“Hoy voy a hacer historia”, dijo el hombre que hirió de un balazo a la gerente del Banco República

El encargado de la Unidad de Investigaciones, comisario mayor Wilson Valerio, junto al director de Seguridad, comisario mayor Juan Custodio, trabajando en la escena junto a demás efectivos.

“Herida de arma de fuego en flanco izquierdo sin hemorragia” fue el diagnóstico para la gerente de la sucursal Paysandú del Banco República que fue herida de un balazo por un hombre de 73 años, hecho ocurrido al mediodía de la víspera en la zona céntrica de la ciudad. Montserrat Möller Eugui, de 34 años, arribaba a la institución cuando fue interceptada por el cliente del banco quien –sin mediar palabra– le apuntó con un arma calibre .22 y le efectuó un disparo.
Como adelantara EL TELE–GRAFO en su versión web, la situación alarmó a quienes pasaban por el lugar, algunos que estaban a pocos metros en los cajeros automáticos y otros que hacían cola para esperar que la institución abriera por 18 de Julio.
Próximo a las 13, la gerente arribó a la institución como cada día a fin de comenzar la jornada laboral. Descendió del automóvil Mitsubishi, matrícula KDA 4118, que había dejado junto a la acera oeste, en el estacionamiento por calle Montevideo dispuesto para automóviles de jerarcas, y se dirigía a la vereda para entrar por la puerta exclusiva para funcionarios.
En ese momento, Möller Eugui fue interceptada por E.U. –un jubilado carente de antecedentes penales, que desde hace dos años mantiene un problema legal con el banco– quien le disparó en la zona del abdomen. Enseguida se informó al 911 de lo ocurrido, indicándose que se había escuchado una detonación, además de una mujer herida y un hombre con un arma en la mano.

AGUARDÓ DOS HORAS EN LA VEREDA DE ENFRENTE

El hombre fue visto llegar al centro alrededor de dos horas antes del hecho. Si bien cuenta con vehículo, arribó a pie, por lo que no se descarta que se haya trasladado desde Termas de Guaviyú –donde reside– a Paysandú en un ómnibus de recorrido interdepartamental.
Mientras esperaba que la entidad abriera sus puertas, o tal vez que la gerente llegara, aguardó en la vereda Este cerca del estacionamiento de motocicletas. Allí incluso conversó con algunas personas. Su actitud, según confiaron a EL TELEGRAFO, no denotaba nada extraño. Llevaba consigo un bolso de mano bajo el brazo izquierdo y las charlas que mantuvo fueron normales.
Sin embargo hubo una frase que luego de los acontecimientos tomó mayor protagonismo. “Hoy voy a hacer historia” le confió a un trabajador de la zona. Hasta ese momento, nadie podía imaginar que tales palabras escondieran su intención de herir o dar muerte a la gerente del Banco República.
Minutos pasadas las 12.30, Möller Eugui –oriunda de Dolores, Soriano– llegó a su trabajo en automóvil. El hombre la vio y cruzó la calle de improviso. “Me llamó la atención que se atravesó de una, llevando el bolso en la mano. Pensé que podría haberse caído alguien o pasado otra cosa por lo que lo seguí mirando. En eso la mujer (la gerente) trancó la puerta del auto y cuando iba a dar la vuelta por delante del auto para subir la vereda, medio parada adelante del farol, veo que éste sacó como un estuche, le apuntó de una y le disparó. Fue cuestión de segundos pero no podía creer lo que estaba viendo”, relató a este medio un testigo.
Tras recibir el balazo, Möller Eugui “se llevó la mano al abdomen y salió corriendo hacia la puerta de madera por la que el personal entra al banco”, continuó. La mujer, antes de bajar del auto, había tomado la tarjeta magnética con la que se les habilita el ingreso, por lo que aún herida alcanzó a deslizarla para abrir y entrar.
El atacante, en tanto, atinó a efectuar al menos dos disparos más pero el arma se trabó. “Se quedó parado mirando el revólver y era como que le decía cosas porque no le andaba”, indicó el testigo. Luego, se acercó a la rampa por la que se accede a los cajeros automáticos donde arrojó el arma y se sentó en el muro. “Estaba sentado, en posición normal, y se reía solo”, dijo.
A esa altura, lo ocurrido ya había sido notificado al 911. Por tanto, mientras personal del banco encontró caída y herida a Möller Eugui a centímetros de la puerta y pidieron el arribo de una ambulancia, un policía que estaba cumpliendo el servicio de 222 en la institución salió con el arma desenfundada en procura de dar con el heridor.
Para su sorpresa, el uniformado vio a un señor mayor sentado en el muro y el testigo, sin levantar sospechas, le hizo señas para darle a conocer que se trataba del atacante. El policía se le acercó, ya con apoyo de otro compañero, y lo tomó de los brazos para finalmente esposarlo y recuperar el arma. El agresor, asimismo, no presentó resistencia alguna y quedó en igual posición mientras esperaba que se realizara el procedimiento de rutina.
Casi de inmediato llegó una ambulancia de UCEM, cuyo personal se encargó de brindar los primeros auxilios a Möller Eugui y frenar el sangrado que presentaba, trasladándola así al servicio de emergencias de Comepa. Una vez ingresada, la gerente fue estabilizada y se la pasó al tomógrafo con el objetivo de conocer qué daños le causó el proyectil. En tanto, a la tarde, debió ser sometida a una intervención quirúrgica y su estado de salud fue diagnosticado como estable.
El heridor, por su parte, permanece detenido a disposición de la fiscal de turno, Estela Long, que lo interrogará hoy, así como recogerá otros testimonios y resultados de pruebas. No se descarta que en la jornada se realice la audiencia de formalización del septuagenario, a quien se le podrían imputar delitos de lesiones personales o bien un homicidio en grado de tentativa.

