El 7 de febrero es el último día para realizar declaraciones de movimientos de semillas

El próximo viernes 7 de febrero de 2020 es el último día para realizar las declaraciones de movimientos –o no movimientos– de semilla del actual período, comprendido entre el 1° de junio de 2019 y el 31 de enero de 2020.
Si aún no la ha realizado, desde el Instituto Nacional de Semillas (Inase), señalaron que es obligatoria y pasible de sanción en caso de no ser veraz o incumplir con el plazo para su presentación.
Deben realizarla plantas de procesamiento fijas y/o móviles que prestan el servicio y/o procesan para sí mismas; empresas que importan y venden semillas; empresas que producen y venden semillas; la reventa de semilla no debe ser declarada.
Por otro lado, las empresas inscriptas en el Registro General de Semilleristas (RGS) que aún no han actualizado sus datos en el sistema online, deben hacerlo a la brevedad.
“Mantener la información actualizada es fundamental para la gestión de nuestros servicios y es, a su vez, una obligación legal. Las empresas que no actualicen sus datos se verán afectadas en la tramitación de sus solicitudes” señalaron desde Inase.
SISTEMA DE CERTIFICACIÓN
El presidente del Instituto Nacional de Semillas, Pedro Queheille, destacó a Panorama Agrícola de Tardáguila Agromercados, el buen nivel de incorporación de productores al sistema de certificación.
Sobre esto, dijo que “se trabajó sin problemas en el 2019 en lo que tiene que ver con el abastecimiento de semilla certificada, fundamentalmente relacionado a 2 cultivos de gran importancia, como el de arroz y también el de la soja”.
En el arroz, el 95% de la semilla que se hizo es certificada, y es algo que se mantiene en los últimos años, no es de ahora, “con un sector que se caracteriza por la utilización de ese tipo de productos”.
“En soja venimos mejorando los volúmenes de semilla que se certifica, y hoy estamos entre un 30% y 40%, dependiendo de cómo venga, no solo con las áreas sino también con el factor climático y previo a la siembra de la soja, lo que se hizo fue un trabajo de relevamiento de los volúmenes de semilla que había en el mercado, no solo de certificada, sino también de comercial y de uso propio que tienen los productores para sus propias siembras” explicó.
“Desde un principio esos volúmenes nos daban que no iba a haber dificultades en el abastecimiento de semilla para la última zafra, como finalmente aconteció” afirmó.
“Que casi el 40% sea certificada para Inase es realmente importante porque significa que sin ser una especie que tenga certificación obligatoria, se está aumentando la cantidad de semilla certificada y va a seguir creciendo porque es un tipo de materia de calidad superior, calidad comprobada y que da garantías de germinación y pureza, sino también de genética” finalizó.
IMPORTANTE IMPACTO
Así como la guerra comercial determinó cambios en los flujos internacionales de soja, el acuerdo de Fase 1 que firmaron la semana pasada Estados Unidos y China tendrá un impacto importante y opuesto.
China se comprometió a importar desde Estados Unidos por un monto adicional de U$S 200.000 millones en los próximos dos años, incluyendo U$S 32.000 millones en productos agrícolas, entre ellos distintos tipos de carnes, granos y oleaginosos.
La soja es el principal producto en disputa. En 2017 –previo a la guerra comercial– Estados Unidos exportó casi 33 millones de toneladas de la oleaginosa a China, volumen que cayó entre 15-20 millones en medio de la disputa. Según proyecciones de Rabobank, esta corriente comercial ascendería a 38 millones de toneladas en 2020 y 48 millones en 2021.
“El gobierno chino seguramente diseñará un mecanismo para alentar a los molineros a comprar más porotos en Estados Unidos en vez de en Brasil”, dijo Rabobank.
Agregó que posibles medidas a tomar en este sentido podrían incluir, aunque no limitarse, a “subsidios, el uso de permisos de importación especiales para restringir orígenes, inspecciones estrictas y cuarentenas a la soja brasileña y, en el caso que sea necesario, compras directas por parte del Estado”, dijo Rabobank.
La institución financiera concluye que “en consecuencia, los riesgos de disputas comerciales con otros socios podrían aumentar” tras el acuerdo de Fase 1.
Los descuentos en los precios de la soja en América del Sur respecto a Chicago sin dudas serán mayores, dado que el principal importador mundial tendrá la orden de comprar más producto en Estados Unidos que en el Mercosur.