El agua, emergencia nacional

La histórica excelente calidad del agua potable de Uruguay ya puede ingresar al listado de mitos vernáculos. Con el arribo del verano y de la temporada turística por excelencia en nuestro país, la atención volvió a centrarse con fuerza en la calidad del agua y en la contaminación de los cursos fluviales, que muestran su ahora habitual manta verde de cianobacterias, con el peligro que eso conlleva tanto para salud de las personas, como para la actividad del turismo.
En estos 15 años de gobierno frenteamplista, que concluirán este 1º de marzo, poco se ha hecho al respecto si bien siempre ha habido voces que dieron el alarma y que han insistido sobre el punto. Nunca se fue a fondo y este resultará ser un legado negativo para la nueva administración que liderará Luis Lacalle Pou. Estamos ante un problema muy serio y se ocurre urgente modernizar el sistema de potabilización de agua en Uruguay, a la vez que se deberá ser más firme con la contaminación de los ríos y arroyos.
Como decíamos, el tema viene de hace tiempo. En una entrevista brindada en marzo de 2015, Daniel Panario, ingeniero agrónomo, profesor Grado 5 de la Facultad de Ciencias y un referente en este asunto, comentó que “casi todas” las tomas de agua superficiales de Uruguay enfrentan problemas de contaminación, y agregó que faltan controles estatales.
Consultado por si muchas tomas de agua se encontraban en riesgo, brindó una respuesta lapidaria: “Ni que hablar del río Negro, el río Uruguay de punta a punta, y el Río de la Plata, donde ya tenemos algas en Montevideo y Canelones. Están bien sobrepasados de fósforo y nitrógeno y están teniendo mayores problemas. La situación en los embalses del río Negro, por ejemplo, es terrible, se han muerto ovejas por tomar agua. Tienen sin duda problemas mucho más graves que el Santa Lucía. Son problemas vinculados al desarrollo agrícola, que es bastante descontrolado”.
Y esto fue dicho hace casi cinco años y la situación va de mal en peor. Las cianobacterias ya están instaladas, y van a perdurar hasta que no cambien las condiciones. Lo que debería conducir a un sincero debate sobre los agrotóxicos y su incidencia en la naturaleza. El país merece hablar con más honestidad sobre este tema, muchas veces soterrado por cuestiones económicas. Pero al final será como darse un disparo en el pie.
El designado ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte, por fortuna se ha mostrado sensible al respecto, al decir en una entrevista con Montevideo Portal que le preocupan mucho las cianobacterias, problema que sufrió en carne propia, porque se le murieron 23 novillos por tomar agua contaminada del lago del Palmar en el río Negro.
La industria química ha hecho lo suyo en el río Santa Lucía, curso fluvial clave para la capital y alrededores. Al aumentar la producción de químicos, con su impronta de arsénico, bario, cadmio, cromo, cobre, mercurio, níquel, plomo, hierro y zinc, hace que la gravedad haya ido en aumento.
Con este panorama, “es urgente modernizar el sistema de potabilización, porque estamos al borde de un precipicio. Y provoca estupor que un gobierno con 15 años en el poder y una década con las mejores condiciones económicas internacionales, que permitieron crecer como nunca, y con enorme recaudación fiscal, no haya hecho nada. Además de contar con mayorías absolutas en el Parlamento que le permitían sacar la ley que quisieran o decidir en los directorios a piacere”, señalaba con certeza un editorial del diario El País publicado en agosto pasado.
Lo paradójico de todo esto es que el presidente Tabaré Vázquez, antes de finalizar su mandato dentro de dos meses, le aconsejó al mandatario electo, Lacalle Pou, que se hiciera cargo del agua. Es decir, que acometa la problemática que no hizo él en dos períodos de gobiernos –10 años– y tampoco José Mujica en cinco años.
En el informe que dio a conocer Presidencia para pasárselo al gobierno entrante, se plantean algunas medidas para mitigar la contaminación del río; entre ellas, se propone crear un segundo reservorio para acopiar agua en Casupá (Florida), construir una planta de tratamiento terciario y otra de tratamiento y bombeo de agua como “alternativa” a la planta potabilizadora de Aguas Corrientes.
La intención de Vázquez es que sean incluidos en la ley de urgente consideración que tendrá cientos de artículos y se tratará a partir del 2º de marzo, según anunció Lacalle Pou. Ahora, cualquiera se puede preguntar por qué el actual presidente y su partido no enfrentaron el drama del agua con anterioridad y con mayor ahínco y decisión.
Ante esa ineptitud, Vázquez le pasa la pelota a su sucesor que, claro está, tendrá que abordar el problema con todas las fuerzas y toda la urgencia, mientras a la vez trata de reducir el déficit fiscal enorme que le deja el gobierno actual. Se trata de una cuestión vital, sin exageraciones. Agua turbia, agua con mal olor, agua con pésimo aspecto; ríos verdes, sucios, con basura. Uruguay es un país con agua en abundancia pero por momentos parece empeñado en acabar con su calidad.