La larga travesía del venezolano que busca trabajo en Paysandú

Jonny Parra, sentado en la entrada de la terminal, está a la espera de conseguir un trabajo en Paysandú.

“Soy de Venezuela. No vine a robar. Solo necesito un empleo para poder ayudar a mi familia”. Así reza el cartel que porta el venezolano Jonny Parra, de 34 años, quien desde el sábado pasado se encuentra en Paysandú en la búsqueda de trabajo. Su larga travesía, que lleva ya dos años desde la salida de su tierra natal, lo depositó en la ciudad luego de venir caminando –con algunos tramos haciendo dedo– desde Rivera.
Como millones de venezolanos que han escapado del régimen chavista del presidente Nicolás Maduro, Parra –nacido en Yarucuy– decidió abandonar el trabajo en la Marina para soñar con otro futuro fuera de su país: comenzó la aventura en Colombia, para luego pasar por Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina, hasta cruzar a Uruguay el pasado 4 de enero.
Atrás quedaron familiares y, en especial, su hija de dos años, que al dejar Venezuela apenas llevaba cinco días de nacida. En Perú estuvo un año, donde se convirtió en técnico en celular y especialista en pantalla, pero se marchó por la “xenofobia hacia los venezolanos”. “Dicen que somos burritos para trabajar y que les estamos quitando trabajo a ellos”, relató Parra a EL TELEGRAFO, sentado a la entrada del Shopping Terminal.
A nuestro país ingresó por el puente internacional que une Colón con Paysandú y tres días después se presentó en Montevideo, en calidad de refugiado. En la capital, con la ayuda de las oenegés Manos Veneguayas e Idas y Vueltas, y de la Organización Internacional para las Migraciones, logró obtener el documento de identidad y el carné de salud.
En Montevideo consiguió “una changa” que le permitió mantenerse y vivir en una pensión, pero al tiempo se quedó sin ese sustento y debió abandonar el alojamiento. “Llegó un momento que me desesperé porque tengo que mandarle dinero a mi familia. Tengo una niña que va a cumplir dos años. A veces me agarra un poco de depresión, pero qué más. Por ella me vine y por ella tengo que luchar”, dijo Parra.
Entonces, “me puse la maleta en el lomo y salí a caminar, me senté un rato en una plaza y me dije: ‘acá no me puedo quedar’; Montevideo es muy violenta por la noche. Prefiero irme caminando por los departamentos, y así pasé por Canelones, Florida, Durazno hasta que llegué a Rivera, donde fue un caos”, continuó el venezolano. Allí incluso le robaron; entre otras cosas, se llevaron su celular. Y ahora tiene otro, “regalo de una señora”.
Desechada la idea de buscar trabajo en suelo riverense, emprendió rumbo al Litoral, acortando camino –donde el 15 de mayo pasado cumplió años–, evitando las rutas tradicionales. Pasó primero por Salto y desde ahí, se vino a Paysandú. Casi siempre caminando. En total, desde la partida de Montevideo, anduvo unos 700 kilómetros, aunque a veces se benefició de “algún aventón”.
A la ciudad llegó el sábado por la noche, en el último punto de su largo y dinámico itinerario. Casi todas las noches durmió acurrucado en una de las puertas de la Basílica, aunque pudo disfrutar de un techo por solidaridad de una mujer. “Anoche llegó una señora y me ofreció su casa, para que duerma ahí. Además, me eché un bañito de agua caliente”, contó.
La intención de Parra, claro está, es hallar una ocupación que le permita vivir y dejar de moverse, al menos por un buen tiempo. “Si me dan laburo me quedo aquí, con el favor de Dios. Si no, tengo que seguir y cruzar frontera, no me queda otra”, aseveró.
Parra reflexionó acerca de lo que sucede en Venezuela, sumida en una profunda crisis económica, política y social. “Mi tierra es bendita pero está mal administrada por una persona (el presidente Maduro) que solo se interesa por el bolsillo de él. Siempre fui neutral, nunca me gustó votar. (Hugo) Chávez hizo muchas cosas malas, no lo niego, pero tampoco niego que hizo muchas cosas buenas. Pero el que está ahorita, ese señor, no ha hecho nada bueno. Está destruyendo un país hermoso”, enfatizó. Y concluyó con un deseo que lleva bien adentro: “Le pido a Dios desde que salí que me permita morir donde nací. Sería lo más bello”.