta es de grandes ribetes y otro ejemplo de que Brasil no suele andar con chiquitas. Brasil ve una oportunidad para aumentar los 7.000 millones de dólares en comercio bilateral anual con India a 25.000 millones en los próximos años. Debido a que India ha duplicado su ingreso per cápita en la última década y se encamina a superar a China en población, los indios representan un mercado potencial masivo para Brasil a medida que abre su economía al mundo.
Con esto, los brasileños van dejando mensajes al Mercosur, al que no le tolerará ningún retraso. Una advertencia para recordar en el caso de Uruguay y el futuro gobierno que comienza a funcionar a partir del 1º de marzo. “Queremos una mayor integración de Brasil en la economía mundial. Lo que vamos a hacer con Mercosur está en consonancia con esto. Pero todas las señales que hemos visto en las últimas semanas han sido malas”, comentó sin vueltas Marcos Troyjo, secretario especial de comercio exterior y relaciones internacionales del Ministerio de Economía de Brasil.
“No podemos permitir, como en el pasado, viajar a la velocidad de un convoy, donde la velocidad de todos está determinada por la velocidad del vehículo más lento”, añadió el jerarca respecto al bloque comercial regional que no termina de arrancar desde su misma fundación hace casi tres décadas.
Con Argentina, puntualmente, la cosa no será fácil, por eso Brasilia ha tomado rápidamente cartas en el asunto. “En 2019 las dos economías trabajaron juntas para impulsar un acuerdo comercial entre la unión aduanera del Mercosur y la Unión Europea, pero las relaciones se han deteriorado desde la elección de Alberto Fernández, cuya ideología es opuesta a la de Bolsonaro”, detalla un artículo de Bloomberg. Con el nuevo gobierno argentino y muchos políticos en la UE escépticos sobre el acuerdo, su futuro no está claro.
La movida brasileña para captar la mayor cantidad de atención del mundo incluye el Foro Económico Mundial de Davos, adonde el equipo económico de Bolsonaro acudirá antes de arribar a India. Su mensaje a los posibles inversores en Suiza será que Brasil ha logrado reformar su sistema de pensiones, en contraste con aquellos países que todavía están aumentando su gasto en prestaciones para la tercera edad. Brasil también quiere desarrollar su relación con China, pero ello no se reflejará en la firma de un acuerdo comercial.
Estas intenciones se complementan con un panorama fiscal que para este año y el próximo seguirá mejorando, según un resumen de proyecciones del sector privado divulgado por el Ministerio de Economía, lo que le da al gobierno más margen para cumplir sus objetivos de déficit.
El informe también mostró que los economistas han reducido sus proyecciones para la deuda bruta nacional de Brasil este año a un 78% del PBI, desde el 79%. Eso se mantendría estable en 2021.
Al igual que Luis Lacalle Pou, el próximo presidente de Uruguay, el gobierno de Bolsonaro impulsa avanzar en un TLC con Estados Unidos, una idea que acá se tuvo alguna vez la gran oportunidad de sellar, pero por tonta ideología, se dejó pasar el tren. Lo de Bolsonaro es todo lo contrario a Alberto Fernández en Argentina, quien acentuó el intervencionismo estatal y observa con recelo el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea, y es reacio a la apertura comercial con el mundo.
Para el caso uruguayo, lo mejor que se puede hacer es acercarse todo lo posible a Brasil, en vez de Argentina. El país bien puede caminar en esa apertura al mundo junto a los brasileños e incluso aplicarse a reformar el Mercosur, siempre tan comprimido y de escasos avances y mejoras. El bloque comercial se ha convertido en un corsé que no ha permitido dar pasos hacia un verdadero libre comercio.
Si Lacalle Pou decide darle un giro de verdad a la política comercial, debería fijarse sobre todo en las decisiones del vecino más grande, con sus reformas de perfil liberal que acentúan la apertura a otros mercados, sin ideologías y pensando en el bienestar de los pueblos.
Brasil, el que muchas veces le ha puesto el freno a Uruguay para que no se corte solo, es en definitiva la potencia regional. Nuestro tamaño y nuestra influencia nos obligan a aprovechar esta coyuntura para salir a buscar mercados, para que la frazada deje de ser corta: que sea una larga y que abrigue a todos.