Un sueño que se cumplió

El festival reunió 33 bandas uruguayas y argentinas.

Del viernes 7 al domingo 9 Paysandú vivió la primera edición del Carnival Fest Metal Camp, un gran festival centrado en el metal y el rock que reunió a 33 bandas, 11 por cada jornada. Nueve eran de Paysandú, y las restantes llegaron desde ciudades como Montevideo, Mercedes, Young, Artigas, Maldonado, Santa Lucía, Buenos Aires, Zárate, Concepción del Uruguay, y Rosario (Santa Fe, Argentina), para ser parte de una propuesta musical cuya magnitud no tenía antecedentes en nuestro país, en lo que respecta a estos generos musicales.
Más allá de lo musical, el festival ofrecía una zona de camping, con todos los servicios para una buena estadía, y otro sector con una feria en la que se encontraban puestos de comida y bebida, artesanías muy diversas, tatuajes, merchandising de las bandas, discos, remeras, videojuegos… Un importante trabajo de difusión a través de Internet logró reunir un importante público de amantes del metal y de la música en general, no solo de Paysandú sino desde diversos puntos de la región. Pasado el festival, los comentarios que circularon, de boca en boca y en las redes sociales, coincidieron en señalarlo como un momento histórico memorable para la música, con importantes proyecciones hacia el futuro.

ESFUERZO QUE DIO SUS FRUTOS

El festival fue organizado por la productora Distrito Norte, entre cuyos responsables hay integrantes de Ritual de Nacimiento, la banda sanducera que en agosto de 2019 viajó a Alemania para presentarse en el Wacken Open Air, el mayor festival de heavy metal del mundo. Ese viaje, precisamente, fue “el empujón final” para concretar la idea del festival sanducero, “que se venía manejando desde hacía varios años”, dice German Gazzano, integrante de la banda. “Con el viaje, y todo un trabajo de hormiga de la banda que fue sumando y teniendo sus frutos, llegó un momento en que tuvimos los contactos y los medios para hacerlo. Y la ayuda también de la Intendencia de Paysandú. Sin ellos no hubiéramos podido”. Destaca el apoyo de varios sponsors, “que siempre están ahí, apoyando”, y de las cervezas artesanales Bimba Bruder y Volcánica, “auspiciantes oficiales del evento, que llegaron a tener la misma importancia que la productora en todo ésto”. A todos, agradecen la confianza depositada en el proyecto.
Por parte de la producción, dicen, trabajaron “más de 20 personas, todos amigos nuestros, que dejaron el alma ahí. Cabe destacar que no tuvimos personal de ayuda. Tuvimos los medios, nos llevaron las cosas, pero nosotros hicimos todo, desde el primer hasta el último pozo. Y cuando nos fuimos dejamos el lugar como si no hubiera pasado nada”. Con el esfuerzo invertido, nunca dudaron que el emprendimiento sería un éxito. “Ahora, como todo, hacer el primero era un experimento social. No sabíamos si iba a ir 100, 500 o 1000 mil personas. Sabíamos que tenía las condiciones y la calidad para ser un evento de primer nivel, pero todo dependía del público”. La venta de entradas fue muy buena, y se llegaron a reunir unas 700 personas por jornada.

MUCHOS COSAS PARA DESTACAR

Los espectáculos musicales fueron una verdadera fiesta, con todas las bandas presentándose puntualmente, respetando a rajatabla el cronograma establecido y ofreciendo sus shows en las condiciones técnicas ideales, en un clima amigable y festivo, y ante un público variado. “La modalidad del fest metal camp es esa, es un campamento metálico. Convoca a toda esa gente que le gusta salir al aire libre a acampar, a disfrutar en familia. Y eso también se vio. Había muchos niños, e incluso gente adulta mayor que estuvo ahí, visitando el festival. Se disfrutó en familia, con amigos, con gente de la cual de repente la distancia a veces te separa. Esta fue una ocasión para juntarlos a todos”. Hubo quien viajó en moto desde Buenos Aires, sin conocer a nadie, para emprender el regreso con un montón de nuevos amigos y contactos. En otro caso, alguien vino desde Bagé, Río Grande del Sur, viajando más de 10 horas, en tres ómnibus diferentes.
Un aspecto que muchos comentarios han abordado son los precios que se manejaban en la feria, sumamente accesibles, especialmente en los puestos gastronómicos. Según los organizadores, fue planificado de esa manera pensando en la economía de quienes habían viajado desde lejos. Se ha destacado también el importante esfuerzo para mantener el predio limpio y prolijo en todo momento. “La temática de nuestra banda también involucra el cuidado del medio ambiente. Entonces tenemos que predicar dando el ejemplo”, dice Gazzano. La cerveza, por ejemplo, se vendía en vasos retornables, por los que se cobraban 50 pesos, “con el derecho a devolverlo, si querías. Si no, podías volver a levantar cerveza con el mismo vaso”.
Con esto se evitaban los residuos que generan los vasos descartables, “y además se podía llevar los retornables como souvenir, ya que había sido estampado con la fecha del Carnival”. La idea –inspirada en el Wacken Open Air– fue un gran éxito, al punto que los vasos reutilizables fueron insuficientes y finalmente hubo que usar algunos descartables. Se contaba además con un equipo de limpieza que recorría el lugar en forma permanente, agrega Jorge Rivero, guitarrista de Ritual de Nacimiento.
Otro aspecto muy cuidado fue la seguridad, aunque las tres jornadas transcurrieron sin el mínimo inconveniente. “La gente se comporta bien. Los metaleros son personas muy educadas, aunque a veces la apariencia como que no les juega a favor”, afirma Gazzano. La actitud respetuosa y amable de quienes asistían sorprendieron incluso a los vecinos de la zona, que luego lo comentaron a los organizadores.

HACIA EL FUTURO

Son muchas más las cosas que podrían escribirse de esta primera edición festival, que demostró como el sueño de un grupo de entusiastas puede hacerse realidad, a fuerza de voluntad y ganas. Sin duda, las impresiones de quienes fueron parte de esos mágicos momentos contribuirán a hacer que las futuras ediciones se materialicen. “Mucha gente está escribiendo ahora sobre esto, incluso de otros países”, dicen Gazzano y Rivero. “La repercusión es como una bomba: cuanto más grande, mayor es la onda expansiva. Llega un momento que se empieza a enterar gente de Brasil, de Argentina, y se empieza a interesar. Creemos que cada uno que fue, el año que viene va a volver con un amigo, o con dos. Ya casi que nos quedó chico el Guyunusa en esta ocasión, y el año que viene, viendo la repercusión que ha tenido, creemos que va a ser mucho más grande. Esperamos que sí”.