Crearon coordinadora de sindicatos de Ancap en defensa del organismo

En el local de Fancap, se nuclearon los sindicatos afines al ente energético.

En el local de Federación Ancap (Fancap), los sindicatos de la industria vinculados a Ancap participaron en un encuentro nacional, en reclamo de la reactivación de las plantas y el desarrollo productivo del país, luego de una presentación similar efectuada en Bella Unión y Montevideo.
El presidente de Fancap filial Paysandú, Eduardo Zabala, explicó que la alianza de gremios “se conforma ahora como un único brazo para hacer frente a lo que se viene”. El ente energético “trabaja sin altibajos, tanto en el área del combustible como en la industria del cemento. El proyecto de ALUR está parado por mantenimiento, pero trabaja prácticamente sin ninguna sorpresa. Lo complicado es lo que se viene con la legislación y es un impulso privatizador. Es nocivo para los trabajadores y la sociedad”. A pesar del acuerdo político que retiró de la Ley de Urgente Consideración (LUC) los artículos referidos al monopolio de los combustibles, “se deja una ventana abierta al futuro en manos de la Ursea para que tome decisiones”.

CAÑA DE AZÚCAR

En representación del Sindicato de Obreros de la Caña de Azúcar (SOCA), Ruben Rodríguez, recordó que en oportunidad de una visita del presidente Lacalle Pou a Bella Unión, “dijo que apoya la continuidad de la industria, pero los directores del ente dicen otra cosa. No tenemos claro hacia donde vamos”.
El dirigente señaló a EL TELEGRAFO que “también producimos alcohol y estamos en problemas porque bajaron las venta. Hoy están subiendo y nos favorece, pero no íbamos a hacer alcohol. La fábrica no está establecida para no hacerlo y no puede ser toda la producción de azúcar porque demoraríamos siete meses. La caña puede perderse y por eso negociamos. Estamos frente a una zafra tranquila, pero las expectativas para el futuro son preocupantes”.
Rodríguez informó que la gerencia confirmó el sistema del tres por uno, “o sea, si se retiran tres trabajadores, toman uno. En la industria eso es difícil, porque es un proceso continuo. También nos preocupa el futuro. Sabemos que somos subsidiados y a veces no alcanza”. Reconoció los cuestionamientos a los subsidios en Uruguay, “porque miran solo los pesos pero no miran todo lo demás. Tenemos que demostrar que es un proyecto social, pero también es bueno para el país. Si hoy no hubiera protección y no estuviéramos produciendo azúcar, estoy seguro que estaría a otro precio porque quedaríamos pendientes del mercado”.
Ejemplificó que “todos hablan de Chile. Allí desmantelaron la industria azucarera y tuvieron que retomarla porque el precio se fue tan alto, que hacer azúcar de remolacha –que es más caro– resultó más barato que el precio que estaba en el mercado. Y eso puede pasarnos a nosotros. Todo eso debemos discutirlo, pero no tenemos ámbito porque este gobierno no habla con los trabajadores y sí lo hace con los productores”.
Las plantaciones se ubican en Bella Unión y algunas en Belén. “Hay 1.400 cortadores de caña, son 600 trabajadores de la industria y 400 productores. Decimos que en torno a la plantación de caña de azúcar hay 3.500 personas, más los indirectos. En Bella Unión, unas 8.000 personas dependen de su producción”, aseguró.

ALUR

ALUR está parada “por sobre stock. Bajaron las ventas por la pandemia y afectó la empresa. En nuestro caso, tenemos otra producción con el grano, que puede guardarse, a diferencia de la zafra de la caña de azúcar que empezó el 20 de mayo”, dijo el dirigente Christian Pintos.
A mediados de marzo y tras la declaración de la pandemia, “el Sinae nos declaró como empresa indispensable para la producción de alcohol en gel. En Uruguay no había lo necesario, e ingresaba por la frontera y los países de la región tenían la misma problemática. Es así que volvió a montarse la planta de CABA, cerrada desde 2018, y con la producción en Paysandú se logró abastecer la demanda. En el mercado se usa alcohol hecho en Paysandú, pero para la producción de la empresa es algo mínimo y ante la baja en la venta de combustibles, nos tocó parar a nosotros todo el mes de junio y habrá una parada técnica para mantenimiento en julio”. La idea de la coordinadora surgió el año pasado en defensa de la industria cementera. “Alur fue la primera en hacer uso de la herramienta porque había posibilidades que la planta se detuviera por cuatro o cinco meses y por negociaciones con el Sindicato de Trabajadores de la Industria Química (STIQ), acordamos parar dos meses”, precisó.

SUNCA

Los sindicatos de la industria, como la construcción o los metalúrgicos, visualizan un “panorama complejo con la LUC y la Rendición de Cuentas que juega un papel importante fundamentalmente para nuestra industria”, dijo el dirigente del Sunca, Carlos González.
“Las inversiones públicas para nosotros son todo, porque de eso depende que tengamos trabajo. En cuanto a la LUC, el movimiento sindical está unido en su rechazo y en caso de necesitarse un plebiscito, contará con el apoyo de los gremios”, aseguró.

FUECYS

La Federación Uruguaya de Empleados del Comercio y Servicios forma parte de esta coordinadora. El dirigente local e integrante de la dirección nacional, Carlos Meléndrez, explicó que los afiliados corresponden a servicios y áreas verdes que se desempeñan en Ancap. “Son sindicatos nuevos y participamos en esta instancia para actuar en común, ante un ataque a las empresas tercerizadas para mantener las fuentes laborales”.

DESARROLLO PRODUCTIVO

Según el coordinador del Departamento de desarrollo productivo del Pit Cnt, Danilo Dárdano, “las empresas públicas en general, pero en particular Ancap, deben seguir cumpliendo un rol en varias cuestiones. En compras públicas es fundamental. Hay pequeñas y medianas empresas de Uruguay que dependen de lo que le venden a Ancap, tanto equipos como servicios”. Explicó que “a partir del planteo de la LUC, hay un margen de unos 180 días para armar una comisión de expertos que estudie el tema. Si no le damos una espalda grande a la defensa de las empresas públicas, podemos tener un grave problema nacional”.
Consultado sobre los polémicos resultados de las gestiones públicas de algunos entes, Dárdano reconoció la necesidad de mejorar este aspecto. “El tema es qué entendemos por gestión. Entendemos que las empresas públicas tienen que ser bien gestionadas, pero tengo mis discrepancias con que siempre deban dar ganancias. No están para lucrar. Ahora, estamos de acuerdo en que deben tener las cuentas estabilizadas. Si hay que bajar costos, discutiremos si son razonables, pero no al boleo”. En su opinión, “hay sectores políticos que horadan desde hace mucho tiempo el tema del ser público. Eso parece que significara ser ineficiente y vago. Pueden haber casos, pero también hay en el ámbito privado. Y me vienen los ejemplos de Fripur o Dancotex. Eran empresas privadas que recibieron premios y mucho apoyo del Estado”.