“Como país estamos perdiendo ganancias económicasimportantes por no regar en los cultivos de verano”

Ingeniero agrónomo Luis Giménez.

“Seguimos pensando que como país estamos perdiendo ganancias económicas importantes”, enfatizó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Luis Giménez, considerando también que “estamos perdiendo de generar fuentes de trabajo y de darle sostenibilidad a los sistemas productivos agrícolas y agrícolaganaderos, por no regar cultivos de verano.
El profesional, con una trayectoria de más de 20 años en la investigación en riego de cultivos en el país, desde la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, acotó que “la información está generada por la investigación y validada a nivel comercial. Por tanto, creemos que las autoridades gubernamentales deben mirar esos resultados y generar las formas de apoyar la instalación de sistemas de riego”.
El riego de cultivos, a nuestro entender, es una alternativa que aporta al concepto de la Intensificación Sostenible, donde siempre hay aspectos por mejorar, pero hay cosas que ya están muy claras y resta accionar con mayor intensidad y celeridad”, aclaró el hoy director de la Eemac.

LA INVESTIGACIÓN

En la línea de investigación de Riego en cultivos de verano, desarrollada en la Eemac de Facultad de Agronomía, “creemos que hemos cerrado una etapa bastante extensa de aproximadamente 20 años de duración, en la que estudiamos varios aspectos de la ecofisiología de los cultivos de verano, principalmente maíz y soja”.
En principio, Giménez recordó que cuando se comenzó a trabajar en riego de cultivos, en el país la información publicada “era muy escasa, exceptuando en arroz, que es otro tipo de riego. En arroz el riego es total durante todo el ciclo, en cambio el riego en el resto de los cultivos es suplementario y varía en cada situación de suelos, de clima y de cultivo”, explica.
Tal era la situación a inicios de la década del 2000, “que presentamos un proyecto de investigación en Riego de cultivos a un llamado FPTA de INIA y el resultado fue que el proyecto estaba muy bien elaborado, pero era impracticable, porque en el Litoral el riego era prácticamente inexistente”.
No obstante, en el Litoral, la variabilidad de los rendimientos de los cultivos de verano interanual “es enorme y esto está asociado al agua disponible para los cultivos. En años lluviosos, los rendimientos son mejores y en años secos los rendimientos disminuyen en forma significativa, a pesar de eso era imposible hablar de riego en cultivos durante esos años, porque se veía como inviable”.
Entiende que el corte era tan grueso, que en agricultura “la división clásica era años buenos y años malos. Como que se pudiera indicar toda la variabilidad climática en solo dos categorías bueno y malo, la causa de eso era que no había información para caracterizar climáticamente cada año de otra forma”.

AÑO BUENO Y AÑO MALO

En ese sentido, el primer tema a estudiar “fue cuantificar que implicaba un año bueno y un año malo. Se nos ocurrió hacer un ensayo con distintas estrategias de riego en el ciclo, es decir regar en diferentes etapas y comparar con un secano, ¿qué sucedió?, llovió durante todo el ciclo, salvo 20 días en la etapa vegetativa. Los resultados fueron casi similares entre las estrategias de riego y secano, porque sobró en el ciclo del cultivo”.
Giménez sostiene que “eso puede suceder en Uruguay, es decir que llueva durante todo el ciclo de los cultivos de verano, son muy pocos años que ocurre, pero a veces 1 año de cada 10. La pregunta a realizar en esa situación fue: ¿es habitual qué llueva durante todo el ciclo en cultivos de verano?, y la respuesta es claramente no”.
En Uruguay “no hay ninguna etapa del año, que sea lluviosa, ni seca, todo es variable en relación a las lluvias, altamente variable, en cualquier época del año. Pero los requerimientos de agua de los cultivos no son tan variables, son relativamente estables y además son elevados si los comparamos con las precipitaciones efectivas”. En esa etapa, la pregunta inicial “que nos hicimos fue: ¿cómo investigamos las pérdidas de rendimiento con esa variabilidad de las lluvias?. Y había dos respuestas, hacer ensayos durante muchos años, que permitiera abarcar toda la variabilidad de lluvias y para eso en general no hay financiamiento, o la segunda opción, independizarnos de las lluvias. ¿Cómo?, interceptando las precipitaciones”.
De esa manera, el especialista en riego entiende que “podíamos saber cuál era la respuesta del cultivo ante situaciones de deficiencias hídricas en diferentes etapas del ciclo, en pocos años”.

TRABAJO TERRIBLE

Para concretar ese objetivo con la variabilidad de las precipitaciones “es un trabajo terrible”, enfatiza Luis Giménez. Interceptar las lluvias es muy difícil y por eso nuestra tesis doctoral fue en ese tema, intentar cuantificar cuanto estamos perdiendo por deficiencias hídricas en la producción de granos de verano, principalmente en maíz y soja”.
Durante cuatro años, “interceptamos casi todas las lluvias de verano en maíz y soja, utilizamos carpas de lona y estructuras de acero, colocadas en los cultivos antes de las lluvias y extraídas inmediatamente después. De esa manera, comparando contra un cultivo regado en todo el ciclo, logramos saber cuánto se pierde de grano por deficiencias hídricas en diferentes etapas del ciclo en las que provocamos deficiencias hídricas, interceptando las precipitaciones”. Además, esta investigación “nos permitió saber qué importancia tenía por ejemplo el periodo crítico de cada cultivo, en relación a las condiciones hídricas. Entonces avanzamos bastante en aquella clasificación muy primaria de años buenos y malos, por desarrollar balances hídricos de suelo de paso diario con diferentes manejos del agua”.
“Tenemos balances hídricos de 20 años con diferentes tratamientos de manejo del agua. Avanzamos en saber cuánto consumían de agua los cultivos en diferentes años, cuanto consumían con deficiencias hídricas en una etapa o en otra”.
En secano, en el 90% de los años hay deficiencias hídricas, “lo que no sabemos es en qué etapa del ciclo se provoca la deficiencia y cuál es la intensidad de la misma, pero las deficiencias hídricas son normales en nuestra situación productiva de cultivos de verano”, acotó el profesional.
“Y son muy pocos los años en que no hay deficiencias, en general son años malos para producir granos de verano, porque hay muy baja radiación solar, pero por suerte eso ocurre muy poco, porque para los excesos hídricos no hay solución, pero para las deficiencias sí hay solución, y es regar”, dijo.

TODO MUY VARIABLE

Otro aspecto visualizado, “es la baja repetibilidad de la variabilidad de las condiciones hídricas, en síntesis es todo muy variable y no hay un padrón de deficiencias hídricas”, explica Giménez.
A nivel internacional, en relación a pronósticos “se ha avanzado en determinar con anterioridad si el fenómeno de El Niño Oscilación Sur (ENOS) ocurre, es decir los años pueden ser Niño, Niña o Neutros, que en definitiva son años con precipitaciones superiores al promedio, por debajo o similares al promedio, respectivamente”.
Pero también hay variabilidad en esto, “ya que puede ser un año Niño débil o fuerte, y tampoco se posee mucha precisión, en qué fecha comienzan y cuando finaliza la fase ENOS”.
En la actualidad, “hay bastante precisión en los pronósticos de corto plazo de 3 o 4 días, pero aún en el largo plazo la precisión es baja en los aspectos mencionados. El corto plazo ayuda poco en los cultivos de verano que tienen ciclos con una duración de 120 a 150 días”, aclara.