Efecto “rebote”, solo con crédito e inversión

En estos días se inicia el gradual retorno a lo que ha sido denominado como una “nueva normalidad” en el país y en el mundo, como consecuencia de la pandemia del Covid 19, signada más que nada por el distanciamiento social para tratar de reducir la cadena de contagios en el mano a mano, y paralelamente, recuperar actividades clave para contener la profunda crisis económica que se ha globalizado.
La pandemia ha hecho revisar drásticamente todas las previsiones trazadas por largos estudios en cuanto a la evolución de la economía, el salario y el empleo en todo el mundo, desde que resulta imposible encapsular la crisis y hay una cadena de “contagios” también por el lado de la oferta, de la demanda y sus consecuencias en los precios, además de la cadena logística, la inversión, y la situación de empresas, con una incertidumbre e imprevisibilidad manifiesta en el presente y el futuro cercano, por decir lo menos. Estamos viviendo un momento histórico y nadie sabe a ciencia cierta qué pasará, cuál será el impacto real de las medidas tomadas y qué tan leve o profunda será la crisis que indefectiblemente tocará a todos los países del planeta, por lo que todo lo que se diga son solo especulaciones.
En el caso de nuestro país, recientemente la ministra de Economía y Finanzas, Ec. Azucena Arbeleche, al evaluar el panorama y las prioridades trastrocadas por la pandemia, dijo a El País, consultada sobre la repercusión de la crisis sanitaria en nuestra economía, que “es complejo realizar estimaciones” de una crisis económica y social, que tiene como origen una epidemia. La duración y el impacto de la epidemia no son conocidos, desde el gobierno se trabaja en tener las mejores proyecciones posibles, pero es complejo”.
Igualmente, expresó que como escenario base, se estima una caída del 3% del Producto Bruto Interno (PBI) para este año, en tanto “no hemos compartido cifras para 2021, lo haremos en ocasión de la ley de Presupuesto”.
A su vez respecto al tiempo estimado de recuperación, la secretaria de Estado expresó que “estamos trabajando para que esa recuperación sea lo más rápida y fuerte posible, que al final de esta crisis si bien habrá una caída aguda como estamos observando, que también tenga una recuperación aguda y lo más rápida posible. En ese sentido, estamos visualizando la evolución de la actividad en forma de ‘V’, una caída abrupta pero también una recuperación abrupta”.
En esta línea Arbeleche sostuvo que considera la posibilidad de que el tercer trimestre que viene también tenga un escenario negativo. “Por eso nos estamos guardando la posibilidad de seguir apuntalando con las medidas que hemos anunciado. Esa es la lógica con la que lo estamos viendo”, agregó.
Acerca de la mayor preocupación hoy en día señaló que es “sin dudas el empleo, porque el punto de partida es malo. Veníamos hablando en nuestro diagnóstico de ese punto de partida en el mercado laboral y el viernes 13 de marzo nos enteramos de que teníamos Covid-19 en Uruguay, con lo cual el desafío es doble”, y agregó que se busca “recuperar las fuentes de trabajo perdidas” y “generar así más empleo”.
“Por lo tanto, desde el Ministerio de Economía y Finanzas estamos trabajando para promover la inversión y tener más actividad. Estamos trabajando en tres ejes en simultáneo. El primero es atender la demanda sanitaria y también lo que tiene que ver con lo económico y dar liquidez para que las empresas subsistan”, indicó.
Asimismo expuso que al irse superando la crisis e irse retomando la actividad, a esa recuperación natural “se la tiene que apoyar y empujar con medidas fiscales concretas y ese es un segundo eje en el que estamos trabajando. El tercero ya es mirar un poco más allá y poner sobre la mesa las reformas necesarias para el mediano plazo. Es lo que hemos presentado con el proyecto de ley de urgente consideración”.
Consultada sobre cuáles son las medidas que piensa el gobierno para generar más empleo, consideró que “hay un paquete dinámico que hemos dado a conocer y en otros seguimos trabajando, pero cuyo objetivo es empujar la inversión, especialmente la inversión que es intensiva en mano de obra o que tiene un efecto derrame sobre otros sectores de la actividad que también generan empleo”, sostuvo la ministra de Economía.
Sin dudas la secretaria de Estado no dijo otra cosa que la que pueda decir cualquier gobernante con los pies sobre la tierra en esta encrucijada, por encima de posturas ideológicas y demagogia, en cuanto a que la única salida posible a la crisis y la consecuente creación de empleos pasa por la inversión, el tratar de crear condiciones para favorecerla en un momento en que la incertidumbre es generalizada, al desconocerse la forma en que pueda evolucionar la pandemia y la consecuente reanudación gradual de actividades. Pero además, la imprescindible inyección de fondos para la reactivación y la forma en que se instrumentará, desde que este es el quid del asunto.
Asimismo, es pertinente traer a colación que no hay acuerdo entre los economistas a nivel global respecto a cómo se dará la recuperación, porque mientras hay quienes evalúan que el mundo ya no será el mismo que el prepandemia y que la recuperación será lenta, otros apuestan a un “rebote” sustancial tras el virus, porque los factores que han creado esta crisis no son los mismos que la de 2008 y otras precedentes, cuando hubo elementos más difíciles de identificar y de corregir.
Tras la pandemia, y pese a que habría durante un tiempo un escenario de distanciamiento social que tendrá su mayor impacto sobre todo en la actividad turística y espectáculos masivos, entre otros, el contar con crédito disponible para hacer frente a la depresión inmediata tendría efecto removedor en un mundo que sale de la cuarentena, fuera obligatoria o voluntaria, y que una vez superado este factor, no cuesta mucho imaginar que la gran mayoría de actividades, con el impulso del crédito para apuntalar las empresas, irán normalizándose en un contexto distinto, por lo menos al principio, respecto al mundo anterior al virus.
En el caso de Uruguay, con un desempleo que antes de la epidemia ya superaba el 10 por ciento, se cuenta con vías de crédito disponibles que es de esperar se complementen con líneas especiales de organismos internacionales que se postulen para contribuir a la reactivación de la economía global, las que evidentemente deberán salir a luz lo antes posible cual Plan Marshall para generar un circuito virtuoso por la asociación capital-trabajo, recuperar dinamismo en la producción y el comercio, las cadenas de valor y la complementación económica.
Este flujo de recursos adicional es de esperar resulte suficiente para hacer que también Uruguay se favorezca y haya un “rebote” que nos permita recuperar calidad de vida y sobre todo generar fuentes de empleo formales, con empresas saneadas en lugar de las situaciones comprometidas que venían arrastrándose ya desde hace tiempo y que se han acentuado a grado extremo por el parate de actividades.