Dos locales comerciales quedaron destruidos en su totalidad y otros cinco sufrieron afectaciones de distinta entidad tras un voraz incendio registrado en el centro sanducero. Un equipo de EL TELEGRAFO realizó la cobertura del hecho que fue repicada a nivel nacional e internacional.
Apenas pasadas las 4 de la mañana a través del 911 local se tomó conocimiento de un incendio en el depósito de la tienda Chic Parisien e Indian, emplazada en pleno centro sanducero. El lugar, donde antiguamente se encontraba el famoso Pasaje Laurenzo (antes Mueblería Laurenzo), que daba hacia calle Florida –entre 19 de Abril y Dr. Luis Alberto de Herrera– ardía en llamas en su interior. Ante la premura del caso, una dotación de Bomberos partió al lugar dando comienzo así a la batalla contra el fuego. A la labor, se sumó un bombero voluntario que, de acuerdo a vecinos que presenciaron la escena, llegó en su automóvil particular con una manguera para conectar en la autobomba y poder colaborar con sus compañeros.
La alta combustión de los materiales, tomándose en cuenta que se trataba de una estructura de tamaño considerable, conteniendo prendas de vestir, cajas, cartones, telas, sumado a los tirantes y pretiles de madera del viejo edificio, fue más que justa para que el incendio se catalogara como de “situación descontrolada”.
Si bien no llegaba a verse claramente qué pasaba en el interior, debido a que las persianas metálicas permanecían bajas, los bomberos habían abierto la puerta de escape para desde allí poder lanzar agua hacia adentro. Mientras algunos se dedicaban a esa tarea, otros hacían maniobras similares pero en dirección a la planta alta. El jefe de Bomberos de Paysandú, oficial Manuel Islas participó activamente en las tareas de extinción, así como supervisó y dio indicaciones, evaluando la situación a medida que transcurrían los minutos, para atacar las llamas de la forma más efectiva.
En una de las tantas idas de Islas hacia el frente del comercio, por calle 18 de Julio, notó que el fuego había recorrido varios metros, tal vez unos 70 de manera lineal por dentro del edificio, por lo que ordenó que la autobomba fuera trasladada hacia esa zona para poder combatir el incendio desde ese frente.
Explosiones, derrumbe y caos
Bastaron unos minutos para que quienes estaban a metros del frente del local comenzaran a escuchar explosiones. Se trataba del ruido por las chapas de cinc del techo que iban cediendo al fuego, así como la destrucción de todo lo que estaba en su camino.
Podía percibirse en el rostro de los bomberos y los policías que estaban cuidando el perímetro para evitar el ingreso de personas ante eventuales accidentes, por el aumento de la temperatura que provenía desde el interior de la estructura. De inmediato, la vidriera se tornó negra –ante una densa humareda– y la temperatura elevada causó el estallido de los vidrios. Al caerse, una negra nube quedó sobre la semipeatonal oscureciendo todo a la vista. El viento, que por momentos soplaba hacia el oeste, logró disiparla y se volvió a trabajar con una mejor visibilidad.
En ese momento, cuando el fuego parecía incotrolable, se informó en voz alta a la Policía que despejaran el ingreso por 18 de Julio desde Dr. De Herrera, ya que llegaban refuerzos pertenecientes a la ciudad de Colón, Entre Ríos, que cruzaron el puente internacional a bordo de una autobomba con 4.000 litros de agua y una unidad de reabastecimiento con 13.000 litros más.
Un total de 8 bomberos voluntarios, que en la actualidad constituyen el 85% de la fuerza de bomberos de esa ciudad, se pusieron a la orden del jefe Islas, que les indicó qué estaban necesitando y dónde ubicarse. Complemente coordinados, mientras uno conectaban las mangueras, otros se dedicaron al armado de una pileta de abastecimiento, equipamiento para intervenir con mayor eficacia en incendios de grandes dimensiones, y así poder brindar agua al resto de las bombas.
Mientras tanto, la Policía perteneciente a la Comisaría Primera y la Unidad de Respuesta Policial, exhortaban a algunos responsables de comercios de la cuadra afectada a que abandonaran las instalaciones. El nerviosismo de los uniformados se notaba, ya que su tarea era el resguardo de la integridad de quienes estaban cerca. Los propietarios y colaboradores de una joyería ubicada a pocos metros pidieron entrar para retirar sus piezas y si bien se les permitió, se les tuvo que pedir en más de una ocasión que desistieran de su tarea, lo que incluso fue solicitado por el Jefe de Policía, Eduar Alvez, que se constituyó en la escena.
La ardua labor de Bomberos –entre ellos jóvenes voluntarios de Paysandú– se extendió durante varias horas más; asimismo arribó personal del destacamento de Salto donde funciona además la sede regional de Bomberos. Una vez controladas las llamas comenzó el trabajo de enfriamiento y vigilancia de focos pequeños que estaban activos dentro del lugar donde se erigían los comercios Chic Parisien-Indian, el bazar Reincar y parcialmente la papelería y juguetería ABC. Además, otros locales cercanos presentaron daños menores, entre ellos una pared del Gran Hotel Paysandú, que fue desalojado por precaución mientras duraba el operativo.
Derrumbaron la fachada
El fuego redujo a escombros las estructuras del antiguo Pasaje Laurenzo, donde inicialmente funcionó una mueblería, cuyo giro se apreciaba en la misma fachada, que hubo que tirar abajo de forma controlada, ya que la parte más alta estaba a punto de caer.
Se contó con la colaboración de técnicos de la Intendencia departamental, cuyo máximo jerarca, Nicolás Olivera, había estado horas antes en el lugar, poniéndose a disposición.
El director general de Obras, ingeniero civil Horacio Mársico, concurrió con profesionales de su área para evaluar junto a Bomberos las posibilidades para el derrumbe controlado, que se realizó próximo a las 18.