ENCADENADO AL BANCO

El atacante fue conocido públicamente en 2018 cuando hizo una protesta ante el Banco República, encadenándose. La mañana del 2 de julio, pasadas las 8, se presentó en el área donde están los cajeros automáticos –antes había escritorios para atención a los clientes–, y envuelto en el Pabellón Nacional se encadenó. En ese momento, entrevistado por EL TELEGRAFO contó que se había enterado de que el BROU le reclamaba “el pago de seis cuotas de un supuesto crédito del que había sacado a 18 cuotas”. Pero “la verdad –dijo en ese momento– es que jamás pedí ese crédito, jamás recibí la plata de ese supuesto crédito, jamás me descontaron las 18 cuotas que dicen haberme descontado. De pronto me entero de esto que para mí es una estafa del banco, hecha por ese sinvergüenza que ahora agarraron (haciendo alusión al exjerarca extraditado de Brasil)”.
Desde ese aviso “me empezaron a descontar compulsivamente mes a mes más de 10.000 pesos. He hecho cuanto trámite había para adentro del BROU para demostrar que yo no tengo nada que ver, que no pedí ese crédito y que no me lo dieron. Pero me empezaron a descontar porque cobro ahí la jubilación. Pero lo peor de todo es que no solamente me descontaron las 6 cuotas que ellos decían que yo debía, sino que siguieron y ahora llevo unas doce cuotas que me quitaron de mi jubilación. Mes a mes me están quitando plata que es mía, que me corresponde”.
“Puedo caer muerto acá, pero no me muevo”, había asegurado esa mañana antes de ser retirado por la Policía. “Me están robando estos sinvergüenzas. Yo de acá no me muevo. Si me muero acá no importa. ¡Estoy jugado!”, dijo entonces. Palabras que casi dos años después toman otro sentido al haber perpetrado al ataque contra una de las gerentes de la entidad.

Los clientes del Banco República hicieron fila como cada día hasta enterarse de que la institución permanecería cerrada.